lunes, 13 de diciembre de 2010

Identidad

Es un concepto complejo y dinámico pero no por eso menos estable en su construcción social y cultural.
Cuando estábamos siendo país, los paisanos de las provincias renegaban de ser argentinos porque esta palabra se emparentaba con la traición temprana del puerto bonaerense.
Además el localismo provinciano y/o regional superaba largamente a la idea de Nación.
Mariano Moreno, Manuel Alberti, Bernardo de Monteagudo, José de San Martín, Manuel Belgrano, Martín M. de Güemes, batallaban incansablemente por una Patria libre de toda dominación extranjera.
Para ellos mas allá del método institucional final, orientales, paraguayos, peruanos, bolivianos, chilenos, eran parte de un mismo proyecto territorial, cultural, social y económico.

No olvidaban que los imperios de la época(España, Gran Bretaña, Portugal y Francia) en decadencia o nacientes aspiraban largamente a la conquista y colonización de la América del Sud.
Entre 1810 y 1820, las guerras por la independencia "ocultaron" las antinomias ya instaladas desde la misma Revolución de Mayo.
Una de ellas la que luego protagonizaría sesenta años de guerra civil entre 1820 y 1880, larvada se filtraba entre los ejércitos patriotas.
Era el federalismo artiguista contra el centralismo porteño liberal bonaerense.
Bernardino Rivadavia fundador del Partido del Orden,( Ingeniero tome nota) y Manuel J. García, Diego de Alvear, y el Foreign Office británico, jugaban su proyecto atomizador.

La identidad, el ser argentino aún estaba en plena búsqueda dentro de las almas mestizas, en las etnias, en los afroamericanos, en los paisanos, en un mosaico heterogéneo que iba asimilando de batalla en batalla quien era el enemigo de adentro y de afuera.
Los caudillos se encargarían por décadas de resistir con su razón identitaria junto a las montoneras federales (y no sin contradicciones) a la elite intelectual bonaerense y sus ejecutores tanto políticos como militares.

Será por eso que Bernardino Rivadavia tiene el honor de haber iniciado la deuda externa en la Argentina y por eso lleva su nombre el sillón de l@s president@s; o el general Lavalle quien derrocó el gobierno constitucional y democrático de la provincia de Buenos Aires, y fusiló a su gobernador, Manuel Dorrego, merece una estatua frente al Palacio de Justicia de la Nación.
Será por eso que Diego de Alvear tien estatura de prócer luego de haber ofrecido estas tierras al Imperio Británico.

La identidad también puede ser a partir de la mirada del otro.
El nosotros colectivo y popular encarnado por el sujeto pueblo es desde la antinomia con las clases dominantes y sus adherentes colonizados, no importa a qué sector social pertenezcan, ni en que tiempo histórico los ubiquemos.
Los idiotas útiles, los cipayos, los traidores siempre brotan del lado utilitario.
La Historia debe desmonumentar tanta memoria manipulada.
Es una tarea militante, y en ella nos comprometemos.

GB

2 comentarios:

  1. Nunca mejor utilizado el término "maestro". Por que fuiste, sos y serás el mio.
    Pregunta central ¿qué es una revolución? ¿hasta qué punto se puede utilizar esa categoría para denominar a los sucesos transcurridos en Mayo de 1810?. ¿Cómo historiadores, no debieramos redefinir algunas nociones básicas? Digo, para no seguir repitiendo como loros.

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  2. Debe ser parte de neustra tarea cotidiana trabajar redefiniendo conceptos.
    Ocurre que mas allá de los academicismos naturales de la profesión el Pueblo también nombra.
    Si no pensemos en el Bicentenario y en las millones de almas que hicieron una revolución durante cuatro días.
    El imagianrios social construye (lo necesita) su historia mas allá de los que podamos decir humildemente nosotros; que sirve seguro, pero en las grandes gestas nacionales en términos generales el Pueblo sabe de qué se trató.
    GB

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