domingo, 30 de marzo de 2014

Crimea en ojos de Pekín Por Pepe Escobar. CounterPunch mundo@miradasalsur.com

Los dirigentes chinos alertan sobre la “incapacidad de Occidente de comprender las lecciones de la historia” y califican a Ucrania como “el último campo de batalla de la Guerra Fría”.

Estamos prestando mucha atención a la situación de Ucrania. Esperamos que todas las partes puedan mantener la calma y la moderación para impedir la escalada y el empeoramiento de la situación. La resolución política y el diálogo son las únicas salidas”.

Ésta, en palabras del viceministro de Exteriores chino Li Beodong, es la interpretación oficial de Pekín –bastante moderada– de lo que está ocurriendo en Ucrania, hecha a medida para el consumo global.

Pero en un editorial del People’s Daily aparece lo que piensan en realidad los dirigentes. Y el enfoque se concentra claramente en los peligros del cambio de régimen, la “incapacidad de Occidente de comprender las lecciones de la historia” y “el último campo de batalla de la Guerra Fría”.

Sin embargo, una vez más, Occidente malinterpretó la abstención de China en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidos ante una resolución apoyada por Estados Unidos condenando el referendo crimeo. El sesgo fue que Rusia –que vetó la resolución– estaba “aislada”. No es así. Y la forma en que Pekín juega en la geopolítica demuestra que no era el caso.

Oh, Samantha… La manada de elefantes en la sala (Ucrania), que según la opinión mundial viene a ser la auténtica “comunidad internacional” –del G-20 al Movimiento de No Alineados (NAM)–, y ya ha tenido suficiente hipocresía del “show excepcionalista”, ha comprendido perfectamente, e incluso ha aplaudido, que por lo menos un país del planeta tenga agallas para decir claramente “Que se joda Estados Unidos”. Rusia, bajo el Presidente Vladimir Putin podrá albergar algunas distorsiones, como cualquier otra nación. Pero no se trata de un banquete, es realpolitik. Para hacer frente al Leviatán estadounidense es necesario, como mínimo, un tipo duro como Putin.

La OTAN –abreviatura de “Pentágono dominador de los alfeñiques europeos”– sigue emitiendo amenazas y advirtiendo de las “consecuencias”. ¿Qué va a hacer? ¿Lanzar contra Moscú una andanada de misiles balísticos intercontinentales equipados con ojivas nucleares?

Además, el propio Consejo de Seguridad de la ONU es un chiste con la embajadora de Estados Unidos Samantha “incomparable” Power, una de las madres de R2P (“responsabilidad de proteger”) criticando la “agresión rusa”, las “provocaciones rusas” y comparando el referendo crimeo con un robo. Oh sí, bombardear Irak, bombardear Libia y estar a punto de bombardear Siria sólo fueron inocentes gestos humanitarios. Se podría decir que Samantha “La Humanitaria” hace una presentación mejor invocando a Sinead O’Connor en la ducha.

El embajador ruso Vitaly Churkin fue lo bastante cortés para decir: “Esos insultos dirigidos a nuestro país son inaceptables”. Lo que agregó es lo que importaba: “Si la delegación de los Estados Unidos de América espera nuestra cooperación en el Consejo de Seguridad en otros temas, Power debe comprender esto con absoluta claridad”.

Samantha La Humanitaria, así como todo el montón de juveniles espectadores del Gobierno de Obama, no lo comprenderán. El ministro de Exteriores Adjunto de Rusia Sergei Ryabkov les ayudó un poco: Rusia no quiere utilizar las conversaciones nucleares con Irán para “aumentar las apuestas”, pero si Estados Unidos y la UE insisten en sus sanciones y amenazas, es lo que sucederá.

Por lo tanto, la trama se complica, como en el caso de una cooperación estratégica cada vez más estrecha entre Teherán y Moscú.

¿Secesionistas del mundo uníos? Imaginad cómo se ve todo esto en Pekín. Nadie sabe qué sucede exactamente en los pasillos del Zhongnanhai, pero es justo argumentar que sólo existe una contradicción aparente entre el principio fundamental de China de no interferir en los asuntos internos de Estados soberanos y la intervención de Rusia en Crimea.

Pekín ha identificado muy claramente la secuencia de los sucesos: injerencia occidental en Ucrania, que viene de largo, a través de las ONG y el Departamento de Estado; cambio de régimen perpetrado con la ayuda de fascistas y neonazis; un contraataque preventivo ruso que puede interpretarse como una operación según el libro de Samantha La Humanitaria R2P (protegiendo a rusos y “rusohablantes” de un segundo golpe planeado en Crimea y frustrado por los servicios de inteligencia rusos).

Además Pekín sabe perfectamente que Crimea ha sido esencialmente rusa desde 1783, que Crimea –así como gran parte de Ucrania– cae directamente en la esfera de influencia de la civilización rusa y que la interferencia occidental amenazaba directamente los intereses de seguridad nacional de Rusia (como dejó claro Putin). Ahora imaginad un escenario similar en el Tíbet o en Xinjiang. Interferencia occidental que viene de largo vía ONG y la CIA; toma de posesión de la administración local por parte de los tibetanos en Lhasa o de los uigures en Kashgar. Pekín podría fácilmente utilizar la R2P de Samantha en nombre de la protección de los chinos han.

Sin embargo, el hecho de que Pekín acepte (silenciosamente) la reacción rusa al golpe de Kiev recuperando Crimea a través de un referendo y sin disparar un tiro no significa que vaya a permitir que los “divisionistas” del Tíbet o de Taiwán se lancen al mismo camino. Incluso aunque el Tíbet, más que Taiwán, podría presentar un fuerte caso histórico por la secesión. Cada caso tiene su propia miríada de complejidades.

Ahora el Gobierno de Obama –como un minotauro ciego– se halla perdido en un laberinto de giros creado por él mismo. Se necesita un nuevo Borges –ese Buda con traje gris– para relatar la historia. Primero fue el giro hacia Asia-Pac –que cerca China bajo otro nombre– como se entiende bien en Pekín.

Luego vino el giro a Persia, “si no, iremos a la guerra” dijo el “Cero a la Izquierda en Busca de una Idea” John Kerry. Hubo, por supuesto, el giro marcial a Siria, abortado en el último minuto gracias a los buenos oficios de la diplomacia moscovita. Y vuelta al giro a Rusia, pisoteando el tan elogiado “reajuste” y concebido como una retribución por Siria.

Los que creen que los estrategas de Pekín no han analizado cuidadosamente –y calculado las reacciones– todas las implicaciones de esos giros superpuestos merecen encontrarse con Samantha en la ducha. Adicionalmente, es fácil imaginar a Think-Tanklandia china conteniendo apenas su regocijo al analizar a una superpotencia que gira impotente sobre sí misma.

30/03/14 Miradas al Sur
 

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