miércoles, 27 de noviembre de 2013

"Fue la figura representativa del peronismo ante el vacío del PJ"

Héctor Recalde acompañó durante muchos años en su vida política y sindical al histórico dirigente de la CGT, Saúl Ubaldini. En esta entrevista recuerda su figura y las experiencias compartidas. http://www.lapoliticaonline.com/data/img_cont/img_imagenes/img_gr/7077.jpg Por Nahuel Placanica AGENCIA PACO URONDO: ¿Cómo conoce a Saúl Ubaldini? Héctor Recalde: A Saúl Ubaldini lo conocí en la CGT Brasil, eso sería 1980. Después vino la normalización de la CGT que se hizo en el club Atlanta y de ahí en más me fui transformando en su asesor de confianza. Los sábados a la mañana nos juntábamos y hacíamos el comunicado de los sábados con un periodista, fallecido ya, Fernando García de la Costa. En ese momento eran célebres, parecía que la opinión pública esperaba ese comunicado. Saúl era un tipo muy querido, recuerdo que había un periodista, Luís Vázquez, que hacía gremiales, y en 1988, cuando se hace la interna del PJ y gana Menem, él decía que Saúl era más conocido, por las encuestas en el país que Menem. Nosotros votamos a Menen el 14 de mayo del 89 pero cuando empezamos a ver los primeros pasos de su gobierno vimos que no tenían nada que ver con la promesa del “salariazo” y la revolución productiva. Al nombrar a Triaca en el Ministerio de Trabajo y darle el manejo de la economía a Bunge y Born, vimos que la cosa venía distinta. Incluso, habían comenzado los rumores que decían que le pedía a Ubaldini que vaya como embajador a España, para que esté fuera del país y así poder sacárselo de encima.Saúl era una persona austera. Vivía en la terraza de la CGT, en la calle Azopardo, tenía una piesita con una cama angosta. Siempre comíamos ahí juntos, yo prácticamente vivía ahí. APU: ¿Cómo fue la relación con el gobierno de Alfonsín? Héctor Recalde: La actitud del movimiento obrero en relación a democracia es destacable. Empezando por el paro 27 de abril de 1979, pasando por la huelga del 30 de marzo de 1982 hasta la actitud en defensa de las instituciones de la república ya en democracia. Cuando Rico quiere dar un golpe en Semana Santa en 1987, nos paseábamos con Saúl de la CGT a Casa Rosada todos los días. El domingo a la mañana, cuando sigue el golpe, Saúl me pide que redacte la resolución. Fue la primera vez que la CGT declara un paro general por tiempo indeterminado para el supuesto que a la noche siguiera el golpe de Rico. La CGT con Ubaldini, a pesar de ser políticamente opositora al gobierno radical, cuando se trató de defender la democracia, se defendieron las instituciones.A pesar de lo de “Mantequita y llorón”, cuya respuesta fue “llorar es un sentimiento, mentir es un pecado”, la relación con Alfonsín era afectuosa. Yo hice muchas veces de nexo entre ellos. APU: Cuando se anuncia el plan Austral, la CGT presenta los “26 puntos”, ¿Qué expresaba ese programa? HR: Hay una continuidad histórica en el movimiento obrero que nace con los documentos de La Falda y Huerta Grande. Los “26 puntos” de Ubaldini fueron un plan de gobierno de la CGT que tenía algo que ver con el acta de compromiso nacional que firmó Rucci con la CGT y Gelbard. Con Alfonsín sólo se obtiene la recuperación de derechos colectivos, como la Ley de Asociaciones Sindicales, la de Convenios Colectivos de Trabajo y la recuperación de las obras sociales. En cuanto a derechos individuales, no se recupera nada. Eso generó tensiones. APU: Fue una figura del peronismo opositor en aquellos años… HR: Fue la figura representativa del peronismo ante el vacío del PJ. El partido como instrumento electoral había fracasado y se produjo un desconcierto. La oposición al radicalismo fue la CGT. APU: Saúl en 1991 incurre en una experiencia electoral propia… HR: En el ´91, cuando ya estábamos en la oposición abierta, hubo una reunión con Duhalde. Quería que Saúl encabezara una colectora, él no quiso, prefirió encabezar una lista propia de diputados en la provincia. Yo era el segundo de la lista y el apoderado. La experiencia fracasó por muchas razones. Saúl tenía el carisma suficiente “como para” generar pero no tenía estructura. De los 129 distritos que tenía la provincia de Buenos Aires, sólo se presentaron listas en 46. Además, teníamos poca capacidad económica. A él lo golpeó mucho la derrota del ´91, con una CGT que él presidía pero estaba debilitada: sin las 62 organizaciones, sin el sector de la CTA, todo eso lleva a la generación del MTA en el ´94. Creo que ningún dirigente tuvo el carisma que tuvo Saúl. Por eso descreo que existiendo el peronismo, exista la posibilidad de un partido laborista en Argentina. APU: ¿Cuándo entra en diputados lo hace por esa lista que había presentado? HR: No, él entra en diputados con Duhalde. APU: ¿Cómo fue ese acercamiento después de enfrentarse en Provincia? HR: Creo que a Ubaldini lo eligen en 1997. En ese acuerdo con Duhalde tuvimos diferencias. También tuvo diferencias con el MTA cuando asume con el duhaldismo. Después vino la reconciliaciónA propósito del MTA, vale la pena señalar, a un ladero muy importante de Ubaldini que fue Palacios fallecido en un accidente automovilístico, un gran compañero, amigo mío. APU: ¿Qué recuerda de las primeras tensiones con el menemismo? HR: El 9 de noviembre del 92 nos reunimos en la Quinta de Olivos. Menem estaba con todo el gabinete, incluso quien era Intendente de CABA, Carlos Grosso. En la reunión Saúl y Menem comienzan bromeando para ver quién era el “Macho de América”, porque fama de galanes tenían los dos. Cuando empezó la reunión en serio, le pidieron a Víctor de Genaro que hablara del tema económico y a mí me pidieron que diera un repaso sobre cómo estaba la situación laboral. Ahí tuve una discusión a los gritos con Jorge Triaca, porque evidentemente había toda una actitud en contra de los gremios que no estaban en lo que era la CGT San Martín, que terminó siendo la CGT Azopardo.Era muy difícil dar ejemplos indiscutibles de la parcialidad con la que estaba actuando el Ministerio de Trabajo. El ejemplo que utilicé fue una elección en Lapa del personal aeronáutico, donde el oficialismo había convocado a una elección que terminó ganando la oposición. Desde el sindicato dijeron que fue fraudulenta pero los padrones los había elaborado el oficialismo, era absurdo. Ahí fue que tuvimos una diferencia con las 62 organizaciones y con Saúl llegamos a la conclusión de que la reunión no había sido lo que esperábamos. APU: ¿Cómo fue su labor como legislador? HR: Con Menem y con De La Rúa del 97 al 99, Saúl más bien estaba a la defensiva. En el primer período no fui su asesor por esas diferencias que había. En el segundo período sí, que fue del 2001 al 2005. En esa etapa trabajó intensamente, aunque estamos hablando de un período en el que el kirchnerismo no tenía tanta fuerza como para instalar mejores derechos. APU: ¿Cuál dría que es el legado que deja Saúl? HR: La historia de Saúl fue la de un luchador, un auténtico representante del pueblo trabajador. Acá no se trata de si consiguió la sanción de tal o cual ley, sino la lucha que significó, la lucha en defensa del peronismo, del Movimiento Obrero, de la justicia social y la defensa de la democracia.

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