jueves, 4 de abril de 2013

EL NUEVO REPARTO DEL MUNDO EN AGENDA DE REFLEXION, POR DOMINGO SCHIAVONI

Por Domingo Schiavoni “Ahora mismo todos están enfocados hacia la eliminación de Mu Barack, pero ésta es sólo la primera escena de un drama que tiene que ser representado”… “No queremos que se evidencie que estamos interviniendo nosotros”. (Henry Kissinger) Todo lo que está sucediendo (Afganistán, Iraq, Egipto, Libia, Líbano, Grecia, Siria, Gaza…) obedece a un plan diseñado en 1974 por el entonces Secretario de Estado de los EE.UU., Henry Kissinger, en función de los intereses de la Reserva Federal de los EE.UU. (un lobby sionista que integra a las familias Rotschild, Rockefeller, Lehman Brothers, Warburg, Morgan…, dueños del petróleo, de la banca, y de las armas), para controlar la población mundial, adueñarse de las riquezas y de los recursos naturales de los países del listado, llevar a cabo el trazado de nuevas fronteras, desestabilizar, abrir focos de conflicto, situarse estratégicamente y crear el “Gran Israel” a costa de sus países vecinos. El instrumento que utilizan para sus fines es el gobierno de los EE.UU…. con sus aliados, y la U.E., la OTAN, la ONU, el TPI, los medios de comunicación, consultoras, creadoras de opinión, clubes, AI, Human Rights Watch, etc., a su servicio. Un gigantesco pulpo que se ha infiltrado hasta en sectores de la izquierda. Cinco presidentes de los EE.UU. que a lo largo de la historia no se doblegaron a sus dictados, fueron asesinados. El 24 de abril de 1974 el Congreso de los EE.UU. aprobó el conocido como Informe Kissinger: “Implicaciones del crecimiento mundial para la seguridad de los EE.UU. e intereses de ultramar”, convirtiéndose en ley a partir de ese momento. Poco antes, e inspirada por Brzezinski, éste, David Rockefeller y Edmon Rotschild, habían creado la conocida como Trilateral (Trilateral Commission), vinculada al Grupo Bilderberg, que consiste, y por resumir, en planificar la explotación del mundo al servicio de los intereses de estas familias. Siguiendo el guión de Kissinger, también Premio Nobel de la Paz como Obama y la U.E., y segundo de a bordo de David Rockefeller, destacamos muy someramente algunas de las ideas centrales de su informe: 1) Es necesario detener (se ha hecho evidente ya que por cualquier medio) el crecimiento de la población, que pone en peligro el control de los recursos por parte de los EE.UU., y las “políticas extranjeras que afecten a la estabilidad internacional” (el objetivo es eliminar a 2.800.000.000 personas). 2) La nación como estructura debe desaparecer, hay que corroer las soberanías nacionales para sustituirlas por una élite de técnicos y financieros mundiales. 3) Hay que controlar el creciente poder en el escenario mundial de otras naciones, especialmente cuando afecta a países en los que los EE.UU. tienen intereses concretos. De ellas se derivaban otras estrategias no menos espeluznantes. La seguridad de los EE.UU. en los países menos desarrollados incluye los factores comerciales y políticos relativos, que pueden verse afectados por un cambio potencial en el equilibrio de la influencia política y hasta en el poder militar en el mundo en desarrollo. La población de Egipto se incrementará significativamente. “El grande y creciente tamaño de la población egipcia, constituye y lo será por muchos años una importante consideración en la formulación de muchas políticas extranjeras y domésticas, no sólo de Egipto sino también de sus países vecinos”. Es prioritario velar por la seguridad de acceso de los EE.UU. a los “minerales” necesarios para usos militares e industriales. En los lugares donde estos “materiales críticos y estratégicos” se encuentren, por consiguiente, los intereses económicos de los EE.UU. coincidirán con las consideraciones militares. EE.UU. ha de ser la única potencia dominante. La hegemonía de cualquier otra habrá de ser impedida con cualquier medio. Si nos trasladamos al presente podemos constatar que los planes trazados se van cumpliendo, y no sólo con guerras. Los ataques al euro, desde el primer momento de su implantación como moneda única europea, el sometimiento de la política a los intereses de la banca, los problemas financieros de Grecia, Portugal, Italia, España…, el asalto a los bolsillos de los ciudadanos, y a las reservas de oro y bancos de los países en el objetivo (no contaminados por el dólar, es decir sin relación con el Banco de Compensaciones Internacionales), deben entenderse en este contexto. Afganistán no era el caos. El caos fue creado desde fuera. A finales de diciembre de 1979, la URSS entraba con su ejército en Afganistán, tras aceptar la petición de ayuda del PDP (Partido Democrático Popular) ante la invasión de muyahidines provenientes de Pakistán, Arabia Saudí, Irán e incluso Argelia, armados y asesorados por la CIA, que se estaba produciendo en ese país y que amenazaban la estabilidad y viabilidad del gobierno (Nicaragua, Afganistán, Libia, Siria…, la historia se repite). Durante el dominio de la URSS se abrieron hospitales, escuelas y universidades y las mujeres accedieron a estatus jamás soñados. La invasión por los EE.UU. se inició con el pretexto del autoatentado del 11-S y la voladura de los Budas por la CIA, tras intensas campañas contra los talibanes -con el burka de por medio- que evidenciaban un desconocimiento y un etnocentrismo occidental sin precedentes. Así lo entendió EE.UU. cuando invadió Afganistán por cuyo suelo -previos acuerdos suscritos con los líderes talibanes- ha construido gaseoductos, para dar salida al gas procedente de Turkmenistán, y oleoductos, que transportarán petróleo desde la cuenca del Caspio. Estas construcciones son propiedad de Unocal, empresa