lunes, 14 de julio de 2014

HUBO 75 MIL ESPECTADORES EN EL ESTADIO, PERO MAS DE 100 MIL ARGENTINOS EN RIO DE JANEIRO Pedazo de Brasil teñido de celeste y blanco

 Por Adrián De Benedictis
Desde Río de Janeiro
El delirio de los argentinos en Brasil por sentirse partícipes de un partido memorable se inició durante la madrugada de ayer por las calles de Río de Janeiro. Prefirieron no esperar al horario del partido para ver lo que sucedería en la cancha, sino que comenzaron a sentir lo que rodeaba a la definición desde bien temprano. Inclusive, muchos eligieron no dormir en algún alojamiento y se mantuvieron en las “rúas” cantando y gritando durante toda la noche. Las imágenes que ofrecieron fueron múltiples, y en todas se escuchó muy fuerte el grito de Argentina, mientras los brasileños observaban incrédulos.
En el barrio de Lapa, una especie de San Telmo en esta ciudad, donde se ubican muchos bares y la gente suele tomar sus tragos sobre la vereda, apareció a eso de las dos de la mañana un grupo de hinchas sobre la avenida Sem de Sá, con trompetas y redoblantes que acaparaban la atención de todos. Mientras se desplazaban a contramano del sentido de los vehículos, iban cantando el hit (“Brasil decime qué se siente... “) de este Mundial. Su aparición hizo que se detuviera el tránsito, y desde los edificios se abrían las ventanas para que la gente se asomara a presenciar ese espectáculo, a pesar de que le estaban interrumpiendo el sueño. Una verdadera comparsa desfilando por Brasil.
La mañana mostró los restos de la noche anterior, pero las camisetas argentinas siguieron transitando por todo Río. Una de las vías para llegar al estadio Maracaná era el subterráneo y, en la línea que desemboca, allí se vieron a los simpatizantes no sólo con camisetas de Argentina, sino también de Newell’s, Colón, Boca, River, Atlético Tucumán y Douglas Haig. En los alrededores de la Catedral también se concentraron argentinos para partir hacia el estadio, con autos que tenían la patente argentina.
En la estación Carioca del “metro” se produjo uno de los pocos episodios con mucha tensión. Los alemanes aparecieron en esa misma zona y comenzaron a recibir insultos y provocaciones de los argentinos. La seguridad desparramada por toda la ciudad hizo que la agresión no terminara en algo peor.
A lo largo del viaje hacia la parada que lleva el mismo nombre que el mítico estadio, continuaron los cantos con bromas hacia los locales, que hacía bien evidente su simpatía por Alemania. Los que lucían camisetas brasileñas no evidenciaron ninguna reacción, y hasta decidían hacerse los desentendidos ante semejante frustración personal, cuando creían que este sería “su” Mundial.
Las banderas comenzaron a desplegarse a medida que se acercaban al estadio. Santos Lugares, Rauch, Tolosa, Junín, Córdoba, se podía leer en las insignias. Ellos miraban asombrados el escenario del partido, pero además cuando comenzaron a saber de las personalidades que también estaban llegando. Sin duda, el que más impresión causó fue LeBron James, el basquetbolista estadounidense que acaba de pasar a Cleveland desde Miami Heat.
El tiempo no sobraba, a pesar de que faltaba mucho para el comienzo del juego. La necesidad de encontrar la puerta correspondiente para el ingreso era enorme. El sol y el calor no eran impedimento para nada. Los argentinos sabían que estaban ante una oportunidad única para formar parte directa de algo muy grande.
La ceremonia de clausura fue mucho mejor que la de apertura, por lo menos hubo un poco de samba y música brasileña el cierre a dúo de Alexandre Pires con la bahiana Ivete Sangalo. Antes de eso cantaron Shakira y Carlinhos Brown, y tocó la guitarra Carlos Santana, mientras cuatro grupos de bailarines se movían al compás de la música en los costados, cerca de los banderines del corner, sobre un tapete plástico de más de cien metros por 70 que preservaba el campo, con trajes típicos enarbolaban banderas que representaban a los 32 países intervinientes en la Copa. Dos habilidosos jóvenes uno vestido con una camiseta azul y otro con la blanca de Alemania hicieron jueguito en el círculo central y el argentino se llevó los mejores aplausos porque nunca se le cayó la pelota, como le pasó al otro. Cuando terminó la ceremonia se renovaron los cantos de las tres hinchadas.
Había de todo en las tribunas: Carlés Puyol (que llevó la Copa del Mundo junto a la infartante modelo brasileña Gisele Bundchen) y su compañero Gerard Piqué, el marido de Shakira; David Beckham con Pelé y Zico, Ashton Kutcher y el 007 Daniel Craig con Mick Jagger, Eros Ramazzotti con Plácido Domingo, más las insólitas hermanas Xipolitakis o el titular del Comité Olímpico Argentino, Gerardo Werthein.

No hay comentarios:

Publicar un comentario