lunes, 30 de junio de 2014

La calidad cipaya Por Eduardo Aliverti



El procesamiento de Amado Boudou era lo que faltaba para acentuar el regodeo con que una oposición unánime observa –y promueve– las dificultades gubernamentales.

La situación judicial del vicepresidente y el afiebrado escenario con los fondos buitre son mostrados como pieza única de un horizonte que, inevitablemente, terminará en el fin de ciclo. Es mejor separar los tantos. Boudou seguirá su curso en los tribunales, en una causa mediatizada hasta el cansancio y que arroja la sensación de que hubo ciertos manejos turbios, tal vez más ligados a decisiones políticas mal operadas o informadas que a concreciones de cohecho pasivo o efectivo. Una lectura atenta, de lo que dicen y escriben tras el fallo de Lijo quienes vienen motorizando la campaña contra el vice, anuncia que es muy complicado probar la ruta del dinero eventualmente mal habido. De todas maneras: problema de Boudou. De ahí en adelante, colegir que su suerte implica la de Cristina y la del Gobierno en su conjunto es francamente temerario. Aquí y en todas partes se dan affaires de este tenor, y entre nosotros, en particular, la “maldición del vice” es una constante histórica, sin que en todos los casos –ni mucho menos– ello haya influido decisivamente en el decurso estructural de las cosas. ¿Cambia en algo la política de todos los días, según fuere el destino del implicado? Es una pregunta que deberían hacerse quienes dan por descontado que ya mismo debe hablarse de crisis institucional, o de golpe letal. Sobran los antecedentes acerca de que la marcha de la economía, y su derivado de fortaleza política y consenso social, son intensamente más determinantes que los avatares o destino de un funcionario. Desde ya, el caso de Boudou impacta por su rango jerárquico y por ser la “creación” política de una Presidenta que pudo haberlo imaginado como su sucesor. Pero sacudón, sorpresa, error de cálculo, decepción, interrogantes, desconcierto, no son ni de lejos, necesariamente, lo mismo que crisis. Se dio un combo entre el episodio Ciccone y la tormenta buitresca, para no decir que se lo produjo. La puntería del fallo de Lijo, acaecido en uno de los pasajes más convulsos del toma y daca con Griesa y sus amiguitos, despierta suspicacias comprensibles.

Como la mayoría de los artículos periodísticos de estos días, éste es escrito en simultáneo con lo que esté negociándose en Nueva York. Pero ninguna cosa resuelta por estas horas, a zanjarse en las próximas, ahora mismo, o en poco tiempo, va en perjuicio de ciertas seguridades que pueden tenerse. Si el análisis –de la orientación que fuere– pasa en lo primordial por quién y cómo acierta el resultado en esta suerte de bingo, ajedrez, póquer, se pierde de vista que lo esencial es si se aplica, o no, la manera más eficaz para defender los intereses argentinos. Atado con eso, lo segundo que debería tenerse en cuenta (dicho con ingenuidad premeditada, por supuesto) es la urgencia de apartar prejuicios ideológicos y manipulaciones noticiosas. El Gobierno puede haber cometido numerosos errores técnicos en la sustanciación de este proceso contra los buitres, pero no está en duda que dio pelea, que continúa brindándola y, si se quiere y sobre todo, que venía cumpliendo lo que el establishment reclamaba: cerró los acuerdos con Repsol y el Club de París, modificó la composición del índice inflacionario, cumplió a rajatabla los arreglos del canje de deuda, se preocupó por cuidar el volumen de ese alter ego neoliberal que son las reservas monetarias. Esas acciones y gestos llevaron a comentaristas de izquierda –y del propio campo conservador– a hablar de giro kirchnerista a la derecha. Más luego, los amigos de Griesa fallaron en contra. Se adujo irresponsabilidad del gobierno argentino, ausencia de profesionalismo negociador, precipicio inevitable. Los voceros mediáticos opositores, y tras ellos el coro de la dirigencia política, revelan un placer intenso por este cerco. Les es indisimulable la alegría de pensar que puede estarse frente a un panorama turbulento, desgastante. Ya no importan los yerros de sus pronósticos. No esperaban ni por asomo que la Corte Suprema estadounidense le dibujara a la Argentina el peor escenario posible. Creyeron, y así lo expresaron sus dichosos mercados, en un fallo que dejara la cuestión de fondo para más adelante. Después, se satisficieron con el pelotazo en contra. Más tarde se deleitaron con las contradicciones declarativas de referentes gubernamentales, incluida Cristina. El jueves, en principio, no tuvieron claro dónde calzarse porque la decisión de pagar lo comprometido –a la mayoría de bonistas que sí entraron en los arreglos de 2005 y 2010– los descolocó. Se preguntaron –y vale preguntarlo– si acaso no fue una movida muy ingeniosa dejar el fardo entre Griesa, los buitres, los arreglados y el banco neoyorquino donde se depositan los pagos. Luego sobrevino la advertencia de que eso es jugar con fuego porque Su Señoría podría embargar los fondos para traspasarlos a los buitres. Y se enfrascaron en que el Gobierno había dicho que no depositaría nada, como si en choques de semejante porte fuera exigible anticipar las jugadas o no cambiar decisiones. Confundidos, ganaron tiempo hablando de confusión. Apenas unas horas, en verdad, porque el viernes Griesa resolvió inmovilizar pero no embargar y convocó a una negociación, que se desarrolla al momento de leerse estas líneas.

La Corte Suprema de los Estados Unidos y dos instancias previas produjeron unas sentencias que están en línea con la necesidad de escarmentar a la Argentina, por haber ejercido un papel de nación soberana desde un patio trasero que, en partes, se volvió insumiso. Esa resolución no encuentra unanimidad en el corazón de los grandes poderes del mundo. Decenas de gobiernos amigos o simplemente sensatos expresaron su apoyo al país, pero no se trata sólo de ellos. Con sus desniveles expresivos, todos en su medida y armoniosamente, el FMI, el Papa, el Banco Mundial, el Departamento de Justicia del gobierno de los EE.UU. y el Consejo de Relaciones Exteriores del mismo país, Francia, China, más de un centenar de diputados británicos, manifestaron su alarma por un fallo cuya hostilidad ubicaría en conflicto a los propios especuladores financieros de la globalización concentrada. El Financial Times editorializó que el dictamen es, literalmente, una extorsión. The New York Times, aunque con prosa más moderada, señaló más o menos lo mismo. Nadie podría creer seriamente que en su mayor parte defienden a Argentina por razones de respeto patriótico, tanto como debe apuntarse que si están preocupados no es por nada. Es porque el sapo que tragaron, con la reducción de acreencias más enorme de la historia, les resulta menos perjudicial que una imagen prepotente capaz de desatar otras rebeldías “a la argentina”. El autor no cree que el verdadero temor de estas gentes sea la desestabilización del sistema financiero internacional, por vía de poner en riesgo las reestructuraciones de deuda. De hecho, no hay litigios con los países que firmaron acuerdos de ese tipo. El recelo es lo mucho peor que podría ser, para sus intereses, que un gobierno, latinoamericano, firme, desate solidaridades y apoyo social inconvenientes. Nada de todo eso es reflejado por los parlantes mediáticos de una derecha local centrada, solamente, en gozar con la adversidad del gobierno argentino. Un gobierno que, mucho más que el bolsillo, les afectó sus símbolos. Parte de sus ganancias también, por vía del lucro cesante que implica no arrodillarse ante cada exigencia. Pero lo central pasa por lo otro, desde el cuadro bajado de Videla hasta que en la escena internacional hay mucho o algo de pelea contra el mero costumbrismo de las relaciones carnales. No pueden soportarlo. Ni eso ni, para el caso, que el gran patrón universal también tiene contradicciones desafiantes.

Argentina es un país de esos que llaman emergentes, con un potencial productivo descomunal. Todos quieren hacer negocios aquí. La diferencia con otros tiempos, bien cercanos, es que hay un gobierno que pone ciertas condiciones en lugar de ceder así como así. Y que el Imperio lo sigue siendo, pero sin estar en la comodidad absoluta que las versiones fukuyamistas de la historia imaginaron hace nada más que veinte años y pico. Eso es desconcertante para opinadores de derechas y grupos de poder, cuya incapacidad de enfrentar desafíos ideológicos es análoga a la de esas gentes de izquierdas que se quedaron en la Guerra Fría, o en la fútil sencillez de resolver el poder a favor de las masas sin preguntarse con cuál correlación de fuerzas se lo hace. Sin embargo, el desconcierto de nuestra derecha no llega al punto del reconocimiento intelectual de su parte; ni, mucho menos, al de un simple criterio de gobernabilidad razonable, por el cual puedan establecerse parámetros de una acción nacional conjunta que al cabo los beneficiaría a ellos mismos, en un futuro gobierno de signo diferente de éste, si es por encontrar un camino de deudas despejado. Todo lo contrario. Con alguna excepción que pudiere corresponder, y en la que no valdría la pena reparar porque en el mejor de los casos son voces tímidas, insignificantes, se han lanzado con deleite a maldisimular sus ansias de default, de inestabilidad institucional, de socavamiento político.

¿Les conviene, visto desde su misma especulación electoralista? ¿No sería demasiado obvio, con el adicional del procesamiento de Boudou justo ahora, que estamos ante un armado, un aprovechamiento, una zancadilla obscena? Se diría, con todas las dudas posibles, que ni siquiera son cipayos inteligentes.

30/06/14 Página|12

 

¿Quién le pone el cascabel al gato? Por Alejandro Horowicz

Estamos enfrentando un nuevo orden colonial organizado por la bancocracia globalizada.

