domingo, 29 de enero de 2012

HISTORIA DE LAS ISLAS MALVINAS PARTE 8.

Hacia una conciencia nacional

Después de cierto período de negligencia pública, aunque el gobierno jamás cejó en la reclamación de sus derechos en los congresos internacionales, actualizóse el movimiento reivindicatorio en la tercera década del presente siglo.

En 1933 el historiador argentino Antonio Gómez Langenheim publica su libro “La tercera invasión”. Al año siguiente el doctor Alfredo L. Palacios presenta un patriótico alegato en el Senado Nacional y da a la imprenta su trabajo “Las Islas Malvinas, archipiélago argentino”.

En 1936 la asociación El Ceibo solicita al Ministro de Justicia e Instrucción Pública se establezca el 10 de junio como “Día Nacional de las Malvinas”. En esa fecha se recuerdan dos episodios históricos: la expulsión de los ingleses de Puerto Egmont, en 1770, y la designación de Luis Vernet como comandante político y militar de las Islas Malvinas, en 1829.

En 1938 la Alianza de la Juventud Nacionalista realiza un gran acto público en el teatro Marconi, donde varios oradores reclaman la devolución de las islas a sus legítimos dueños.

El 23 de septiembre del mismo año, el presidente de la República, Roberto M. Ortiz, al promulgar la ley que ratifica las convenciones del Congreso de la Unión Postal de El Cairo, donde Gran Bretaña incluía a las islas como propiedad suya, salva el error del Parlamento que por descuido las había aprobado, y reafirma la soberanía sobre las Malvinas, "que pertenecen a la Nación Argentina por derecho irrenunciable".

El 9 de julio de 1939 se funda la Junta de Recuperación de las Malvinas, con la presidencia del senador Alfredo L. Palacios. A la renuncia de éste, el año siguiente, asume el doctor Antonio Gómez Langenheim, quien lleva adelante una efectiva campaña formadora de una conciencia nacional, por medio de conferencias públicas, confección de un mapa de las Malvinas con la toponimia argentina, edición de la “Marcha de las Malvinas”, con letra del poeta Carlos Obligado y música del maestro José Tieri, rectificación de datos históricos equivocados en varias publicaciones y gestiones para designar con el nombre del archipiélago a escuelas, calles y paseos públicos. Poco después del fallecimiento del doctor Gómez Langenheim, es designado presidente de la Junta el embajador Alberto M. Candioti.

El 2 de septiembre de 1946 el presidente de la República, Juan D. Perón, fija por decreto las normas a que deben ajustarse los mapas argentinos, por ser "necesario arbitrar todos los medios para que la cartografía que se divulgue en nuestro país y, con mayor razón en el extranjero, no adolezca de fallas que, producidas voluntaria o involuntariamente, puedan lesionar la soberanía nacional, dando lugar a un erróneo conocimiento de nuestro patrimonio territorial".

Por otro decreto, el 8 de agosto de 1948 el Poder Ejecutivo, en homenaje al general San Martín, dispone llevar la "llama de la argentinidad", encendida en la lámpara que arde en el peristilo de la Catedral, a todos los territorios nacionales, custodiada por docentes y estudiantes. La comisión organizadora, presidida por el doctor Oscar Ivanissevich e integrada por representantes de las fuerzas armadas, "continuará en sus funciones hasta tanto dé cumplimiento a su cometido de trasladar la lámpara votiva a las Islas Malvinas".

El 11 de abril de 1949, el rector de la Universidad de La Plata, doctor Carlos I. Rivas, inaugura un monumento alegórico de las Islas Malvinas, obra del escultor César Sforza, en el patio principal de aquella casa de altos estudios.

El 30 de agosto del mismo año, el juez en lo civil, doctor Roberto Palmieri, resuelve favorablemente el pedido del súbdito británico John Howard Poynor, quien solicitaba la inscripción en el Registro Civil de dos hijos suyos nacidos en el archipiélago, en 1942 y 1943, declarando "bajo juramento, que considera que sus hijos Miguel y Valeria, nacidos ambos en las Malvinas, son argentinos, por ser éstas parte integrante del territorio argentino".

El 4 de mayo de 1955, el ministro de Relaciones Exteriores y Culto, Jerónimo Remorino, refuta la nota del Foreign Office que proponía llevar el asunto de las "dependencias de las Islas Malvinas" a la Corte Internacional de Justicia de La Haya, rechazando el arbitraje y los presuntos derechos británicos en los territorios australes pertenecientes a la Argentina.

El 3 de enero de 1966, al cumplirse el 133° aniversario de la usurpación del archipiélago, el presidente Arturo Illia decreta la fundación del Instituto Nacional de las Islas Malvinas y Adyacencias, que presidió el doctor Ernesto J. Fitte. Al año siguiente, por controversias surgidas en la asociación acerca del carácter que debía darse a la sublevación del gaucho Rivero, el doctor Fitte renuncia y el ministro de Relaciones Exteriores, Nicanor Costa Méndez, disuelve el Instituto por decreto del 14 de febrero de 1967.

Los miembros subsistentes constituyen entonces, a título privado, el Instituto de las Islas Malvinas y Tierras Australes Argentinas, con la presidencia del historiador Alfredo Díaz de Molina, quien fue reemplazado, en 1973, después de cumplir dos mandatos, por el escritor Carlos Barreiro Ortiz. Esta asociación, integrada por historiadores, diplomáticos y miembros del clero y de las Fuerzas Armadas, sigue cumpliendo una labor encomiable.

Entre otras obras realizadas, destacamos la edición de la partitura y disco de la “Marcha de las Malvinas”; gestión para el otorgamiento de una condecoración al jurista norteamericano Julius Goebel, hijo, por su libro “La pugna por las Islas Malvinas”; auspicio al poema folklórico “El gaucho Rivero”, de Juan de los Santos Amores; respaldo al trabajo de investigación del ingeniero Nicanor Alurralde sobre el descubrimiento de las Malvinas por Vespucio; conferencias en salas públicas y por televisión y radiofonía, y conexión con la dirección general de Antártida y Malvinas y varias entidades patrióticas similares. Como contribución importante preparó un programa de estudio sobre historia y geografía de las Malvinas, que fue aprobado por el Ministerio de Cultura y Educación.

Es menester destacar dos hechos importantes que en su tiempo conmovieron a la opinión nacional e internacional. El primero es el audaz vuelo del aviador argentino Miguel Fitzgerald en un pequeño avión Cessna el 8 de septiembre de 1964, fiesta de la Natividad de la Virgen, el mismo día en que se iniciaba en las Naciones Unidas el debate sobre las Islas Malvinas, con aterrizaje en la cancha de carreras, enarbolamiento de la bandera argentina y entrega de un mensaje reivindicatorio al gobernador Thompson. Dos años después, el 28 de septiembre de 1966, es desviado un avión de Aerolíneas Argentinas y obligado a aterrizar en Stanley por el comando nacionalista "Cóndor", que constituyó una advertencia al país ocupante de que subsiste una demanda argentina que debe satisfacerse pronto y con justicia.


(Presidencia de la Nación, Secretaría de Prensa y Difusión, República Argentina; "LAS MALVINAS SON ARGENTINAS". PRIMERA PARTE: LA SOBERANÍA ARGENTINA. Codex. Bs. As., 1974, págs. 15 a 35. NOTA: Este trabajo ha sido encomendado expresamente al historiador y redactor de esta Secretaría de Prensa y Difusión, profesor Juan Carlos Moreno. Arch. Fundación "Dr. RAMÓN CARRILLO")

Prof GB

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