miércoles, 22 de junio de 2011

Las Frazadas de la Fundación, en Agenda de Reflexión.



Días pasados comentaba el clima que había dejado en mi memoria emotiva el episodio de los fusilamientos en José León Suárez y la simbología del monolito a los ojos de un niño.

Posteriormente, el amigo Nando Bonatto describe los sucesos de los bombardeos a Plaza de Mayo de junio del ‘55 infiriendo como habían provocado en su alma; su “primera indignación y toma de partido”, según sus propias palabras.

Evoco ahora, otra de esas marcas indelebles que quedaron en mi memoria, cuando los mayores me contaban acerca de la destrucción de todo aquello que había generado la Fundación “Eva Perón”, movida por un odio irracional que simbolizaba el despojo de lo que tuviera como destino a los más necesitados.
Pero de toda una larga lista de objetos me impactaron particularmente: las frazadas.
Era aquello que protegía del frío a los chicos en las cerradas noches del invierno.
Eso fue lo que me dolió en el alma. Y todo porque una etiqueta aseguraba que su procedencia era de la Fundación de aquella joven mujer que suscitó tanto miedo y odio en aquella gente mezquina y despiadada, que se vio obligada a desaparecer su cadáver, previamente vejado por exigencia de su bajeza sin límites.

De esta Fundación, considerada: “un peligroso ejemplo de demagogia populista y antidemocrática”, fueron destruidos, miles y miles de: colchones - sábanas - frazadas - alfombras - cortinas - prendas de vestir - utensilios - bicicletas, pelotas de fútbol y juguetes diversos.
La depredación abarcó incluso a las unidades turístico-termales de alta montaña como Puente del Inca y Las Cuevas, donde se llegó a tirar al río Mendoza, vajilla y cristalería importada de Finlandia y Checoslovaquia. La Revolución Libertadora desalojó a los niños internos del Hogar de Termas de Reyes Evita, en Jujuy, y habilitó sus instalaciones como casino de juegos; interrumpió también la construcción en marcha de tres hogares de ancianos en Córdoba, Santa Fe y Tucumán, de un policlínico en Corrientes, y abandonó las obras del Policlínico de Niños y Lactantes de la calle Warnes, en la Capital Federal, ya muy adelantadas, y en las cuales la Fundación había invertido 400 millones de pesos).

Los trabajadores, en general, contemplaban los viajes de vacaciones como una cosa lejana, irreal, propia de gente adinerada con las que ellos nunca habían tenido contacto, es decir, característica de una clase a la que ellos no pertenecían. Imaginaban esta “aventura”, compleja y elaborada y sentían temor de no poder desenvolverse en ese medio extraño.
Estos programas de turismo social ofrecidos por la Fundación., fueron desactivados a partir de 1955.
De los cuantiosos fondos con que contaba al momento de ser intervenida (3.280.458.812,10 pesos moneda nacional en activos -que, sumando un interés anual del 4 %, ascenderían hoy a más de 1.000 millones de dólares post-convertibilidad- y 504.188.931,03 pesos moneda nacional en deudas) las autoridades golpistas jamás dieron cuenta de su destino.
A todo esto, hay que sumar su solidaridad con los países extranjeros, en situaciones de catástrofe o necesidad; tal el caso de Ecuador, España, Italia, Israel, Francia, Japón, Perú y Bolivia.
Y así y todo, la Fundación Eva Perón le dejó a la sociedad:
- 23 modernos policlínicos generales, de cirugía y maternidad, con una capacidad media de 500 camas
- Policlínico para tuberculosos
- Clínica de readaptación para niños
- Clínica para reumáticos en Termas de Reyes (Jujuy)
- Institutos para alienados
- Instituto del Quemado
- Hospitales en todo el país y servicios de urgencia modelo
- Escuela de Enfermería y Tren Sanitario. Este último, dotado de la más moderna aparatología, cumplía con la tarea de relevamiento y protección de la salud de las poblaciones más alejadas de los grandes centros urbanos.
- 3 hogares de tránsito en Capital Federal, que hallaron su réplica en el interior, además del hogar de la empleada General San Martín para mujeres sin hijos que sufrían la carencia de alojamiento definitivo.
- 1.000 escuelas
- 18 Hogares Escuelas para niños de padres sin recursos
- Ciudades Infantiles en Buenos Aires, Córdoba y Mendoza
- Ciudad Estudiantil para adolescentes del interior que estudiaban en la Capital Federal,
- Ciudades Universitarias de Córdoba (para 2.000 estudiantes argentinos y 400 extranjeros) y de Mendoza.
- Campeonatos infantiles y juveniles de fútbol, ampliados luego a torneos de atletismo, natación, básquetbol, esgrima, etcétera, con un sistema que chequeaba la salud de 300.000 jóvenes por año.
- Colonias de Vacaciones en Córdoba, Mar del Plata y Buenos Aires, que trasladaban anualmente a 70.000 niños hacia esos lugares de esparcimiento.
- Pensiones a la vejez (entregadas por primera vez)
- Hogares de Ancianos con trabajos voluntariamente en forma remunerada en labores productivas adecuadas a su edad y vocación, asistencia a biblioteca y sala de música, con paseos, charlas y otras actividades de esparcimiento
- Cadena de Hogares de Tránsito
- Barrios en Saavedra y La Matanza), que proporcionaron casa propia a 25.000 familias, y otros en el interior del país.
- Plan Agrario donde operaron en el interior del país los primeros 170 tractores, 125 sembradoras, además de arados y rastras de diverso tipo, cultivadoras, juntadoras de maíz, acoplados y otros automotores que había adquirido para pequeños propietarios y colonos, con Talleres rodantes que permanentemente recorrían los campos dando auxilio mecánico a quien lo necesitara.
- Plan de trabajo rural organizado
- 181 proveedurías para apoyar el programa de abaratamiento de precios que los monopolios comerciales se negaban a acatar. En las proveedurías la gente encontraba a bajo precio los artículos de primera necesidad que por entonces los monopolios sustraían del mercado para provocar su encarecimiento.

Publicado por Unfor en 2010 en el aguante peronista[Texto gentileza de Rodolfo Parbst y la lista Conozcamos la historia]

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