miércoles, 20 de febrero de 2013

MACRI EL TROPEZON

Los torpes tropezones de su andar en la Ciudad Las acciones del PRO y de su líder son un reflejo fiel de la inoperancia así como de la ideología represiva. Por Hugo Gulman En los años ’50, treinta y cinco años antes que Francis Fukuyama, el sociólogo de Harvard Daniel Bell ya había escrito sobre el fin de las ideologías. Expuso sus simpatías con parte de los pensamientos socialistas, conservadores y liberales y abrió un debate intenso que derivó en libros de sociólogos y economistas de la época. Diferente fue la postura del politólogo estadounidense de origen japonés, que en su libro del año 1992 El fin de la historia sostuvo que la lucha de las ideologías había finalizado junto con la Guerra Fría, dando comienzo a un mundo basado en la política y la economía neoliberal. Este malintencionado absurdo de pretender que dichas posturas no representan ideología, constituyó el inicio de una nueva manera de imponer las recetas de dirigentes y organismos que intentaban seguir dominando la economía mundial. En nuestro país, la política económica que impuso la dictadura necesitó desaparecer a 30 mil personas para, entre otras aberraciones, elevar de 6500 a 46 mil millones de dólares la deuda externa que nos llevó a la sumisión. En los ’90 se fueron concretando con el abrazo entre Carlos Menem y la UCD, traducido en un ministro de Economía designado por un grupo empresario, que fallecido repentinamente a los tres días de asumir fuera remplazado por otro director del mismo grupo. La "reconciliación" entre el peronismo y el golpista Almirante Rojas, los indultos a los genocidas y los nuevos personajes incorporados a la política por el líder riojano: Scioli, Reutemann y Palito Ortega, entre otros desideologizados, formaron parte del apuntalamiento que ese proyecto necesitaba. Se sumaron a la "nueva política" otros actores en la Legislatura porteña y en la Cámara de Diputados. Desfilaron Marta Oyhanarte, Borocotó y más famosos extrapartidarios, muchos de los cuales se lucieron con incontables minutos al aire en radio y televisión, mayormente restados al trabajo en las comisiones y a la elaboración de proyectos. Rescato a los de reconocida militancia, por ejemplo, Héctor Bidonde y al "Chango" Farías Gómez. Mauricio Macri es el dirigente que mejor expone éxitos electorales sin provenir de las bases de ningún partido político, penetrando con el discurso de la no política, incluso animándose a opinar en las campañas acerca de la defensa de lo público, mientras junto a su familia fue en esos años uno de los grandes beneficiados con las privatizaciones y los negocios con el Estado. Huía de los debates argumentando su hartazgo de la política, como si presentarse a elecciones para legislar, para conducir un club, una ciudad o un país, fuera algo diferente a "dedicarse a la política". ¿Qué es gobernar, entonces? Gestionar, dicen ellos. Hagamos un epidérmico repaso de su gestión: se restaron tres carriles en cada sentido de la Avenida 9 de Julio por los que el Metrobus recorrerá el mismo trayecto que la Línea C del subte, del mismo subte que espera los prometidos 10 kilómetros de ampliación por cada año de gobierno; aceptó la transferencia del subte, aumentando la tarifa un 122%, luego lo rechazó: finalmente, al volver a aceptarlo, su primera medida fue el anuncio de un nuevo aumento, esta vez de un 40% más; los sorprendentes –por lo desmedidos– aumentos del ABL; no rechazó los 3429 votos obtenidos por el Partido Nazi, cuyo titular Alejandro Biondini le ofreció en 2011 para enfrentar a Daniel Filmus en la segunda vuelta; el armado de listas negras a fin de identificar a los chicos que participaron en las tres tomas masivas y asignar presupuestos más altos a la educación privada que a la pública; la propuesta de candidatear a una modelo que jamás opinó de temas que excedieran los programas de chimentos de la tele; asesores que le hablan al oído dictándole lo que debe decir; promesa de reducir en 60 días un 78% la basura que la Ciudad envía a la provincia, compromiso asumido en 2008 y que no plasmó; más de 100 leyes vetadas, incluidas las de autoría de sus propios legisladores; los supermercados de la Ciudad antes entregaban sin cargo las bolsitas y ahora las venden, sin que haya derivado en acciones en beneficio del medio ambiente; Miguel Del Sel... ¿Hace falta abundar en más comentarios al respecto? Lo expuesto, sumado a los episodios de represión por la instalación de rejas en el Parque Centenario, llama a una necesaria reflexión, al obligar al planteo sobre qué hubiera ocurrido si el enfrentamiento se hubiese presentado frente a gente dispuesta a resistir. La pasmosa falta de estrategia política y tacto para asumir diálogos con representantes de miles de personas que los fines de semana ganan unos pocos pesos para sobrevivir y terminarán afectadas, exhiben una ignominia asombrosa. Más aun agregando que uno de los máximos dirigentes y ministros de su gabinete twiteaba sobre el partido entre Boca-River mientras se producían los incidentes. Si ante cada dificultad el PRO atribuye la responsabilidad a los palos en la rueda que le pone el gobierno nacional, ¿creerá que accediendo a la presidencia se terminarán las dificultades? Hay un alto porcentaje de ignorancia al enunciar –simulando arengas de campaña para captar a un sector del electorado– que gobernar es lo mismo que gestionar una casa, sólo que con cifras mayores. Este concepto, del que verdaderamente parecen convencidos más allá de los argumentos publicitarios, constituye otro botón de muestra de la persistente ineficiencia. Esta mediocre gestión demostró que es inútil pretender sensibilidad social de quien no sabe más que pensar en cuestiones alejadas de las necesidades del pueblo y desconociendo lo básico que simboliza mirar la política como sustento para mejorar la calidad de vida de los habitantes. No obstante, si bien es central el natural peso de la ideología en las decisiones de gobierno y en los proyectos legislativos, así como la presunción de negocios personales detrás de muchas medidas absurdas, es imposible descartar el término inoperancia en los análisis de las acciones. Precisamente las acciones del PRO y de su líder, Mauricio Macri, son otro reflejo fiel de la inoperancia tanto como de la ideología represiva y mucho más que zancadillas de sus oponentes, sus movimientos también son torpes tropezones de su andar. 20/02/13 Tiempo Argentino GB

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