viernes, 15 de junio de 2012

PERON DICE


En la clausura de la Primera reunión Nacional de Municipios.
23 de marzo de 1945.

Patriotismo, renacimiento y justicia distributiva.

    “Este sentimiento de hermandad que fluye de toda la obra realizada, esta aproximación real y efectiva entre hombres de todas las latitudes de nuestro vasto territorio, esta compenetración de las angustias y problemas recíprocos, esta alegría por las mejoras logradas y apetecidas por los demás, fundadas en le gran amor a la patria común, construye para nosotros y para el porvenir una simiente que arraigara con raíces profundas y ase desarrollara con tallos vigorosos que no será fácil arrancar en el Futuro. A todos nosotros toca cuidar que no se malogre, y transpuesto el periodo critico de la posguerra, podremos esperar con tranquilidad las buenas cosechas que se sucederán hasta la lejanía de los tiempos.

    No exagero cuando afirmo que nos encontramos ante un verdadero renacimiento nacional. Todo debe germinar, florecer y fructificar.
Necesitamos un renacimiento total de nuestro modo de ser, y al tiempo que aprovechemos todo lo bueno que construye la nervadura del carácter de nuestro pueblo y de nuestra raza, debemos hacer un acto de fe en nosotros mismos y un acto de confianza en el futuro esplendor de nuestra Patria.
Fomentar las artes, las industrias, las bellas letras: impulsar los estudios filosóficos, jurídicos y las mas variadas ramas del saber; modernizar- estilizándola, perfilándola de lo superficial- toda nuestra legislación; incrementar por todos los medios las fuentes del saber humano, los institutos de investigación y de enseñanza…

     Debemos honrar los talentos, el trabajo y los artistas, reverenciar la magistratura y a las autoridades que se destacan por su saber, por su virtud por su patriotismo; debemos elevar a los cargos públicos a los hombres de merito, salidos del pueblo; debemos enseñara los magnates cuales son sus deberes de solidaridad social, porque la cuna dorada ha dejado de ser un titulo de monopolio para los honores, las influencias y la participación del poder.
   
    Debemos ser un ejemplo constante de amor propio.
Pero que nuestro patriotismo flote purísimo y encendido como un habito de bendición, patriotismo congénito, inadvertido, indefectible que actúe sobre nosotros y sobre nuestros ciudadanos y sobre todos los hombres del mundo con una comunicación emotiva que solo puede engendrar la sinceridad.
Llevar a vuestras ciudades, a vuestros pueblos, a vuestros lugares; llevad a las grandes asambleas, a la plaza pública o a la intimidad de nuestros amigos y de vuestro hogar el deseo fervoroso de que nuestra Patria viva días luminosos de su historia, forjados con le esfuerzo paciente y abnegado de todos sus hijos; llevad el deseo fervoroso de que ni ricos ni pobres pierdan la fe en el insobornable afán de justicia distributiva que nos anima y que permite, sin lesionar derechos legítimos, barrer para siempre la miseria y la desigualdad irritante; llevad el anhelo de que ni un solo habitante de este próvido país deje de prestar su concurso a la obra de renacimiento moral y material de la Nación, en la seguridad de que su esfuerzo será recibido y estimado en igual medida que la lealtad con que lo preste.” 

Prof GB

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