El fallo Griesa alcanzó una cumbre sin antecedentes. Todas las decisiones cesan. El depósito del gobierno argentino en un banco de Nueva York pareciera no haber sucedido. El gobierno remesó el dinero en tiempo y forma. El juez exige que el banco se lo devuelva. El gobierno no puede recibirlo sin quebrantar su propia juridicidad. El 92% de los bonistas no cobrará sus acreencias, como establece el acuerdo entre las partes, pese a que el dinero no ha sido embargado. Esta decisión del juez clausura, al menos en este estrecho presente, la autonomía jurídico-política que presupone la existencia de un estado nacional. Griesa se arroga la potestad de vetar decisiones soberanas. Y no se trata de una conducta alucinada, ni del cobro de los fondos buitre, sino de la inauguración de una peligrosa incertidumbre sobre las reglas que regulan a la bancocracia.

Una pregunta insomne recorre el tablero político internacional: ¿puede hacerlo? Reformulo la pregunta, ya que es obvio que puede: ¿esta decisión sobrevivirá en el tiempo? Mejor dicho: ¿Griesa expresa una nueva tendencia del poder global, o se trata de una curiosidad jurídica que un poder mayor enmendará? Pasado en limpio: ¿un juez de primera instancia, con jurisdicción en el New York de Wall Street, podrá contradecir una decisión soberana de la Unión Europea, marcando así la agenda de los problemas que se avecinan? Dicho con toda la brutalidad del caso: ¿quién manda?

Un nuevo horizonte colonial. Es evidente que el nacionalismo ha quedado reducido al ámbito futbolero; la copa del mundo es el escenario privilegiado de estos desbordes verbales casi ingenuos. Basta mirar la publicidad privada que la televisión argentina emite hasta el hartazgo para comprobarlo. Hay más. Un mordiscón se ha transformado en casus belli, profundas trincheras de insultos separan a los antagonistas, y la bostiferante discrecionalidad de un bando –después de todo sólo los débiles son obligados a cumplir la ley, los fuertes la eluden– permite el autorreconocimiento. Los que carajean al mismo son compatriotas. Es un nacionalismo sin demasiadas consecuencias, se renueva cada cuatro años y punto; eso si, sirve para acrecentar todos los prejuicios preexistentes. Permite despreciar sin tapujos, y devaluar sin cortapisas a eventuales contrincantes. Para el nacionalismo futbolero ganar es la primera prioridad; de no concretarse emerge la segunda: que no gane al menos el odiado rival. Conviene recordarlo, nadie con 15 minutos de pantalla televisiva ignora de quién se trata. 

Estas pequeñas miserias sustitutivas desplazan asuntos mayores. No se trata del nacionalismo de los oprimidos que enfrenta el nacionalismo de los opresores. Más bien es el nacionalismo de los opresores, ese modelo de desprecio aterrado y oscilante, que se terminó adueñando del sueño de los oprimidos. Es un nacionalismo a la caza de una víctima más débil, a la que se puede afrentar sin mayores riesgos. Es el nacionalismo de los que no están dispuestos a desafiar ningún poder realmente existente, ante él son sumisos, realistas y sobre todo lacayunos, y en la tradición nacional remiten al menemismo líquido, a las "relaciones carnales", al cuarto peronismo. 

No siempre fue así y conviene entender los motivos de tan abrupta como decisiva transformación. En 1946, cuando el coronel Juan Domingo Perón gana las elecciones que lo llevan a la presidencia, la derrota del fascismo expresó una limitada victoria popular. El intento de construir dos categorías nacionales únicas, potencias imperialistas de la raza superior y sometidos de las razas inferiores, fracasó. Hitler no sólo fue derrotado, sino que las colonias del ciclo anterior fueron invitadas a transformarse en "naciones". 

Con este viento de cola, y un programa propio para el naciente ciclo de hegemonía norteamericana, Federico Pinedo pensó con anticipación y clarividencia, en 1940, su célebre Plan. El bloque de clases dominantes lo expurgó a su manera, y el proyecto de confluencia industrial entre Brasil y la Argentina, se terminó transformando en competencia nacionalista con Itamaraty. Eran exigencias de la "defensa nacional", era la estrechez de estados mayores incapaces de pensar los conflictos más allá de su inmediatez territorial. 

En esos términos el bloque de clases dominantes intentó llevar adelante un programa de sustitución de importaciones industriales que, con distintas apoyaturas sociales y diferentes instrumentos políticos, se mantuvo impertérrito hasta la muerte de Perón. El 1 de julio de 1974, la cureña que arrastraba los restos del hombre más amado y más odiado de su tiempo, también transportaba los fragmentos de ese proyecto nacional. El ingeniero Celestino Rodrigo, de la mano de José López Rega, en compañía de la Unión Industrial y la Confederación General Económica, bajo la batuta de José Alfredo Martínez de Hoz, elaboró la nueva partitura. 

No nos equivoquemos. No fue la presión imperialista la que impuso los nuevos términos, sino una decisión autónoma del bloque de clases dominantes. No se trataba de sostener una política relativamente independiente que considerara su versión del interés nacional –que suele parecerse mucho al de las clases dominantes– sino de aceptar de acá en más el dictat del mercado mundial. El motivo es simple: la combinación entre desarrollo industrial y democracia política sin fraude, impulsaba la autonomía obrera. En ningún otro momento de la historia argentina el peso político de los trabajadores resulta equiparable. Y la emergencia de una nueva dirección sindical y política de los obreros industriales, la victoria de una lista socialista revolucionaria en Villa Constitución a mediados de 1975, a la que Ricardo Balbín denominara "guerrilla fabril", marcaba una nueva frontera. Para el bloque de clases dominantes la "independencia económica" y la "soberanía política" sólo importaban si la amenaza del socialismo no se hacía presente. La existencia de organizaciones guerrilleras con respaldo popular, y de trabajadores socialistas que pugnaban por una nueva dirección del proceso histórico, supuso una respuesta única: la dictadura burguesa terrorista que arrasó toda forma de resistencia, exterminando a sus militantes. 

Finalizada la cacería de antagonistas políticos dinámicos, restituido el control parlamentario de la política en 1983, garantizada la impunidad de los masacradores hasta 2001, la continuidad del programa antinacional, antipopular y antiobrero se volvió crecientemente compleja. El estallido de la Convertibilidad instrumentada por Domingo Cavallo, impuso una oxigenación del orden político sin transformar su fundamento. 

Mientras se trataba de salir del "infierno" el acuerdo no presentaba mayores dificultades, pero no bien es preciso elegir un nuevo rumbo, las cosas cambian. El conflicto campero puso fin al romance entre el bloque de clases dominantes y el gobierno K. Y los precios agrarios facilitaron una política que sin poner en entredicho sus beneficiarios, facilitaba una relativa autonomía para sus ejecutores materiales. No es preciso ser particularmente agudo para darse cuenta que esa "posibilidad" inquietaba e inquieta al poder real. Y que la garantía final, el techo contra cualquier tendencia popular, desde el momento en que las Fuerzas Armadas colapsaron, pasa por la lógica del mercado mundial. Ese es el punto. 

Pero no existe una sola forma dentro de esta lógica. La de Griesa no es exactamente la del FMI, y se trata de saber si el enfrentamiento se desplegará o si sólo se trata de diferencias "secundarias". Dicho de otro modo, entender, dado que estamos enfrentando un nuevo orden colonial organizado por la bancocracia globalizada, si ese orden admite jugadores que no estén sometidos a la política de saqueo directo que orienta al capital financiero. Quiero advertir que el resultado no está escrito en el cielo. No está predeterminado. Eso sí, creer que el respaldo declamativo sustituye las decisiones reales, que un discurso "bien argumentado" evita un enfrentamiento insoslayable, supone una ingenuidad intencionada. La hora de las palabras llegó a su techo, Griesa lo acaba de determinar. O el bloque sudamericano responde con seriedad, o la alternativa de una solución distinta al saqueo directo para la crisis global morirá en las gateras. 

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La gran deudora del sud Por Sergio Wischñevsky *

Calle Esparta su virtud,
Sus hazañas calle Roma.
¡Silencio que al mundo asoma
La gran deudora del sud!

Domingo F. Sarmiento, 1885.

La encorvada figura del juez Griesa y sus fallos parece salida de un casting para villanos de una película de terror. Los fondos buitre sólo refuerzan esa imagen. Sin embargo, la deuda externa argentina tiene caras no tan visibles. Está presente a lo largo de toda nuestra historia nacional y no representa solamente un conflicto entre lo nacional y lo foráneo. En gran medida ha sido también el instrumento mediante el cual las elites locales generaron las condiciones para impresionantes apropiaciones de riqueza de los sectores populares argentinos.

Remontándonos a los orígenes de esta historia resulta reveladora la advertencia lanzada por Mariano Moreno en 1809: “Todas las naciones en los apuros de sus rentas han aprobado el arbitrio de los empréstitos, y todas han conocido a su propia costa que es un recurso miserable, con que se consuman los males que se intentaban remediar”. La historia de la deuda externa argentina se inició en 1824. Apenas 15 años después de la advertencia de Moreno, Buenos Aires recibió un préstamo de la Baring Brothers Co., de Londres. Bernardino Rivadavia prometía usar esa plata para hacer el puerto, dar agua corriente a la ciudad y fundar tres pueblos. Nada de esto llegó a concretarse. Del millón de libras que el Estado pactó, sólo arribaron 560 mil. El resto quedó en manos de los intermediarios y acreedores, como adelantos de pago. La guerra con Brasil fue el destino del empréstito. En 1904, ochenta años después, cuando se terminó de pagar esa primera deuda, habíamos abonado doce veces más de lo que nos prestaron.

