miércoles, 27 de agosto de 2014

ECONOMIA › STIGLITZ HABLA DE GRIESAFAULT Un caso único

Por Federico Kucher
“Por primera vez en la historia, un país que está dispuesto y tiene la capacidad para pagar a sus acreedores no puede hacerlo porque un juez se lo impide”, dijo el economista Joseph Stiglitz en una nota de opinión que publicó ayer en el diario El País de España. El Premio Nobel de Economía criticó las ganancias “ridículas” que pretenden conseguir los fondos buitre en el juicio contra la Argentina, la especulación de los bonistas no reestructurados con los seguros contra default y las distorsiones de la Justicia norteamericana y del sistema financiero internacional. Aseguró que el juez Thomas Griesa es el responsable de las tensiones financieras que atraviesa el país, al tiempo que destacó los problemas que tendrá en el futuro Estados Unidos como sede para emitir títulos de deuda soberana.
“La Argentina cumplió con sus ciudadanos y con los acreedores que aceptaron la reestructuración de deuda de 2005 y 2010. Depositó 539 millones de dólares para sus bonistas en el Bank of New York Mellon. Pero el banco no transfirió los fondos entre los tenedores porque el juez Griesa ordenó que no se podía pagar a los reestructurados si previamente no se cancelaba la deuda con los no reestructurados”, mencionó Stiglitz. Agregó que los medios de comunicación denominaron a esta situación como un incumplimiento de Argentina, lo cual fue incorrecto. “El hashtag de Twitter #Griesafault (término que se emplea en las redes sociales para hablar del caso argentino) es una definición mucho más precisa”, aseguró el profesor de la Universidad de Columbia.
Las estrategias conservadoras de pagarles a los buitres en las condiciones que pide la sentencia de la Corte de Nueva York, según Stiglitz, son inviables. “El desembolso en los términos de Griesa devastaría la economía de la Argentina”, dijo. Explicó que los fondos especulativos NML Capital y otros buitres representan menos del uno por ciento de los bonistas, pero recibirían un total de 1500 millones de dólares. El resto de los holdouts representa casi el 7 por ciento de acreedores y recibirían cerca de 15.000 millones de dólares. Pero a esto se sumaría que los bonistas que aceptaron reestructurar su deuda estarían en condiciones de reclamar el mismo trato que los buitres, por lo que la deuda ascendería a más de 140.000 millones. “Cada argentino, por tanto, debería 3500 dólares, equivalente a la tercera parte del ingreso per cápita del país. Todo para llenar el bolsillo de algunos multimillonarios decididos a exprimir al país y dejarlo sin un centavo”, agregó.
La especulación con los seguros contra default fue otro elemento criticado por el Premio Nobel. “El fondo de cobertura Elliott, encabezado por Paul Singer, gastó 48 millones de dólares en bonos argentinos y gracias al fallo de Griesa podría recibir hasta 832 millones, un retorno de más de 1600 por ciento. Pero además la existencia de derivados financieros para cubrir incumplimientos de deuda crea la posibilidad de mayores ganancias para los buitres”, indicó. Precisó que los Credit Default Swap (CDS) aseguran beneficios sustanciales independientemente de lo que ocurra con los bonos de la deuda soberana, por lo que su existencia reduce incentivos para alcanzar un acuerdo con los buitres.
Los efectos de la decisión del juez Griesa, según el economista, no se sentirán tanto en la Argentina, sino que el impacto más relevante será para las economías emergentes que requieren financiamiento externo. “Los buitres hicieron una gran campaña de miedo, amenazando con que un segundo default en trece años sería un gran revés para el país. Pero los mercados financieros distinguieron entre un default y un Griesafault. Las tasas de interés para las diferentes categorías de préstamos a empresas argentinas no reaccionaron ante el incumplimiento. Incluso, los costos del endeudamiento del 30 de julio fueron más bajos en relación con los del promedio del año”, dijo. Agregó que “el Griesafault, en verdad, generará un costo mayor para la economía mundial y, especialmente, para los países que dependen del financiamiento externo”. También indicó que la Justicia de Estados Unidos salió desfavorecida por el conflicto, debido a que perdió competencias por su imparcialidad. “El mercado de emisión de bonos soberanos se moverá hacia otra plaza”, cerró.

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