domingo, 21 de abril de 2013

18 RAZONES PARA NO MARCHAR EL18 A GARGANTA PODEROSA.

Dieciocho razones para no participar de una marcha Por La Garganta Poderosa. Revista editada por habitantes de la Villa 31 politica@miradasalsur.com El colectivo periodístico elaboró una lista de argumentos para no concurrir, el principal de ellos fue el total ninguneo de las villas por parte de los convocantes. Hoy, seguro, seremos ultra-K, porque no vamos a la Plaza; tan “ultra-K” como cuando denunciamos a los medios cómplices de la dictadura, cuando defendimos la ley de medios, cuando apoyamos la nacionalización de YPF, cuando festejamos el matrimonio igualitario o cuando bancamos la Asignación Universal por... Hijo. Y casi con seguridad, esta vez no seremos anti-K; no al menos tan “anti-K” como cuando repudiamos la Ley Antiterrorista, cuando marchamos contra el etnocidio de Insfrán, cuando escrachamos a Gerardo Martínez, cuando abrazamos a Omar Plaini o cuando hicimos tapa el grito de Félix Díaz. Por algo de todo eso, hace rato ya, nos chupa bien un huevo qué etiqueta nos quieran poner los panelistas de un mundo por Internet, que jamás en la vida pisaron nuestras villas, ni se animaron a olfatear nuestra utopía, pero se sienten autorizados para cuestionar nuestra autonomía. Digan lo que digan los que cultivaron su opinión sacrificando el poco tiempo que tenían para la acción, nosotros seguimos siendo nosotros, por convicción. Y no nos corrieron, ni nos van a correr, porque para convencer a nuestros barrios, primero los deberían conocer. Acá va, entonces, nuestro “18A”, 18Argumentos para no ir a la Plaza, a gritar las prioridades de quienes jamás escucharon nuestras verdades; ésos que vieron los piquetes, las ollas populares y las marchas por la urbanización, revolviendo sus cacerolas, mientras miraban televisión. 1) Nadie, pero nadie, consideró a las villas en las motivaciones que difundieron para la concentración: aun indignados, nos siguen condenando a la exclusión. 2) Nadie, pero nadie, promocionó la manifestación por los asesinatos impunes de los militantes del Mocase y la comunidad qom. 3) A los ahora movilizados, no se les movió un pelo cuando el macrismo y el kirchnerismo se debatían la subsistencia de la Rodrigo Bueno. 4) A los ahora enojados, no los enojó que se murieran vecinos del barrio Mitre, debajo de un temporal, inundados por culpa de un centro comercial. 5) Los flamantes denunciantes no denuncian a la Gendarmería, la Prefectura y la Policía que atormentan, sin identificación y con armas cargadas, a los pibes de nuestras ranchadas. 6) Los flamantes politizados no quieren que nos politicemos para exigir la derogación del Código de Faltas cordobés, que condena a la infancia por “mendicidad o vagancia”. 7) A ellos los enerva la cadena nacional: a nosotros, nos enerva vivir sin cadena ni red cloacal. 8) A ellos los mata Lanata y su arrogancia: a nosotros, nos mata vivir sin ambulancia. 9) A ellos les molesta morfarse el caos vehicular: a nosotros, nos molesta no tener para morfar. 10) Ninguna consigna convoca a denunciar el saqueo de Barrick Gold, ni su monopolio encubierto, ni la minería a cielo abierto. 11) Ninguna consigna convoca a denunciar los asesinatos de Monsanto, ni a apoyar a las Madres de Ituzaingó, ni a mandar a los agrotóxicos a la puta que los parió. 12) Si no marcharon para exigir centros gratuitos de rehabilitación, nos parece ridículo simular que están despiertos: de ser por ellos, nuestros pibes estarían muertos. 13) Si no marcharon en defensa del espacio público, caminar hasta la Plaza nos parece una cagada: de ser por ellos, estaría enrejada. 14) No sabemos en qué esquina concentran los “autoconvocados” que marchan contra la trata de personas, la impunidad de la aristocracia y las desapariciones en democracia. 15) No sabemos en qué esquina concentran los “autoconvocados” que quieren expresar su inconformismo, dejando en claro que Venezuela votó al chavismo. 16) Ninguno de todos los movimientos populares que respetamos, desde distintos partidos políticos, participan del cacerolazo: todos saben que es un bolazo. 17) Nunca, jamás, marcharíamos con Pando. Y si por alguna razón apareciera en nuestra movilización, pararíamos la caravana: “Amiga, andá a la concha de tu hermana”. 18) Preferimos guardar las energías, para cuando haya una marcha por la revolución; ese día sí, cuenten con nosotros... Somos un montón. 