La Argentina volvió a endeudarse fuertemente a partir de la reorganización nacional de 1853. Las crónicas registran que en dos oportunidades se llegó a estar al borde del default. Lo impidieron Nicolás Avellaneda, en 1874, y Carlos Pellegrini, en 1890. Manifestaron su voluntad de pagar en forma tan rotunda que Avellaneda no dudó en declarar que pagaría “aun con el hambre y la sed de los argentinos”, y Pellegrini dijo que “remataría, de ser necesario, hasta la Casa de Gobierno”.

En 1890 se suspendió el pago de la deuda externa con la casa Baring.

Esta crisis casi lleva a la ruina al banco, lo que constituyó un hecho insólito en Inglaterra. Se habló del desastre de los “gaucho banking”. Fue un punto de inflexión en las relaciones entre Gran Bretaña y la Argentina. Las especulaciones acerca de que en esta región se encontraba la tierra prometida del crecimiento ilimitado se desvanecieron y con ellas se hundieron las acciones del banco, que pudo ser salvado por la intervención del Banco de Inglaterra.

Una perla digna de mención fue el decreto de Pellegrini mediante el cual aleja de sus funciones de representante argentino en Londres a Victorino de la Plaza. El argumento invocado es: “El doctor De la Plaza estaba demasiado en manos de los señores Morgan”. La insolvencia argentina pudo remediarse mediante el llamado “arreglo Romero” con los tenedores de títulos nucleados en el Comité Rothschild. Sí, tenedores de títulos nucleados para renegociar una deuda con la Argentina.

Del clima que se vivió respecto de la posibilidad de no poder o no querer pagar los servicios de la deuda da cuenta una pequeña historia. A pocos meses de terminada la Segunda Conferencia Panamericana en México, hacia fines de 1902, las costas de Venezuela fueron bombardeadas por unidades navales de Gran Bretaña y Alemania, a las que se agregaron las de Italia. El objetivo de esta intervención conjunta fue exigir el cobro de las deudas del gobierno venezolano pendientes con particulares europeos. Mientras tanto, la llegada a Buenos Aires de la noticia de la intervención europea en Venezuela generó un “clima de histerismo”, según las palabras del propio canciller argentino Luis María Drago. A los ojos de por lo menos algunos sectores de la europeizada elite argentina, la injerencia de las potencias europeas fue percibida como una amenaza a la región.

En esas circunstancias, Drago preparó una nota, protestando por los sucesos de Venezuela. La nota incluyó lo que más tarde se dio en llamar la Doctrina Drago, aprobada por muchos países del mundo. El argumento central de esta doctrina sostiene que “la deuda pública no puede dar lugar a la intervención armada ni menos a la ocupación material del suelo de las naciones americanas por una potencia europea”.

En 1952, con el pago de 12.649.471 pesos moneda nacional, el gobierno de Juan D. Perón dio término definitivo al endeudamiento externo argentino. El golpe de 1955 y los posteriores acuerdos con el FMI reanudaron el proceso de endeudamiento.

El nuevo gobierno militar adquirió un nuevo préstamo externo para financiar sus importaciones de Europa. Así, contrató con varios bancos europeos un crédito de 700 millones de dólares, que se suponía podría ser amortizado en el transcurso de un año. Ante la imposibilidad de hacerlo y la nueva crisis generada, los países de la Comunidad Económica Europea decidieron refinanciar la deuda de Argentina.

El Ministerio del Tesoro francés organizó con varios de sus funcionarios radicados en París una oficina para que efectúen las futuras gestiones de cobro a nombre de los países acreedores: es esta oficina la que eventualmente llegó a ser conocida bajo el nombre de Club de París.

La desclasificación de importantes documentos de los archivos estadounidenses demostraron cómo se bloqueó económicamente a la Argentina durante el gobierno peronista surgido en 1973. Apenas producido el golpe de 1976, el FMI aprobó con sorprendente celeridad un postergado giro de 110 millones de dólares que resolvió los problemas más acuciantes. El 31 de marzo, sólo una semana después, las reservas libres del país habían pasado de 23 a 150 millones de dólares, gracias al apoyo obtenido y sin necesidad de gestiones personales en Washington. Es más que claro el cambio de actitud respecto del gobierno anterior que realizó infructuosos esfuerzos por conseguir apoyo financiero sin ningún éxito. En agosto, otro préstamo de 260 millones de dólares se constituye en el mayor otorgado a un país latinoamericano hasta ese momento. Siguieron más préstamos y ya para octubre el equipo de Martínez de Hoz contaba con el oxígeno necesario para encarar el proceso de reformas más drástico de nuestra historia.

Entre el comienzo de la dictadura, en marzo de 1976 y el año 2001, la deuda se multiplicó casi por 20, pasando de menos de 8 mil millones de dólares a cerca de 160 mil millones. Durante ese mismo período, la Argentina reembolsó alrededor de 200 mil millones de dólares, o sea, cerca de 25 veces lo que debía en marzo de 1976.

La deuda externa, que vuelve una y otra vez a amenazar la realidad argentina como una plaga bíblica, desnuda, en su despliegue, actitudes políticas muy diferentes. Recorrer la historia de cómo se han parado los diferentes gobiernos frente a este tema es un gran instructivo de los proyectos sociales que nos han habitado.

* Historiador.

30/06/14 Página|12

Máxima tensión Por Hernán Dearriba

La decisión del juez Ariel Lijo de procesar al vicepresidente Amado Boudou por cohecho en la causa Ciccone puso a la política en estado de máxima tensión. La economía ya estaba en esa misma situación desde que la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos decidiera no intervenir en el "juicio del siglo" entre los fondos buitre y la Argentina que se sustancia en los tribunales de Nueva York.

Lijo adoptó una decisión extrema: por primera vez en la historia procesó a un vicepresidente de la República en ejercicio. La determinación no causó sorpresa, se esperaba desde la lectura misma de la convocatoria a declaración indagatoria. 

Sí sorprendió, en cambio, el modo. El auto de procesamiento llegó en un horario inusual para el ejercicio habitual de los tribunales y el mismo día en el que el vicepresidente había pedido ampliar su declaración indagatoria para expresar su defensa política.

Quienes conocen el pensamiento del juez sostienen que aceleró el auto de procesamiento porque consideró que los imputados, entre ellos Boudou, intentaban embarrar la cancha y ganar tiempo para extender el proceso.

En cualquier caso, sería un error concentrar el análisis apenas en el trámite y soslayar que un juez de la Nación considera que tiene suficientes pruebas para acusar al vicepresidente de la República de cohecho. Las 333 páginas del procesamiento para el vicepresidente y el resto de los imputados recorrió el mismo camino que había esbozado el juez durante la convocatoria a indagatoria, aunque aparecieron algunos datos adicionales. El magistrado corrigió también el rumbo inicial de la causa que había ubicado a los Ciccone en situación de testigos. Nicolás Ciccone y su yerno Guillermo Reinwick también están procesados en la causa. 

Lijo no está obligado a ofrecer certezas en la etapa de instrucción, sino que debe construir un relato que se considere verosímil, ya que la verdad jurídica se demostrará recién en el juicio, en el caso de que en la segunda instancia se confirmen los procesamientos que dispuso el magistrado. 

Boudou anunció que apelará la decisión y denunció que el procesamiento no se sustenta con pruebas sino a partir de un relato fantasioso elaborado por el juez para perjudicarlo.

Ayer la oposición en pleno salió a reclamar que el vicepresidente, cuyo procesamiento aún no está firme, tome licencia o que se someta a un juicio político, aunque reconocieron que no cuentan con el número necesario para llevar adelante ese proceso.

Los más incómodos entre los opositores son los integrantes del PRO, que tienen a su principal referente, Mauricio Macri, con procesamiento confirmado en la causa por las escuchas ilegales, aunque recurren al argumento de haber habilitado el debate del juicio político en la Legislatura porteña. 

El oficialismo, en cambio, mantuvo silencio de radio. Más allá de que la justicia es la que va a tener que determinar la inocencia o culpabilidad de Boudou, es innegable el impacto político del procesamiento. Los primeros indicios descartan cualquier posibilidad de un pedido de licencia. 

El caso golpea directamente a la figura de la presidenta Cristina Fernández, que eligió personalmente a su compañero de fórmula más allá de la resistencia que Boudou tenía y todavía tiene en algunos sectores del peronismo. Es difícil pensar que el vicepresidente vaya a perder el favor político de la Casa Rosada frente a un proceso judicial que va para largo y en el que no habrá definiciones inmediatas. Sin embargo, su futuro es incierto.

Hasta el minuto mismo del procesamiento de Boudou, toda la atención estaba puesta en Nueva York. El juez Thomas Griesa apareció el viernes entrampado en el laberinto de sus propias decisiones. Es muy difícil encontrar semejante grado de consenso global sobre un fallo judicial que pone al sistema financiero mundial al borde de una crisis de sentido y a la Argentina a las puertas de un default que no buscó ni quiere.

El magistrado de 84 años podría haber embargado el último día de la semana los 539 millones de dólares que la Argentina depositó en una cuenta del Bank of New York Mellon, pero no lo hizo. Esa medida hubiera puesto a la Argentina en default. No hay dudas que sobre esa decisión pesó la catarata de expresiones críticas desde todos los sectores contra al accionar de la justicia estadounidense. 

El paso de comedia de Griesa, que incluyó la orden de no pagar a los bonistas, parece darle la razón a la Argentina que argumentó ya en varias oportunidades que era imposible cumplir con la sentencia del magistrado. Nadie está obligado a acatar un fallo que lo obliga a suicidarse, argumentaban en la Casa Rosada.

Se puede compartir o no, pero a estas horas ya es difícil seguir sosteniendo que el Estado argentino carece de una estrategia frente al "juicio del siglo" y sus consecuencias. Suponer que cada uno de los pasos que se están dando no han sido consensuados con el estudio Cleary Gotlieb Steen & Hamilton es un infantilismo. En su exposición de esta semana en la Organización de las Naciones Unidas y también en la conferencia de prensa que ofreció después, el ministro de Economía, Axel Kicillof, siguió un estudiado libreto con el que evitó efectuar declaraciones que puedan afectar la situación legal del país. 

