lunes, 25 de abril de 2011

Juan Manuel Urtubey

El compañero gobernador recientemente electo con un caudal de votos importantísimo, recibió a Vargas Llosa en su provincia natal.
Se fotografió con él, seguramente habló de literatura y/o política con el escribidor y luego lo invitó a pasear por los Valles Calchaquíes.
Pensará el compañero gobernador (que justo es decirlo reconoció el triunfo electoral gracias a la ayuda del gobierno nacional en la persona de la presidenta), que a futuro o a presente, La Nación y Clarín le aplaudirán este gesto impregnado de democracia, libre expresión y no veto a Vargas.
O quizás, pensará, que el peronismo puede sintetizarse en estos tiempos con la derecha neoliberal, que son justo en estos tiempos los momentos de congraciarse con Ellos, los hacedores del Chile de Pinochet o de la Argentina de Videla o los populismos de Reagan y Thatcher.
Pensará el compañero que Vargas tiene recetas ortodoxas para resolver los problemas sociales de sus pueblos originarios en el norte salteño.
O que, bienmirado, los votos perdidos a futuro con el Secretario General de la CGT, Hugo Moyano, se recuperarán con la foto abrazado a Vargas.

Quien sabe, la imágen del jóven dirigente salteño habrá crecido en el seno del movimiento nacional de cara a próximas contiendas políticas.
O finalmente quien escribe estas palabras tiene la esperanza que le haya explicado al decidor que Néstor y Cristina no son inexplicables para la gran mayoría del pueblo argentino, y que fueron consagrados por el voto popular y que no hace falta regresar a ningúna lado en particular tal como pregonó Vargas para alejarse de este Modelo social.

Fuí a ver Revolución, y es altamente recomendable, por puesta en escena, guión, actuación, rigor histórico, y emoción.
Me quedó una frase de San Martín, al descubrir que un fraile resulta ser un traidor que le pasa mensajes a los godos:

Vocifera vengador el general: ¡"Cuántos escorpiones quedan todavía bajo las piedras, eh!, cuántos.!"

Tras esta pequeña disgresión, que no es tal, me pregunto para cuando la foto con Fernando Savater, digo, para evitar celos y redondear la imágen culta y sapiencial de Ellos.

GB

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