lunes, 25 de agosto de 2014

La hora de los pueblos: el pensamiento peronista en acción

Anteponer al antagonismo de clase, la lucha contra el imperialismo, identifica al Peronismo como parte de los distintos frentes de liberación nacional y social, del momento, y esto es inseparablemente así en el pensamiento de Perón”.
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Por Horacio Mosquera
Hace veinte años ya, en alguna reunión de formación política, un compañero (no recuerdo quién fue y no quisiera cometer la injusticia de equivocarme) aventuró: “Si Perón hablo en algún momento de “La hora de los Pueblos”, es que hay otra hora que no es de los pueblos, y es la que estamos viviendo en estos momentos”, en obvia referencia a la década de los 90.
El tiempo ha pasado, los pueblos han recuperado su iniciativa y, siguiendo el pensamiento de Perón, podemos volver a afirmar que hoy estamos ante una nueva hora de los pueblos.
No era poco lo que había sucedido en el país, y en América Latina, desde que Perón había dejado la Argentina y la aparición de su libro. En el año 1955, un golpe militar apoyado por Estados Unidos había desalojado al peronismo del poder, continuando la violencia política que las corrientes liberales y conservadoras instauraron repetidas veces Argentina.
La resistencia peronista ya había dejado de ser sólo una respuesta de los núcleos más identificados con el peronismo y el mismo General Perón se había puesto en diálogo con las nuevas juventudes, influidas también por los procesos de cambio mundial.
De eso trata “La hora de los Pueblos”, de poder explicar el peronismo en esos nuevos viejos tiempos. “La historia de la humanidad, es la historia de la lucha de los pueblos contra los imperios”, es una de las ideas rectoras del libro.
Anteponer al antagonismo de clase, la lucha contra el imperialismo, identifica al Peronismo como parte de los distintos frentes de liberación nacional y social, del momento, y esto es inseparablemente así en el pensamiento de Perón. Liberación nacional y social: comienza ya “la hora de los pueblos”, caracterizada por la liberación de las naciones del yugo opresor de los imperialismos como por la supresión de la injusticia social. No existe una sin la otra, por eso es que no podemos aceptar, si es que nos interesa respetar el pensamiento peronista, ciertos rumbos autonomistas que no profundizan la liberación social, absolutamente emparentada con la justicia social, es decir con el justo reparto de bienes materiales y espirituales de una sociedad.
La democracia, el socialismo nacional, la “tragedia del dólar” (explicación de qué ha significado el dólar como nuevo patrón monetario y la creación de los organismos internacionales de crédito como nuevo factor de dominación), la integración regional y la integración mundial, las sucesivas contradicciones entre movimiento y partido, las etapas en las que atraviesa una revolución (ya hablemos de la revolución francesa, la revolución rusa o la revolución peronista), el rol de las FFAA, convertidas en guardias pretorianas como suele caracterizar la situación de las mismas, la especulación financiera, la incorporación de los jóvenes a la militancia política, y el permanente accionar del imperialismo para la división y el sometimiento de los pueblos forman parte del libro.
“La hora de los pueblos” puede formar parte de una coyuntura, todos los escritos o charlas de Perón, como la de casi todos los grandes pensadores, pero sin dudas como todas las obras de los conductores de pueblos, tienen un costado que inevitablemente se vuelca a la acción, pero es indudable que la mayoría de los principios que guiaron al Peronismo, como aplicación argentina del Justicialismo, se encuentran en esta obra.