En esa línea se inscribe la advertencia del Estado sobre "abuso de autoridad" en el que habría incurrido el magistrado, cuando ordenó no pagar a los bonistas que aceptaron el canje los 539 millones de dólares que se habían depositado el jueves en la cuenta del Bank of New York Mellon.

No hay que descartar que en las próximas horas se efectúe entonces una presentación judicial que plantee el rechazo a la decisión de Griesa. El argumento es que el pago que se impide corresponde a los bonos emitidos luego del canje de la deuda, que no fueron objeto de discusión en la causa que tramita en ese juzgado. 

Economía recordó que en el tribunal del Segundo Circuito sólo están en consideración los bonos defaulteados que resultaron del Megacanje comprados por los fondos buitre a precio vil con el objeto de conseguir ganancias extraordinarias.

Mientras tanto, la Argentina advirtió al Bank of New York Mellon que en caso de no pagar a los bonistas los fondos que le entregó la República, podría denunciar el contrato que tiene con el país como agente pagador. De paso les dijo a quienes aceptaron el canje de la deuda que si hay un responsable legal por no haber cobrado lo que les corresponde tienen que buscarlo ya en el juzgado de Griesa ya en el BONY o entre los buitres que reclaman el embargo, pero no en Buenos Aires.

Griesa se escandalizó por la decisión del gobierno nacional de depositar los 539 millones de dólares, pero uno de los abogados que representan al país, Carmine Bocuzzi, le explicó al octogenario magistrado que, de no hacerlo, la Argentina no sólo incumplía sus propias leyes que impiden no pagar si cuenta con el dinero, sino que se exponía a una catarata de reclamos judiciales en su propia jurisdicción.

En el Palacio de Hacienda consideran que a partir de los pasos que se dieron el jueves, la Argentina esquivó el default y no puede ser objeto de reclamo ni legal ni financiero porque pagó su deuda a los bonistas en tiempo y forma. Además, ganó otros 30 días para seguir negociando un acuerdo de pago con los beneficiarios de la sentencia de Griesa.

Puertas adentro, la oposición naufragaba contra las dificultades del escenario económico que le obligaba a bordear el cipayismo (más allá de que algunos se sintieran cómodos en ese papel) para cuestionar la gestión del gobierno. Criticar la gestión kirchnerista es de una u otra manera adoptar como propia la causa de los buitres, algo difícil de tragar para fuerzas políticas que se presentan con aspiraciones a representar a los sectores nacionales. El procesamiento de Boudou puso a la política en máxima tensión y les dio una vía de escape para esa posición incómoda. 

El oficialismo no la tiene más fácil. Mientras gestiona el complicado frente externo, deberá enfrentar ahora la tormenta que promete la causa Ciccone. Lejos quedaron las expectativas de 30 días de exclusividad futbolera que prometía el tránsito de Messi y compañía por Brasil.

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DIPUTADOS DEL FPV PROPONEN CREAR UNA AGENCIA NACIONAL QUE NUCLEE LA PRODUCCION PUBLICA DE MEDICAMENTOS Una ley para hacer frente a los otros monopolios



El proyecto, presentado en medio de la puja por los precios de los fármacos, busca aunar a los casi 40 laboratorios públicos del país con el fin de contrarrestar las conductas monopólicas de los grandes laboratorios privados.

“Hacer tus propios medicamentos es promover el desarrollo nacional y adquirir soberanía”, asegura la diputada del Frente para la Victoria, Carolina Gaillard, autora del proyecto de ley que propone crear una Agencia Nacional de Laboratorios Públicos (Anlap) que nuclee a las casi 40 usinas de medicamentos que dependen de gobiernos provinciales y universidades nacionales. La premisa del texto que ingresó la semana pasada al Congreso, con la firma de una decena de legisladores oficialistas, es que el Estado “diseñe la política de producción, investigación y desarrollo” de fármacos para evitar ser rehenes de las conductas monopólicas de los grandes laboratorios privados extranjeros, y al mismo tiempo promover la generación de mayor valor agregado al trabajo científico nacional.

“Reconociendo la salud como un derecho humano, la producción de medicamentos no puede dejarse exclusivamente en manos de privados, cuyo fin es la rentabilidad”, explica Gaillard, quien sin embargo advierte que el proyecto “no va en desmedro de los laboratorios privados, especialmente de los pequeños y medianos, que generan puestos de trabajo y desarrollo científico al país”, sino que plantea “darle un rol rector al Estado” para establecer políticas y articular la labor de todos los laboratorios públicos. Los efectos, como la producción local de precursores o la creación de nuevas patentes nacionales, “van a terminar beneficiando a todos”, agrega la diputada.

La creación de una Agencia Nacional permitirá centralizar la compra de activos de los laboratorios que dependen del Estado “para que el sistema público gane mayor competitividad en el mercado”, lo que permitiría formar precios de referencia, que hoy están en manos de los grandes laboratorios, y producir medicamentos “huérfanos”, como se conoce a aquellos que no generan rentabilidad comercial por tratar enfermedades que afectan a cantidades muy reducidas de pacientes (menos de 5 cada 10 mil personas, según las regulaciones internacionales). También permitirá avanzar en el control de estándares de calidad de los medicamentos que se importan tanto como los que se producen en el país.

El proyecto cuenta con la firma de una decena de legisladores oficialistas, entre ellos la titular de la Comisión de Salud, Andrea García; Carlos Raimundi, Jorge Rivas y Adela Segarra, e ingresó a la Cámara baja el miércoles pasado, un día después de que el Gobierno ordenara a los laboratorios retrotraer los precios de todos los medicamentos de venta bajo receta a los valores de principios de mayo, bajo amenaza de cuantiosas multas. La autora del texto explica que el proyecto es anterior y se hizo “sin saber las medidas que iban a tomarse contra la cartelización de los laboratorios”, pero que la actualidad “demuestra que es necesario avanzar en el sentido que propone la ley”.

La iniciativa aparece como la continuación de otros avances que se introdujeron en los últimos años en materia de salud y producción de fármacos. Por un lado, la ley de prescripción de medicamentos por su nombre genérico, o ley de genéricos a secas, sancionada en 2002 cuando Ginés González García era ministro de Salud de la presidencia interina de Eduardo Duhalde, y ejecutada mayormente por el mismo funcionario durante el gobierno de Néstor Kirchner. “La producción pública tuvo un lugar central durante la crisis de 2001, cuando abasteció a grandes sectores de la población que quedaron en situación vulnerable cuando el Estado no tenía con qué pagarles a los proveedores privados”, recuerda Gaillard.

Otro antecedente, más directo, es la ley 26.688, que declara “de interés nacional la investigación y producción pública de medicamentos, materias primas para la producción de medicamentos, vacunas y productos médicos”. Esa norma, que nunca fue reglamentada, establecía que la autoridad de aplicación era el Ministerio de Salud. El nuevo proyecto plantea, en cambio, la creación de la Anlap como un órgano “que goza de autarquía y autonomía para actuar”, y cuenta con un presupuesto propio, de forma tal que pueda tomar un rol rector en el diseño, la implementación y coordinación de toda la política de producción pública de medicamentos, algo en que la ley 26.688 quedó a mitad de camino.

“El lobby de la industria de los laboratorios, para que no se desarrolle el sistema público y poder seguir poniendo los precios que quieren, es muy fuerte”, busca explicaciones Gaillard. Además de los diputados oficialistas que rubricaron el proyecto, la iniciativa llega con el apoyo de otros sectores vinculados con el área y que buscan contrarrestar la presión de los privados: allí aparecen la multisectorial para la producción pública de medicamentos; reconocidos profesionales como el titular de la cátedra libre de Salud y Derechos Humanos de la Facultad de Medicina de la UBA, Claudio Capuano; y Martín Isturiz, investigador principal del Conicet y la Redlab, que nuclea desde 2007 a los laboratorios públicos y es el germen del proyecto de la Anlap.

Hay también un aspecto relacionado con la política regional en la iniciativa: a través del Laboratorio Farmacéutico Conjunto de las Fuerzas Armadas, que funciona bajo el paraguas del Ministerio de Defensa, se está trabajando en la articulación en esta materia dentro del ámbito de Unasur. Allí se busca fomentar los lazos de cooperación científica para trabajar en avances conjuntos, aprender de experiencias como la de Brasil, que ha logrado a través de la producción pública bajar los precios de los medicamentos, y abrir nuevos mercados para los fármacos que se producen en los laboratorios nacionales.


AUGUSTO COSTA CELEBRO QUE HAYAN BAJADO LOS PRECIOS DE LOS MEDICAMENTOS
Los laboratorios acataron
“Estamos seguros de que a partir de esta conducta responsable de la industria farmacéutica se podrá retomar una agenda de trabajo constructiva con el sector”, aseguró Costa al comprobar que retrotrajeron los precios a los valores del 7 de mayo.

El secretario de Comercio, Augusto Costa, celebró el fin de semana la decisión de la mayor parte de los laboratorios de acatar la resolución oficial de retrotraer los precios de los medicamentos a los valores vigentes al 7 de mayo. “Estamos seguros de que a partir de esta conducta responsable de la industria farmacéutica se podrá retomar una agenda de trabajo constructiva con el sector”, confió el funcionario, que en los últimos días había amenazado con aplicarles la Ley de Abastecimiento por la violación del acuerdo de precios que las propias empresas habían firmado.

En un comunicado de prensa, Costa destacó que “este gobierno siempre apuesta al diálogo y a la búsqueda de consensos con los distintos sectores productivos para alcanzar un equilibrio entre las demandas de las empresas, los objetivos de la política económica y las necesidades de todos los argentinos”. En esa línea, el funcionario explicó que el Estado tiene la obligación de velar por los intereses de todos, especialmente en un tema tan sensible como los medicamentos.