de la que es accionista mayoritario Dick Cheney, ex Vicepresidente del Gobierno de los EE.UU., y de la que, por otra parte, es asesor Henry Kissinger. Para mayor garantía de los intereses de este lobby, en Afganistán han colocado de Presidente a Hamid Karzay, ex empleado de Unocal Corporation. Otra empresa, en este caso de suministros, relacionada también con Dick Cheney y escandalosos casos de corrupción es Halliburton Corporation, instalada en Iraq, Afganistán y otros numerosos países. Afganistán es hoy un caos (no es cierto que los invasores se retiran, cuando se retira el ejército quedan los contratistas), utilizado como campo de entrenamiento y experimentación con todo tipo de armamento, que ha visto expoliados hasta sus tesoros arqueológicos, ahora exhibidos impúdicamente en el British Museum, de Londres, en la exposición “Tesoros de Afganistán”. La destrucción y expolio del patrimonio arqueológico e histórico de los países en el punto de mira es otro de los objetivos del sionismo: borrar las huellas de las ancestrales culturas de estos pueblos (”pueblo elegido” solo hay uno). Irak. La campaña contra este país se inició mucho antes de su invasión mediante un intenso bombardeo mediático contra Saddam Husein, que contó con contratos adjudicados a empresas de publicidad con la finalidad de crear titulares de prensa que perjudicaran la imagen de este gobernante. No vamos a extendernos en este artículo en el bloqueo que padeció este próspero país previo a la guerra, pero sí trataremos de los pretextos inventados para derrocar al gobierno de Saddam Husein, un gobierno laico, que era una muestra de convivencia, con miembros de distintas culturas y creencias, como el vicepresidente Tarek Aziz, cristiano caldeo y hombre de diálogo y concordia. Alentado por el gobierno de los EE.UU., Saddam Husein invade Kuwait el 2 de agosto de 1990, con la idea de recuperar ese territorio que había pertenecido a Irak hasta unas décadas antes, y que fue desgajado por las potencias coloniales, que colocaron a una monarquía títere en el poder para garantizarse el aprovechamiento de sus recursos petroleros. Había caído en la trampa que le había tendido el lobby anglojudeoamericano, que sirvió de pretexto a esta guerra. Libia. Este país seguía a Irak en el listado que comentara públicamente el ex comandante supremo de la OTAN y ex general de los EE.UU., Wesley Clark: Irak, Libia, Líbano, Siria, Somalia, Sudán e Irán. Libia ha sido arrasada con el pretexto de una matanza de civiles efectuada por su gobierno, tan falsa como las armas de destrucción masiva de Iraq. Desde luego esto entraba en abierta contradicción con la política del gobierno de la Jamajiriya, que había proporcionado a los libios la mayor esperanza de vida y el mayor índice de desarrollo humano de toda África, además de préstamos sin interés, vivienda como derecho constitucional, sanidad y educación de alto nivel y gratuitas, reparto de las rentas del petróleo, pleno empleo, etc., y otros muchos logros no alcanzados ni de lejos por la mayor parte de las potencias atacantes. Siria es la puerta de entrada occidental a Eurasia, el objetivo geopolítico más grande y ambicioso que se puede codiciar. La clave para saltar a Irán. Pero además confluyen en Siria otros intereses: petróleo y enormes reservas de gas; oleoductos y gaseoductos, presentes y futuros; y territorios para anexionar a Israel, como ya sucediera con los Altos del Golán. Los proyectos de la “Comunidad Internacional”, y muy concretamente Francia, para con Siria consisten en libanizarla y dividirla en mini estados. De nada vale que el gobierno de Basher el Assad ganara un referéndum constitucional, y unas elecciones legislativas (el 7 de mayo de 2012), ni que en sendos informes de observadores internacionales (de la Liga Árabe y de ésta y la ONU) se reconociera la existencia de mercenarios extranjeros, ni que el pueblo sirio apoye masivamente a su gobierno, ni que hayan ganado tres propuestas de resolución del Consejo de Seguridad planteadas con el objetivo de “intervenir”, como hicieran en Libia… La autodenominada “Comunidad Internacional”, que juega muy sucio, trata de repetir historias anteriores, acusando a Siria de poseer armas químicas (sorprendente que acusen a un país de hacer lo que ellos hacen), mientras invaden Siria con mercenarios, entrenados, armados y pagados por los países que la constituyen, que se dedican a cometer todo tipo de asesinatos y sabotajes, tratando de sembrar el terror en Siria. Además ha promovido un “gobierno” exterior, con un presidente, Ahmad Moaz Al-Khatib, que es alto cargo de la Shell y militante de los “Hermanos Musulmanes” (Muslim Brotherhood). Todos los gobiernos -laicos- que están siendo asaltados, siguiendo los planes de la Reserva Federal Norteamericana, son sustituidos por estos radicales islamistas (Egipto, Túnez, Libia…). Domingo Schiavoni (Fuente: archivos personales del autor) (Publicado en Diario Panorama de Santiago del Estero). Texto gentileza de la Lista Angeles Arcabuceros. Enviar a un amigo Compartir + Guardar GB

2 comentarios:

  1. Perdonen pero Domingo Schiavoni publica como propio un artículo que publiqué el 3 de diciembre de 2012, titulado "El Nuevo Reparto del Mundo...según Kissinger", que pueden encontrar por google, y que me ha plagiado. Pido su inmediata rectificación. Purificación González de la Blanca. Ojos para la Paz

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  2. Hola Purificación, con tu comentario queda hecha la aclaración, en mi caso reproduzco una nota publicada con esa firma por otra web,
    deberías dirigirte a la publicación original en Agenda, saludos cordiales.

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