El Libro

El Libro se divide en siete capítulos, cada uno de ellos dedicado a explicar la situación de ese momento, pero con un fuerte recorrido histórico y pedagógico. No tenemos que olvidar, en ese sentido y podemos seguir una de las máximas que se encuentran en este libro “organizar es adoctrinar”, que Perón a lo largo de toda su vida fue un gran pedagogo, con grandes recursos didácticos. Sus recordadas charlas de formación política, en las que también participó Evita, luego publicadas como “Manual de Conducción Política” y recientemente reeditadas forman parte de un enorme esfuerzo por transmitir sus ideas a un público absolutamente heterogéneo.
Ya en el prólogo van a aparecer las principales ideas que posteriormente se desarrollarán con mayor profundidad a lo largo del libro. Una de estas ideas rectoras es la formulación de un socialismo nacional cristiano, que es en el fondo lo que significaría el peronismo, y la convicción de un mundo que necesita de cambios estructurales para poder encaminarse hacia un futuro. En palabras del propio Juan Domingo Perón: “Para inspirar esos cambios estructurales y esas formas de ejecución existen, por lo menos por ahora, sólo dos tendencias: un socialismo nacional cristiano o un socialismo internacional dogmático. Todos los países se dirigen perceptible o imperceptiblemente a ellos, porque el demoliberalismo no puede ofrecer ya más que esquemas ampliamente superados por el tiempo y la evolución.”
Es por esto que Perón coloca a los problemas que está viviendo la Argentina de ese momento dentro de los problemas que vive el mundo de ese momento, frente a los que creen que se trata sólo de disputas entre distintas facciones: “De cuanto venimos hablando se infiere que el problema argentino es un poco el problema del mundo, como lo es el de Brasil, Venezuela, Colombia, etc., y que consiste en la LIBERACIÓN EN LO INTERNACIONAL y en las REFORMAS ESTRUCTURALES EN LO INTERNO. Sin esas reformas indispensables no habrá paz interior estable y duradera como impone una convivencia creadora, y sin LIBERACIÓN no habrá ni justicia social, ni independencia económica, ni soberanía nacional, factores indispensables de la grandeza nacional, y no saldremos nunca de nuestra triste condición de "subdesarrollados", en tanto seamos tributarios de la explotación imperialista”.
Esto expresa mucho más que las ideas de alguien que está solamente mirando a la Argentina. Perón, desde su exilio en España, tiene la posibilidad de,  además de mirar el desarrollo mundial, caer incluso a veces en una excesiva europeización del desarrollo de la historia mundial. Para lograr dar forma a este artículo, tomaremos sólo algunos ejes, dejando para apariciones futuras un desarrollo más integral del texto.
El concepto de Revolución
El concepto de Revolución fue durante mucho tiempo (y quizás hoy aún lo sea) motivo de amplias disputas. Sobre todo entre aquellos que identifican las matrices de pensamiento de los procesos revolucionarios con las que son consideradas las grandes revoluciones europeas.
Hay muchos estudiosos que ya cuestionaron que esto no puede y no debe copiarse en forma mecánica para lo que América Latina u otras regiones del mundo, ya que se correr el riesgo de perder de vista los grandes procesos de cambio que se vivieron en la región, de los cuales el Peronismo es solamente uno de ellos.
Uno de los grandes interrogantes del momento para Perón es qué sistema podía suplantar a la democracia liberal burguesa, a la que considera parte de lo que caerá con la evolución de la sociedad, dando lugar a una sociedad mucho más democrática, pues los pueblos tendrán herramientas de participación más directa.
En esto toma un criterio de evolución que permitiría dejar de lado los esquemas más atrasados para ir dando lugar a un sistema que presta mayor atención a las necesidades del mundo moderno y, si esto no se produce por la evolución, entonces será necesario desarrollar la revolución. En palabras de Perón sería lo siguiente: “La respuesta es simple: la evolución del mundo nos está llevando a cambios en lo político, en lo social, en lo económico, en lo cultural, etc., que, en sus actuales formas, ya no resisten a esa evolución que, invariablemente, llevan a una mejor satisfacción de las necesidades del hombre”.
Las revoluciones para Perón, no necesariamente necesitan ser violentas, pero sí tienen que cumplir estas cuatro etapas, ejemplificados con otros procesos revolucionarios: 1) Doctrinaria (momento de elaboración del cuerpo de ideas), 2) Toma del Poder 3), Dogmática y 4) Institucional. Con respecto a la violencia, y hablando de los cambios producidos por el Justicialismo, puntualizaba lo siguiente: “Precisamente, uno de los milagros del Justicialismo, que algunos no han podido o no han querido comprender, reside en haber realizado los cambios estructurales incruentamente a través de una reforma racional”.
La Juventud
El libro tiene muchos destinatarios, pero uno de ellos, en forma privilegiada, son los jóvenes. La década del 60 está considerada justamente como una de las década con mayor movilidad juvenil del siglo. Cambian los gustos musicales y aparecen nuevos estilos que concitan la adhesión de millones de jóvenes, la revolución cubana fue una revolución lograda por jóvenes, el mayo “francés” y otras distintas y sucesivas transformaciones tendrán a los jóvenes como protagonistas.
Perón, muy conciente de esto, dedica muchos párrafos y hasta capítulos enteros a los jóvenes: “La juventud actual, frente a un mundo en decadencia, se ha refugiado en una explicable rebeldía. Así, mientras unos se colocan un "blusón noire" y salen a peregrinar por los caminos en una suerte de existencialismo empírico, otros se dedican a la “dolce vita" o se hacen "gamberros" que azotan las ciudades con sus desmanes, en tanto los idealistas, que en la juventud abundan, se enrolan en las guerrillas para luchar por la liberación o preparar insurrecciones con el mismo fin”.
Dejando claro el sentido heroico de la vida que muchos jóvenes han decidido darle a su existencia: “Esos muchachos son de los que piensan que, así como no nace el hombre que escape a su destino, no debiera nacer el que no tenga una causa noble por la cual luchar, justificando así su paso por la Tierra.” Y, en este mismo, sentido: “La nueva generación justicialista, que ha de reemplazarnos y superarnos, está en marcha y capacitándose en nuestras escuelas de formación política. Ellos han de encuadrar y conducir un día las legiones de un Justicialismo triunfante que imponga definitivamente en nuestra Patria las banderas de justicia social, independencia económica y soberanía nacional”.
Este libro especialmente dirigido a los jóvenes rescata el sentido heroico de la vida que Perón permanentemente remarcó durante todas las etapas públicas de su vida. Pero sobre todo, el libro hace un enorme esfuerzo para ponerse en dialogo con las distintas ideas que los jóvenes enarbolaban en ese momento. Un diálogo que a primera instancia no se ofrecía como nada fácil, y que fue encontrando distintos y variados intermediarios juveniles que a su manera fueron logrando desarmar las distintas barreras de pensamiento que la cultura dominante había logrado establecer.
La historia nos demuestra que ese sentido heroico de la vida, que Perón pregona en este libro, muchos de esos jóvenes lo llevaron a la máxima elevación, dejando su muerte y su vida en lo que fue un camino demasiado largo, que finalmente permitió que las ideas del Peronismo volvieran a aparecer con tanto protagonismo en la Argentina de comienzos del Siglo XXI.
Comentarios finales
No dejaría de ser muy pretensioso poder trabajar las distintas ideas que aparecen en el libro de forma sintética en sólo un artículo. Nos han quedado para trabajar enorme cantidad de ideas y no podemos terminar esta nota sin dejar de hacer aunque sea el comentario de la omisión.

El libro nos muestra, aciertos y errores del Peronismo, pero no por eso deja de presentar las principales ideas, que merecerían sin dudas un examen más profundo y detallado para lograr dar con el potencial que han mostrado a lo largo del tiempo.

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