El conflicto con los laboratorios comenzó a principios de año. Luego de la devaluación de mediados de enero, los laboratorios aplicaron subas del 15 al 50 por ciento en cinco mil medicamentos. Desde las propias empresas reconocieron que el ajuste promedió un 25 por ciento. Debido a esta situación el Gobierno comenzó a negociar para que dieran marcha atrás con los ajustes. El acuerdo no fue fácil, porque la canasta que ofrecieron rebajar en un primer momento estaba compuesta en su mayoría por medicamentos poco consumidos.

En los días siguientes, las partes continuaron conversando y el 24 de febrero el sector se comprometió a retrotraer el valor de los medicamentos al 31 de diciembre y aplicar aumentos promedio del 4 por ciento sobre esa base. En los hechos, la medida implicó una baja, porque en enero las subas habían estado muy por encima del aumento que finalmente les autorizaron. Costa realizó el anuncio acompañado por los referentes de las principales cámaras empresarias de la actividad: Cilfa (laboratorios nacionales), Caeme (extranjeros) y Coopera (pequeñas y medianas compañías).

En ese momento se consensuó también conformar una mesa de trabajo para evaluar la situación de costos de la actividad. En esta comisión debían participar la Secretaría de Comercio, los principales actores de la cadena farmacéutica y otros organismos públicos. “La idea es estudiar medidas y circunstancias que afectan a cada uno de los sectores. También revisar la estructura de costos para asegurar condiciones de sustentabilidad de la industria”, subrayó entonces el ministro de Economía, Axel Kicillof. Ya por entonces se remarcó que la suba del dólar del 20 por ciento registrada en enero tuvo un impacto moderado para esta actividad, porque gran parte de los desembolsos son en moneda local. Por caso, los gastos de promoción, comercialización y salario de visitadores representan 50 por ciento de los costos totales del negocio.

El acuerdo comenzó a regir el 1º de marzo. El cumplimiento del acuerdo fue desparejo. Algunas empresas actuaron según lo convenido, otras llegaron al promedio acordado a partir de subas en los productos más vendidos y estabilidad en los de menor salida, y otras firmas directamente no cumplieron. A su vez, a fines de mayo los laboratorios ajustaron entre 3 y 4 por ciento el precio de los medicamentos. Argumentaron que sus reclamos en abril y mayo para actualizar los valores no fueron escuchados por el Gobierno. Por eso tomaron la decisión de manera unilateral. El Gobierno respondió que los laboratorios habían llevado adelante prácticas colusivas. En función de esa denuncia, la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia comenzó a investigar si las prácticas de las firmas del sector pueden encuadrarse como “anticompetitivas”. Como el proceso para que ese organismo emita un dictamen resolutorio es engorroso, el Gobierno apeló a la Ley de Abastecimiento y ordenó retrotraer los precios de todos los medicamentos de venta con receta a los valores del 7 de mayo por un período de 60 días. “Sorpresiva, arbitraria e ilegal”, calificaron la medida las tres cámaras sectoriales y anticiparon que irían a la Justicia.

“Los laboratorios están acostumbrados históricamente, en la Argentina y en el mundo, a dar órdenes y siempre negocian con rehenes, que son quienes tienen que consumir medicamentos cuando padecen una patología. Estamos dispuestos a dar batalla para que cualquier abuso se vea imposibilitado”, retrucó el secretario Costa cuando parecía que el enfrentamiento estaba a punto de recrudecer. Finalmente, los laboratorios decidieron dar marcha atrás y cumplir con lo pautado por el Gobierno. Costa agradeció a través de un comunicado y ahora continuarán trabajando para ponerse de acuerdo. “Están dadas las condiciones para llevar adelante un trabajo articulado y provechoso entre el Gobierno, los laboratorios, las droguerías y las farmacias”, concluyó.

30/06/14 Página|12
 

El lobby y una correlación de fuerzas desproporcionada Por Felipe Yapur

Nueva York es una fiesta. Una masa colorida y festiva recorre las calles aledañas a la Quinta Avenida. Banderas multicolores acompañan la gran movilización, pero no es una marcha de repudio al capital especulativo internacional es, simplemente, el festejo del día del Orgullo Gay.

Es imposible calcular quiénes de todos ellos, los que desfilan y los que miran, tienen alguna idea de lo que ocurre en los tribunales, en la ONU y ahora en la OEA sobre la disputa que mantiene la Argentina con los fondos buitre y las consecuencias que pueden acarrear si la balanza se inclina para uno y otro lado.

La correlación de fuerzas no es proporcional a pesar de que se trate de un minúsculo grupo de bonistas contra un Estado nacional. Han demostrado poder de injerencia y dominio en las decisiones judiciales. Es por ello que la constante búsqueda de respaldo internacional que realiza el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner no debe detenerse y de allí la importancia de la reunión que hoy se realizará en la vieja y anquilosada Organización de Estados Americanos en Washington.

Los gobiernos que defienden los intereses generales de las sociedades tienen el desafío de imponerles un "no pasarán" porque las consecuencias no serán sólo negativas.

Todo sirve y todo aporta. Mal que le pese a los defensores argentinos de la justicia estadounidense, de la cual afirman que se trata de una institución independiente y traslúcida, lo cierto es que no difiere mucho de cualquier otro Poder Judicial. La derecha conservadora ha colonizado esos estrados y los fallos de Thomas Griesa bien valen como el botón de la muestra. Claro, siempre hay excepciones, tampoco es cuestión de generalizar.

Los fondos buitre son un sector poderoso y el lobby es una herramienta que no desprecian y usan con impresionante habilidad. Por caso, aquella semana previa a la decisión de la Corte de los EE UU que rechazó estudiar la apelación de la Argentina para evitar el fallo de Griesa, una delegación de diputados y senadores llegaron hasta capital estadounidense. Ese día, los encargados de la relaciones públicas habían hecho circular una información ante la prensa de Washington que los representantes del fondo NML se iban a reunir para mantener una conversación con los legisladores argentinos.

Para ello alquilaron uno de los principales bares de la ciudad y estuvo cerrado al público por este encuentro. ¿Era una muestra de buena voluntad de los buitres para con los argentinos? ¿Una señal de acercamiento? ¿O una demostración del poder que tienen los buitres? Pocos periodistas mordieron el anzuelo porque la reunión nunca se concretó. Es más, la delegación legislativa que había llegado a Washington para defender la posición del gobierno argentino ni siquiera se enteró del convite. Si algún periodista daba cuenta en sus publicaciones de esa supuesta reunión que nunca se concretó, hubiese obligado a los legisladores a una desmentida generando alguna sospecha o mal humor en el interior del gobierno nacional. Es un ejemplo pequeño, tonto quizá, pero esto es una guerra y quebrar internamente al enemigo puede favorecer el resultado final de la contienda.

Pero los experimentados fondos buitre no son los únicos que presionan por sus intereses. El gobierno de CFK también lo hace y de allí los respaldos del gobierno de Barak Obama, de Brasil, México, Brasil, Francia y hasta del FMI. ¿Habrán influenciado todos estos respaldos, a la sazón casi casi como una selección importante de gobiernos poderosos, en la actitud de Griesa del viernes pasado? Ese día todos los periodistas que presenciamos la audiencia apostábamos doble contra sencillo que el juez hundiría sus garras en la representación argentina. Pero fue ambiguo, no embargó los fondos depositados en el Bank of New York (BoNY), entidad que debe hacer efectivo el pago a los bonistas que ingresaron a la reestructuración. Esa mañana, el abogado del BoNY no disimuló su interés por saber qué hacer con esos millones de dólares. El juez no fue preciso pero le advirtió que el depósito realizado por la Argentina era ilegal. En pocas palabras (a lo argentino) fue como un "tené cuidado con lo que hacés". Y el BoNY, se sabe, es una entidad de EE UU.

Ya se dijo que Griesa no cerró la puerta, tal vez la entornó un poco pero eso es mucho en este complejo asunto. Es más, insistió en que las partes vuelvan a reunirse con el mediador designado, Daniel Pollack. El special master, como se denomina, estuvo presente en la audiencia del viernes. Ocupó un escritorio pequeño ubicado a la derecha de Griesa. Siguió con atención las exposiciones de los abogados pero también tuvo un momento de sopor, que habrá durado unos cinco minutos, donde le fue imposible mantener los ojos abiertos y el cabeceo fue constante.

El gobierno de CFK es muy celoso del plan que tienen para esta situación. En Nueva York el ministro de Economía, Axel Kicillof, no disimuló que su intención no era hacer prensa y se mantuvo distante de los periodistas. Se entiende, la situación es delicada como para andar anticipando las jugadas. Sin embargo, el depósito de los 539 millones de dólares y la indisimulable curiosidad del abogado de los bonistas europeos durante la audiencia de Griesa, cuando sin éxito pretendió saber si el juez consideraba que tenía jurisdicción sobre los bancos del viejo continente, permiten sospechar que se está tanteando un escenario alternativo alejado de las garras de Griesa.

La batalla que lleva adelante el gobierno de CFK y su resultado no sólo beneficiará o perjudicará a la sociedad argentina. Lo bueno o lo malo salpicará al resto del mundo y a partir de allí es que se pueden entender las muestras de solidaridad de algunos que bien podrían estar del lado de los buitres, como el FMI, porque lo que estaría provocando el fallo de Griesa es un impulso a un nuevo orden financiero internacional donde el capital especulativo se transformaría en el mandamás por encima de todas estas instituciones multilaterales de crédito y hasta de gobiernos.