21/04/13 Miradas al Sur Cacerola y liderazgo político Por Santiago Muñiz. Politólogo. Concejal de Morón FPV politica@miradasalsur.com Movilizados. La falta de liderazgo político fue una de las claves de la marcha. (TELAM). La presencia de dirigentes de la oposición política fue la nota que distinguió la marcha del 18 A de las realizadas el año pasado. Sin embargo, la pregunta clave sigue siendo quién contiene o puede representar a los indignados. Uno de los acontecimientos más notorios de la semana, junto con el tratamiento de los proyectos de ley de democratización de la Justicia y la sentencia del caso "Ferreyra" fue el cacerolazo opositor al gobierno autodenominado "18A". Si este hecho se analiza en clave comparativa al "8N", seguramente se podrá decir que hubo menos manifestantes y más dirigentes políticos opositores. Asimismo, se percibía que los ánimos estaban más aplacados, y no por un apaciguamiento de la irritabilidad, sino por el aprendizaje táctico de no quedar en evidencia con argumentos antidemocráticos marcados por el odio y la intolerancia. Ciertos argumentos, lógicas y consignas que se repitieron en los últimos tres cacerolazos muestran la faz "trágica" de la política. Es decir, aquello que es irremediable, como una guerra de lo "justo" contra lo "justo". Jamás podrá existir síntesis posible con aquellos, que si bien tienen el derecho de ostentar recursos sociales, materiales y simbólicos, también sienten un placer psíquico al evidenciar que hay otro que no tiene, que es pobre, que es un expoliado, un invisible, un otro que es menor que yo. El odio fluye cuando un proyecto político desde el Estado encara la titánica tarea reparadora destinada a quebrar este estado de situación. Es en este marco que en el proceso de democratización del goce de los sectores populares el peronismo se vuelve un factor de irritación, un hecho maldito. Los reclamos fueron varios, y algunos involucraban directamente al jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri. Lo más repetido, la inseguridad, la inflación, la cuestión judicial, o el todavía no discutido proyecto de reforma de la Constitución. A priori, no hay que ningunear los planteos, y es factible y necesario tomar nota de algunas cuestiones, lo que no puede ocurrir es que nuestro proyecto cambie su agenda, que traicione su programa político y sus principales iniciativas, que fueron votadas por casi el 55% de la ciudadanía. Esta situación pone en evidencia la lógica de funcionamiento de una república. Presuponer que ésta es un decálogo de buenas prácticas, o negar que el conflicto político en una sociedad plural es la base para encontrar consensos superadores, muestra un profundo desconocimiento sobre el comportamiento intrínseco de "la política", que es el avance de la sociedad a través del conflicto y el acuerdo de forma permanente. Ésta es la cuestión medular del debate; ¿quién contiene y representa a los sectores que no se identifican con el Gobierno?, ¿Cómo se canalizan estas discusiones para alcanzar estados de síntesis? Si la república es un espacio de síntesis social, pero que parte de una arena de "particularidades" con una relación dialéctica entre las partes y lo universal, la vocación de representar intereses y de construir alianzas debe contemplar valores, deseos e intereses comunes. Si bien la democracia se nutre y se profundiza con la conquista de derechos y más justicia social para las mayorías, este sistema debe contemplar como variable central el rol que juegan los partidos, por ahora irreemplazables, en la canalización social de las distintas demandas y en la conducción política del Estado. En este escenario la oposición parece no encontrar rumbo y queda expuesta a repetir errores estratégicos y tácticos. La falta de liderazgo y su débil performance para entablar la contienda electoral y política los lleva a conformar acuerdos con los sectores corporativos más retardatarios, quedando en "offside" ante una conjetura bastante aceptada, que presenta la idea de estos 10 años como una etapa de reparación, una década ganada ante el decadente periodo 1976-2001, en el cual la principal hipótesis de conflicto está dada por un proceso de "secularización" del Estado y la "política", respecto de las corporaciones económicas, mediáticas y judiciales. Si lo que está en disputa es la supremacía de la política sobre el poder económico, el primer acuerdo que debería existir entre las fuerzas políticas, aun adversarias, sería el de alcanzar ese grado de soberanía y autonomía, y, en una segunda etapa, si entablar entre las distintas fuerzas la disputa política electoral que permitiría institucionalizar los proyectos en pugna. Cuando una corporación bendice a un candidato no está eligiendo a un representante, sino que está pensando a quién pondrá de rodillas en el corto plazo. En relación con el liderazgo, las figuras opositoras tienen atributos de "mariposas", tienen poca durabilidad, sustancia y trascendencia. Los desafíos en esta etapa son muchos y el escenario económico mundial y geopolítico es de gran complejidad. La etapa de "institucionalización del modelo" que se inició en el 2011, requiere ir avanzando a paso firme cristalizando las conquistas y si es posible institucionalizando jurídicamente el nuevo paradigma social, económico, cultural y político, construido en la última década. A pesar de esta complejidad, contamos con condiciones que no se perciben en otros lados, y es la cuestión del liderazgo. Además de los logros y la fortaleza organizativa de nuestra fuerza, la Presidenta es la única que reúne atributos medulares para la conducción de un proyecto de país, que son el ejercicio de liderazgo estratégico sobre un proyecto con identidad política, con sustento ideológico, y tradición cultural. 21/04/13 Miradas al Sur GB

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