lunes, 24 de junio de 2013

El fin del misterio y las especulaciones Por Felipe Yapur

El misterio se terminó como también las especulaciones y las presiones públicas, privadas y mediáticas. Los partidos y alianzas que competirán en agosto ya tienen sus candidatos oficializados. La nómina final es un muestrario ideológico donde el oficialismo expresa cohesión y afinidad alrededor de un proyecto político. En la vereda opuesta, a pesar de lo que se supone, la oposición tiene más coincidencias de lo que expresan las diferentes boletas aceptadas por la justicia electoral y que giran alrededor de la centroderecha, un espacio que todavía no se animan a asumir. Eso sí: todos los participantes, lo reconozcan o no, son conscientes de que el resultado de octubre tiene un enlace directo con el 2015. El resultado de octubre es más que importante para el oficialismo. Puede decirse que ese día comenzará una etapa trascendente para el proyecto que encabeza Cristina Kirchner. El resultado servirá para vislumbrar las posibilidades de continuidad más allá de 2015 y, además, determinará el poder de CFK para avanzar en transformaciones necesarias, como la democratización de la justicia. Si el oficialismo logra un buen resultado habrá más de un dirigente que se entusiasme con una reforma constitucional. Es más, no será ni siquiera necesario que el FPV obtenga todas las bancas que se requieren para aprobar una ley de necesidad de reforma de la Constitución: con un renovado y fuerte respaldo popular, más de un dirigente opositor (léase UCR) aceptará retocar la Carta Magna. Ahora bien, más allá de esta especulación, lo cierto es que la oferta electoral que pone a consideración el FPV tiene una alta dosis de coherencia y una pizca de pragmatismo. Lo primero se expresa con la presencia de candidatos que tienen una larga historia de lealtad con el gobierno nacional. El pragmatismo, si se quiere, se expresa en la esquiva Santa Fe, donde el candidato es el ex gobernador Jorge Obeid, que bien podría haber estado desde un principio en el kirchnerismo pero que supo transitar por otras veredas. Habrá que ver cuánto ha cambiado. La oposición, dispersa y complicada, tiene más puntos en común de lo que muestran. Uno de sus lazos es el antikirchnerismo. Esto puede variar de intensidad de acuerdo a cada dirigente, pero al final del día todos abrevan en las mismas aguas. Tal condición les permitió sobrevivir con más o menos suerte. En 2009, la suerte le sonrió a más de uno, pero en los comicios de 2011 todo cambió. El 54% del oficialismo los dejó casi al borde de la intemperie y, como es el caso de Proyecto Sur y la Coalición Cívica, a un paso de la extinción. Ese antikirchnerismo también es para algunos, como el radicalismo, la resultante de un derrape ideológico hacia la centroderecha. La UCR, que abandonó hasta los postulados de la reforma universitaria de 1918, pugna día a día por ganarse un lugar. Es verdad que aún hay un resto de vergüenza, pero más de uno de sus candidatos, como el cordobés Oscar Aguad, bien podría ser el representante de esos oscuros partidos conservadores. Pelean con esmero y devoción en un bando ideológico donde quien debería sentirse cómodo es el PRO de Mauricio Macri. Pero esta puja no es exclusiva de buena parte del radicalismo. También está ese peronismo de derecha que accedió al poder en 1989. En su heterogeneidad, algunos, como el ex gobernador salteño Juan Carlos Romero, apuesta por el alcalde porteño para renovar su banca de senador. Otros, como Felipe Solá, respiraron aliviados con la decisión del intendente de Tigre, Sergio Massa, de ser parte de los comicios de octubre. Massa, al que muchos analistas consideran un problema para el oficialismo, en realidad puede transformarse en un serio inconveniente para el futuro de Macri. El intendente tiene algunas condiciones de las que el jefe de gobierno porteño carece. En primer lugar, resulta más atractivo para la derecha peronista, incluso para aquellos que en su momento optaron por Francisco De Narváez, hoy con las acciones en baja. Puede, además, llegar a mostrar hasta una mejor gestión en su distrito y, sobre todo, aliados en un lugar clave como es la provincia de Buenos Aires. El defecto de Massa, si se quiere, es haber sido el jefe de Gabinete de CFK. Eso sí, tanto Massa como Macri deberán disputarse el respaldo de los medios hegemónicos de comunicación. Por ahora, ambos son más que bien tratados y considerados. El intendente porteño goza de una asombrosa protección. El bonaerense, astuto, le cedió lugares en su boleta a representantes del multimedios Clarín. No es un dato para despreciar y será una disputa más que interesante para seguir de cerca. El plazo vencido el sábado a la medianoche dejó también un detalle que se vuelve interesante destacar. Y es que todos cumplieron los requisitos y exigencias que prevé la ley que regula las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias. Lo hizo el oficialismo, sus aliados y también la misma oposición que suele afirmar, con su acostumbrada liviandad, que la Argentina vive bajo el yugo del fascismo o el stalinismo. Todos cumplieron con la ley, algo que suele ocurrir en sociedades democráticas como la nuestra. 24/06/13 Tiempo Argentino

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