Los buitres, ya se sabe, carecen de patria, bandera y escrúpulos. Es por ello que durante estos días de reuniones en la ONU, sobre todo en el marco del G77+China, mucho se habló de la necesidad imperiosa de ponerle un límite a los fondos especulativos a través del Derecho Internacional.

Son varios los frentes que se deben atender pero así son estas guerras donde unos pocos ricos, muy ricos, extremadamente ricos, han probado que pueden ir más allá de los límites que ponen los Estados y por eso la tarea de los gobiernos que defienden los intereses generales de las sociedades tienen el desafío de imponerles un "no pasarán" porque las consecuencias no serán sólo negativas.

Infonews

“Debe considerarse a Marechal como uno de los fundadores de la narrativa argentina moderna”

Entrevista a la Prof. Dr. Claudia Hammerschmidt, Catedrática de Literatura española, latinoamericana y francesa de la FSU Jena; quien organizó el coloquio Leopoldo Marechal y la fundación de la literatura argentina moderna. “Falta una apreciación de Marechal como iniciador de la narrativa moderna tanto argentina como latinoamericana”.
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Por Juan Ciucci
APU: ¿Cómo surge la idea de un coloquio en Jena dedicado a la obra de Leopoldo Marechal?
Claudia Hammerschmidt: Conocí la obra de Marechal hace más de veinticinco años durante mis estudios en la UBA (aunque quiero aclarar que Marechal no formaba parte de los programas, lo descubrí fuera de las clases). Ya en aquel entonces me asombró la poca atención que recibió una novela como el Adán Buenosayres en la crítica argentina, y le dediqué mi tesis de fin de estudios, para después siempre volver sobre esta novela en varios artículos. En una estadía de investigación en Argentina en 2008 pude ponerme en contacto con María de los Ángeles Marechal, una de las dos hijas del escritor, que me conectó con los marechalianos españoles y canadienses Javier de Navascués y Norman Cheadle. Tanto Navascués como Cheadle organizaron paneles sobre Marechal en congresos dedicados a otros temas. Sin embargo, lo que faltaba todavía era reunir los estudiosos de la obra marechaliana tanto “del lado de acá” como “del lado de allá”. Entonces planifiqué el coloquio internacional donde cooperaron colegas de ocho países en los que la recepción de la obra de Marechal es bastante diferente.
El coloquio internacional Leopoldo Marechal y la fundación de la literatura argentina modernamarcó una primera convocación y concentración de la investigación internacional acerca de la obra de Leopoldo Marechal. Gracias a la colaboración de la Fundación Leopoldo Marechal y del Foro de Pensamiento Latinoamericano, se logró reunir por primera vez a los estudiosos de Marechal internacionalmente más destacados y abrir el diálogo entre perspectivas a veces muy diversas. Este encuentro fructífero en la universidad Friedrich Schiller de Jena (Alemania) no hubiera sido posible sin el constante apoyo por la Embajada de la República Argentina en Berlín, donde tuvo lugar el último día del coloquio, o sin las generosas ayudas económicas recibidas por el Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Argentina, la Fundación Alemana de Investigación(Deutsche Forschungsgemeinschaft, DFG) y la Fundación Ernst Abbe de Jena.
APU: ¿Cómo analiza la valoración actual de la obra de Marechal, tanto en Argentina como en el mundo?
CH: El papel de Leopoldo Marechal como precursor de la literatura moderna argentina y latinoamericana todavía no ha sido suficientemente estudiado, como tampoco lo ha sido su renacimiento literario actual. A pesar de que Julio Cortázar le haya dedicado una reseña muy positiva al Adán Buenosayres ya en 1949 (es decir un año después de la primera publicación de la novela quizás más importante de Marechal), a continuación sólo se encuentran muy pocos estudios acerca de Marechal en cuanto innovador de estructuras narrativas tradicionales e iniciador de la modernidad literaria argentina. Desde un punto de vista internacional, hoy en día se constata un considerable aumento de traducciones, sobre todo del Adán Buenosayres. De especial relevancia es mencionar en este contexto la reciente publicación de la traducción del Adán al inglés, preparada durante diez años por el investigador canadiense Norman Cheadle, que acaba de presentarla al público anglófono. Además hay que resaltar las traducciones del Adán al francés y al italiano o la traducción del primer capítulo del Adán al alemán para la revista Die Horen (realizada con la ayuda del "Programa Sur" con el que el Ministerio de Relaciones Exteriores subvenciona traducciones de la literatura y cultura argentinas para favorecer y fortalecer la edición de esas obras en lenguas extranjeras).
Además quiero mencionar las importantes ediciones críticas del Adán que se publicaron desde los años 1990 (una editada por Pedro Luis Barcia en Clásicos Castalia en 1994, una editada por Jorge Lafforgue y Fernando Colla en Archivos en 1997 y la última, la primera edición crítica que se editó en Argentina, preparada por el estudioso español de la obra de Marechal Javier de Navascués y publicada en 2012 en las Ediciones Académicas de Literatura Argentina editada por la eminente estudiosa de Marechal María Rosa Lojo). También es importante mencionar que se acaban de publicar textos hasta la fecha desconocidos como Alijerandro, editado también por Javier de Navascués en 2012 en De Centro Editores, Madrid. Sin embargo, todavía falta una apreciación de Marechal como iniciador la narrativa moderna tanto argentina como latinoamericana.
En este sentido, el coloquio también marca el inicio de la revaloración de la obra de Marechal y de su importancia para la historia literaria argentina y latinoamericana. Con la publicación de las actas será posible presentarle al público una muestra actual de la investigación internacional sobre este autor indebidamente poco considerado dentro de la crítica argentina. Y ya se está preparando la continuación de la cooperación entre los “marechalianos” para próximas publicaciones y otros coloquios que tendrán lugar en Jena.
Además, junto a la colega argentina Mariela Blanco (Universidad Nacional de Mar del Plata), estamos planificando un proyecto de investigación binacional que, si todo sale bien, será financiado por MINCyT-CONICET-DFG. Este proyecto con el tema de “El paradigma Marechal” tiene como objetivo analizar la importancia de Marechal para la historia literaria argentina, empezando con los contemporáneos de Marechal, sobre todo Borges y terminando con la literatura argentina actual. Sobre este tema concreto ya se está planificando otro coloquio al que serán invitados muchos de los marechalianos ya reunidos en el coloquio de 2013.
APU: ¿Cuáles son los principales aportes que realiza Marechal a la literatura argentina y universal?
CH: Es sobre todo esta pregunta la que hasta la fecha todavía no se investigó a fondo y cuyo análisis da todavía mucho por descubrir. Con respecto a los principales aportes de Marechal para la literatura argentina del Siglo XX y XXI, hay que subrayar que Marechal, junto a Roberto Arlt y Jorge Luis Borges, debe considerarse uno de los fundadores de la narrativa argentina moderna. Lo que yo denomino “paradigma Marechal” constituye una línea de la literatura argentina que consiste en la alternativa alegórica-paródica de la literatura marechaliana a la de sus antípodas Arlt y Borges. Desde esta “tercera posición”, Marechal ejercerá una influencia muy fuerte en las generaciones posteriores que muchas veces por razones políticas (sobre todo por el peronismo del autor) se silenció. Por el largo silenciamiento de Marechal a partir de los años ´50 todavía faltan estudios que destaquen y resalten esta importancia eminente para la literatura argentina. Esperamos contribuir a este deber de la crítica literaria e investigación universitaria con el proyecto de investigación pendiente y ayudar a hacer conocer la obra de Marechal también en Europa. Fuera de Argentina, y debido a Cortázar, es sobre todo en Cuba que se rindió homenaje a la obra marechaliana (Premio Literario de la Casa de las Américas en 1967). Sin embargo, hay que incluir al Adán Buenosayres en un linaje internacional muy vasto que va desde el Ulises de James Joyce hasta El hombre sin atributos de Robert Musil, pasando por Manhattan Transfer de John Dos Passos, Berlin Alexanderplatz de Alfred Döblin y otras novelas emblemáticas de la modernidad narrativa. Evidentemente Marechal tuvo mucho impacto también en la formación de la “nueva novela latinoamericana” de los años 60 y es visible en la escritura literaria y teórica del neobarroco cubano; y en la tendencia épica-paródica de toda una vertiente de la literatura argentina actual, la presencia de Marechal se nota cada vez más. No hay que olvidar que el concepto de autor que desarrolla Marechal no corresponde únicamente a la conceptualización moderna del autor, sino que anticipa muchos rasgos de la posmodernidad. Para concluir, resumo: la obra de Marechal pertenece a lo que se conoce como ‘alta’ literatura mundial, y queda mucho por descubrir en un autor tan rico y ambiguo que nos vuelve a hablar en este principio del Siglo XXI. Sigamos entonces en la aventura de su investigación.
APU: ¿Cómo analiza Adán Buenosayres desde "la violencia de la escritura", como dijo en su ponencia en el coloquio?
CH: Desde sus inicios, la violencia constituye uno de los tópicos de la literatura argentina. A partir del Matadero y Facundo hasta la narrativa posdictatorial, escenas de lucha continuamente reaparecen en un sistema literario y cultural que funciona a través de la oposición de principios en conflicto y que se basa en la sustitución del uno por el otro de los contrarios enfrentados: civilización o barbarie, Europa o América, ciudad letrada o campo desértico. Sin embargo, es sobre todo la literatura moderna la que ha experimentado la violencia de la escritura también en el orden significante y ha expuesto las paradojas inherentes a la representación tanto temática como metatextualmente.
Es especialmente esta violencia implícita en la representación la que en la obra de Leopoldo Marechal se tematiza y refleja constantemente. Y es sobre todo en su Adán Buenosayres que, a través de un complejo sistema de reflejos y repeticiones, la violencia de los antagonismos representados se convierte en la puesta en escena de la violencia de una escritura que trasgrede sus propios límites.
En mi ponencia traté de demostrar que en el Adán Buenosayres los diversos aspectos de la violencia se encadenan en el nivel temático, metatextual y estructural de la novela para así yuxtaponer posiciones excluyentes sin que narrativamente se tome partido por una de ellas. De esta manera, en vez de simplemente repetir las violentas oposiciones tradicionales, Marechal funcionaliza las paradojas de la representación para proponer un nuevo modelo de escritura y cultura que se instala en la indecisión y apertura semántica. Esta nueva escritura repite y deconstruye las dicotomías tradicionales operantes en la literatura y cultura argentinas y anticipa posiciones estético-ideológicas de la nueva novela latinoamericana y de la literatura argentina contemporánea. El artículo que elaboré al respecto saldrá en las actas del coloquio a fines de este año, y me será un grato placer si encontrara lectores en Argentina.

“Marechal fue un teórico del peronismo

Entrevista a la escritora, catedrática e investigadora Graciela Maturo, a partir de su libro Marechal, el camino de la belleza (Biblos). “Megafón es una gran novela que tiene una enorme actualidad, mira hacia el futuro de la Argentina”.
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Por Juan Ciucci
APU: En principio, ¿cómo ve la obra de Marechal hoy? ¿Cómo se la recupera?
Graciela Maturo: Para mí, Marechal es un pensador y sería importante que en todos los foros, especialmente del llamado pensamiento nacional, se lo tuviera en cuenta a Marechal. No solamente como un poeta, un gran novelista, dramaturgo, etcétera. Es decir, se le quita, habitualmente, al escritor, el carácter de pensador. Todo gran escritor es un pensador y hasta se podría decir “un filósofo”, en cierto sentido de la palabra. Marechal tiene una absoluta actualidad, se preocupó siempre por el tema de la Patria, en todas sus obras poéticas, novelísticas y dramáticas y en sus ensayos. La Patria, para él, es un concepto religioso como lo es para Dostoievski, esos grandes pensadores religiosos que ha dado Rusia. Marechal dice: “la Patria debe ser una provincia de la Tierra y el Cielo”, él cuando habla del Cielo, lógicamente está hablando de las realidades espirituales. Habla siempre de la redención del hombre argentino y de la construcción de una sociedad redimida, porque está formada por hombres redimidos. Así que, primero la salvación personal y después la salvación comunitaria. El tema de la comunidad organizada, el famoso ensayo de Perón (que a veces yo he dicho, al pasar, que pudo estar la pluma de Marechal ahí, o no). Evidentemente, esa imagen del hombre centauro, es de la Tierra y el Cielo y esa imagen de comunidad organizada es la comunidad cristiana, es la comunidad de los hermanos que asientan la filosofía del amor como base de una comunidad realmente humana. Siempre está haciendo la crítica del hombre económico, del hombre que lee las cotizaciones de la bolsa. Pensemos en textos breves como: Autopsia de Creso y otros, ¿no?, hace la crítica de la sociedad moderna, del capitalismo. Pero, también hace la crítica del marxismo, porque el marxismo se mueve ligado al valor económico como primer valor para medir la sociedad y deja de lado la espiritualidad.
APU: Usted participó del coloquio en Alemania, ¿cómo analiza el marco académico que aborda la obra de Marechal?
GM: Los participantes del coloquio, que fue muy interesante, algunos no tienen mucho trabajo realizado y publicado sobre Marechal. Me han interesado las valoraciones de la obra poética que han hecho Jorge Monteleone, Enrique Foffani; me ha interesado mucho el panorama dado por Claudia Hammersmith. Javier de Navascués es un profesor navarro que estuvo viviendo dos años aquí y estamos muy relacionados, él ha publicado un estudio al que considero más técnico que filosófico sobre las novelas de Marechal, siguiendo la orientación de Gerard Genette. Bueno, María Rosa Lojo también dio un panorama muy interesante y penetra profundamente en la filosofía de Marechal. El cubano Ernesto Sierra es un gran estudioso de la obra de Marechal, ha incluido textos míos en su recopilación de textos críticos sobre Marechal. Recoge un viejo texto mío que es uno de los iniciadores de la crítica marechaliana. Lo escribí en el año ’58, siendo adscripta de Adolfo Prieto, en su cátedra de Literatura argentina, en Mendoza (Universidad de Cuyo) y a pedido suyo. Marechal me envió las Claves de Adán Buenosayres autorizándome a publicarlo, y lo hice a comienzos del año ’66, poco después él lo incluiría en Cuaderno de navegación. Lo quise publicar en un pequeño libro, que fue quizá el primero de los libros grupales sobre Marechal. Lo edité reuniendo el texto de Cortazar sobre Adán Buenosayres (le pedí permiso para ello y me lo dio en una hermosa carta que está publicada en el libro sobre Cortázar que publique este año. Es muy interesante la valoración que hace Cortázar, tempranamente) e incluí en ese tomo también el trabajo de Adolfo Prieto que daba lugar a la epístola de Marechal, y el mío propio, al cual Marechal considera “uno de los pocos trabajos dignos del género, la crítica”. Así que tengo ese gran honor de que mi gran amigo y maestro, haya reconocido mi trabajo respetuoso en una época en que no se lo respetaba a Marechal.
APU: Eso nos interesó de la entrevista con María Rosa Lojo, que remarcó que Cortázar y usted, en ese momento, fueron de los pocos que tuvieron una crítica positiva hacia su obra. Había sido bastante mal recibido su trabajo.
GM: Claro, para algunos es muy católico, para otros es un heterodoxo, que lo es (risas), para otros es muy peronista, para otros... En fin, le encuentran toda clase de desvíos, características que no sirven del todo para ubicarlo en un casillero... y bueno, el grande no entra en los casilleros. En cuanto al cristianismo de Marechal, se ha pretendido hacer de él un protestante, un heterodoxo. Dado, en sus últimos tiempos a la lectura de textos hindúes, por ejemplo, el Bhagavad – guitá... y bueno, ese es el mejor modo de ser cristiano. Ya juzgado a la luz del Siglo XXI, no habría tanta heterodoxia en él, porque el cristianismo es una gran heterodoxia, una heterodoxia de la tradición judía, una heterodoxia frente a todas las tradiciones de la antigüedad. Trae el valor del hombre, por eso yo lo llamo un humanismo teándrico (en el fondo cristiano debería bastar), un humanismo que da lugar a Dios y al hombre. Cosa que no han hecho (con todo respeto) ni los judíos ni los árabes ni otras religiones, siendo que el cristianismo está asentado dentro de la tradición del judaísmo, de una tradición revelada y Marechal cala muy profundamente en ella... Si uno lee El Banquete de Severo Arcángelo, encuentra casi un manual de vida cristiana y todo el tiempo con ese tono didáctico, de explicar a fondo la realidad, la realidad de Dios, no en una forma aristotélico – tomista, que también lo transitó, porque todo lo ha transitado él. Se sale de ese molde y siente a Dios como Verbo y al hombre como émulo de Dios y como Dios mismo, que es calar profundamente en la significación de Cristo: el Dios hecho hombre y el hombre hecho Dios. Así se puede entender el humanismo teándrico.
APU: Estaríamos hablando de su faceta religiosa, ¿cómo ve su faceta social, política, cómo su ideario transitó su obra?
GM: Como muchos hombres de su generación (cristianos), vieron en el peronismo la aplicación política de su ideario y el peronismo fue un movimiento religioso, sin ser clericalista. Perón tuvo algunas confrontaciones con la iglesia de su tiempo, porque era una iglesia muy intransigente, pero en el fondo el peronismo ha sido un movimiento popular y religioso. Decir popular siempre es decir religioso, porque ¿dónde está lo popular? Lo popular no está en la Escuela de Frankfurt, está en San Cayetano, está en la Virgen de San Nicolás, ahí está lo popular, ¿o no?. La Escuela de Frankfurt es el neomarxismo. Bueno, acá los directores de cultura, los secretarios de cultura han sido un poco parciales en su concepción, son los aires de la época.
APU: Y este ideario es parte de su obra digamos... está presente en su obra, este ideario peronista.
GM: Sí, sí, no solamente está presente sino que él fue un teórico del peronismo. Aquello que dice el texto de Perón, la Comunidad Organizada (creo que ya lo mencioné), cuando habla del hombre centauro, está usando una imagen de Marechal. Hacía nueve años nada más, porque el Congreso de Filosofía se hizo en el ’49, que Marechal había publicado su gran poema: El centauro, que le valió el Premio Nacional. En ese poema le habla, de alguna manera, a Rubén Darío en su Coloquio de los centauros, que ha sido el modelo de este poema de Marechal y entonces pone el acento en Cristo. El centauro de los nuevos tiempos es Cristo. Y es una manera de profundizar, realmente, en los mitos clásicos, cristianizar el mito clásico, como lo habían hecho los humanistas a partir del Renacimiento.
APU: Del texto La Comunidad organizada no conocía el posible aporte de Marechal, siempre se habla de la pluma de Carlos Astrada.
GM: Sí, yo he hablado de la pluma posible de Marechal. Indudablemente es un texto de Perón, ahí está el pensamiento de Perón, pero los textos de los conductores siempre pasan por manos de algún intelectual, de alguien que es apreciado por el autor. Los textos de Perón no son muchos de mano ajena, porque él es un pensador y es un escritor (también yo me propuse para mi edad avanzada, que ya llegó, hacer algún trabajo sobre esto y no he podido, pero bueno).
APU: El Perón intelectual...
GM: Sí, sí, el Perón escritor y pensador. Creo que esa es una falta todavía de algunos que lo hemos leído y lo hemos trabajado, pero no hemos escrito sobre esto. Lo que digo es que ese trabajo puede haber estado bajo la revisión de Carlos Astrada o del propio Marechal, o que esa imagen del centauro estaría presente en el imaginario intelectual de la época.
APU: La relación de Marechal con Eva y con Perón era una relación cercana, ¿no?
GM: Sí, sí, ha sido una relación muy estrecha. Él lo siguió a partir del 17 de octubre, él lo cuenta, vio o sintió -porque su ventana no daba a la calle sino a un fondo de manzana-  el ruido de esas multitudes que desfilaban por la calle Rivadavia rumbo a la Plaza de Mayo y bajó y se unió a ellos ya para siempre. Primero fue Secretario de Cultura, después tuvo a su cargo la Dirección Nacional Artística y creó la Escuela Nacional de Danzas. Yo he publicado en mi libro el texto de una chacarera, que me lo entregaron allí, creo que la música es de Aída Barceló.
APU: Su relación con Marechal también fue cercana.
GM: Yo era muy joven en esa época, digamos no soy coetánea de Marechal, tengo treinta años menos, ¿no?. Pero, igual, a partir del ’49, yo lo he tratado personalmente. Yo viví hasta el ’68 en Mendoza, casada con un gran discípulo de Marechal, que era el poeta Alfonso Sola González. A partir de mi casamiento, muy temprano (yo tenía dieciocho años cuando llegué con él a Mendoza, a la Universidad de Cuyo, él como profesor, pero yo como alumna). Entonces, a partir de ese momento yo lo he conocido a Marechal y he tenido en mis manos su obra, recién publicada.
APU: En este marco, usted ha publicado un libro sobre Marechal, pero nos interesó que en este último coloquio tuvo un texto sobre Megafón, o la guerra.
GM: Megafón es una gran novela que tiene una enorme actualidad, mira hacia el futuro de la Argentina. Habla de los cautiverios que ha vivido la Argentina o que estaba por vivir, cuando Marechal ya estaba en sus últimos años, la novela fue publicada un mes después de la muerte de Marechal, él murió el 26 de junio de 1970 y en julio salió esta novela. No alcanzó a verla publicada. Es una obra barroca, compleja, histriónica, donde la épica es llevada a veces al plano cómico, que era muy propio de Marechal. Pero, no un plano cómico destituyente, no. El plano cómico, como en Cervantes, no es destituyente. Se equivocan los que tienen esa visión de lo cómico o lo paródico como destituyente del mito, no es así, por lo menos ni en Cervantes ni en Marechal. Los héroes pueden seguir pautas cómicas, pero no por eso pierden entidad y no pierden el sentido de lo sublime. Lo sublime y lo cómico van juntos, eso es una estética romántica. Él decía: “Soy un clásico de la forma y un romántico por el fondo”. Entonces, la novela tiene dos héroes: uno es Megafón, el conductor, es una nueva modulación literaria del conductor, después de Severo Arcangelo y Don Juan. Nadie que sepa leer literatura va a encontrar ahí el retrato o reconocer a la letra un retrato del conductor. Pero, va a encontrar el retrato profundo, cuando dice: Yo conocí la patria de sur a norte, de este a oeste... y empieza a enumerar los dones, los frutos de la tierra argentina, todo eso es alegórico y simbólico, está haciendo el retrato profundo del conductor. De él dice: Es un pelasgo sobreviviente… con lo cual remite a la formación clásica de Perón y a sus raíces en Córcega. Y Perón vivía leyendo Las vidas paralelas de Plutarco, era una de las lecturas preferidas de Perón. Y si hay una figura grande y representativa de la tradición humanista es Plutarco, que relaciona a los filósofos y a los héroes latinos con los griegos. Cuando a Evita le preguntaban qué había leído -Evita no era intelectual- decía la verdad: “He leído a Plutarco”, porque Perón le daba ese libro, ella lo asimilaba con su ingenua y popular receptividad, no hay que negarle a ella inteligencia. Indudablemente es una mujer sencilla.
Un héroe es el conductor, el otro héroe es el poeta, apunta hacia la referencialidad de Jacobo Fijman, en la novela se llama Samuel Tesler y este personaje lo toma de Adán Buenosayres, Samuel Tesler es el alter ego de Marechal como personaje. Entonces, tenemos al conductor y al poeta, en los dos personajes de la novela también se refleja Marechal, o sea: uno sería Perón – Marechal y el otro sería Fijman – Marechal, entonces se lo puede leer recogiendo todos estos aspectos. La lectura literaria no es para gente que sólo quiere leer al pie de la letra lo que dice un texto, ¿no?. Hay que leer lo alegórico, lo simbólico, lo anagógico (como decían los antiguos), lo místico es lo anagógico, es el plano superior de la lectura, que apunta a los planos espirituales. Entonces, es una obra extraordinaria sobre el destino de la Argentina; el conductor triunfa encontrando a la Hermosura Primera en el fondo de un lenocinio, el lupanar del mundo, un prostíbulo, ¿no? Regido por un rufián, que se llama Tifoneades, con nombre griego, sabemos los cristianos siempre se dice que el rey del mundo no es Cristo, ¿no es cierto?. Los hombres están sometidos a distintos cautiverios, todo esto es pura simbólica cristiana y también se refunde en ella la simbólica grecolatina y otros símbolos universales.
Es una figura de redención, el encuentro con la Hermosura Primera a la que da nombre de Lucía Febrero, la Novia Olvidada, pero la encuentra en el fondo del lenocinio. Esto se puede entender a partir del texto teórico de Marechal, Descenso y ascenso del alma por la belleza, porque la originalidad de Marechal en este planteo, donde tiene algunos antiguos maestros -que ahora no voy a citar por no hacer alardes de erudición-. La originalidad está en que el descenso mismo comporta un ascenso; descender, entre comillas, al mundo, a lo más inferior del mundo es también una manera de templarse el héroe y de producir un ascenso hacia la Hermosura Divina. O sea que tiene una sustancia teológica y filosófica muy fuerte esta obra y sí, no es para cualquiera. Podemos decir que Marechal era un hombre  empapado de la cultura popular, pero también podemos decir que sus novelas son para leer “según anzuelo y carnada”, como él mismo decía. Es decir, el que tenga más formación y sensibilidad, encontrará más cosas en las novelas de Marechal. No hablo del lector competente del que hablan los norteamericanos, yo hablo del lector-creador y el lector-poeta, no del lector competente, eso a mí no me interesa.
APU: Este estilo popular que tiene Marechal, hace también que sea una lectura muy amena.
GM: Sí, pero lectores que no tengan esa formación teológica y filosófica, a la cual nos ha acostumbrado Marechal desde sus primeros libros, tal vez no terminan de captar algunas cosas que hay en este libro, hay mucha riqueza. Incluso, los que hemos trabajado tempranamente sobre él, volvemos a leerlo, como lo hice yo, para mi exposición en Jena, Alemania y volvemos a encontrar más cosas, porque son obras inagotables. Además Marechal... es apocalíptico, habla de una destrucción de la Argentina, Argentina que como decían sus primeros poemas, va a sercalzada de metales, etcétera, como una muchacha que tenía un destino muy duro que cumplir. Pero, yo apuesto a que esta es la época del kairós, o sea el momento oportuno, el momento de la redención, que ya comienza. Y un signo evidente ha sido la elección de un Papa argentino para ocupar ese lugar en una iglesia muy viciada y decadente, y sin embargo, fue llevado a la cátedra de Pedro un argentino, un argentino que ha leído mucho a Marechal.
APU: También lo que tiene Megafón, o la guerra es una relación directa con la historia reciente del país. Hay referencias directas a la Masacre de José León Suárez y al Fusilamiento del General Valle. Es un texto muy interesante en ese sentido.
GM: Porque Megafón, el conductor, en la novela, vive distintas aventuras o andanzas a la manera clásica, ¿no?. Una son las aventuras terrestres y otras las aventuras celestes. Yo me dedico más a las segundas por vocación, porque siempre alenté una lectura espiritual del texto literario, pero las aventuras terrestres están y esas son las más estudiadas. Es evidente que él pareciera estar anticipando algunos sucesos que en la vida real ocurrieron, como el secuestro de Aramburu, etc. Es el compromiso de Marechal, el General Valle durmió en su casa la noche anterior a entregarse y ser fusilado, el 12 de junio del 1956. O sea, todo este trayecto de la Argentina tenía que pasar y ha pasado por distintos momentos, cautiverios del pueblo de Dios, en el sentido bíblico, que tiene su cautiverio en Egipto y está destinado a sufrir otros cautiverios. Marechal tiene muy enraizada la convicción de que la Argentina es un “pueblo de Dios”, ¿qué quiere decir “pueblo de Dios”? Que continúa la tradición bíblica, en el sentido de ser un pueblo predestinado a sufrir, hasta su nombre, dice Marechal, “argentum” es como la plata que refleja la luz del sol, es un espejo de plata que refleja la luz de Dios.
APU: ¿Cuál puede ser la actualidad de su obra?
GM: Yo creo que interpretar, actualizar la lectura de Marechal es una tarea necesaria para una Argentina que está sumida en una decadencia moral y espiritual muy grande. No es sólo la Argentina, es una decadencia del mundo.
Los cristianos creemos en el Kairós, creemos que puede llegar esa venida de Cristo, esa venida del espíritu, que vendrá en alguna forma ya sea personal o cambiando la conciencia de las personas o produciendo una Kehre, la conversión de la que hablaba Heidegger en una famosa conferencia. Creo que la única salida para la humanidad es la salida espiritual. Lo político lo acepto en su concretez material en todos los aspectos que comporta lo político, por supuesto, los acepto, pero siempre dentro de esta marcha de la humanidad hacia una realización que se va a dar solamente en el plano espiritual. Es como un horizonte que no se puede alcanzar fácilmente, pero es un horizonte que tiene la humanidad, a través del mensaje del Evangelio, y Marechal representa eso.