viernes, 29 de agosto de 2014

Tiene 41 años y desde hace 15 años vive en Buenos Aires Plan Cóndor: encontró a su familia paterna después de 40 años

Rufina con su primo Adrián. Un abrazo que tardó casi cuatro décadas.

Rufina Moreira Benítez es paraguaya y cuando tenía dos años, en 1975, una patota la secuestró con su madre. Desde entonces había perdido contacto con su familia paterna. Hace unos días se reencontró con su primo, que había sido apropiado por un militar argentino. El caso se sumará a la causa sobre la coordinación represiva de las dictaduras en el Cono Sur.

Por Natalia Biazzini

Rufina Moreira Benítez tenía dos años cuando una patota del Ejército paraguayo la secuestró junto a su madre, Bernardina Benítez. Fue en febrero de 1975, en el inicio de la política de aniquilamiento de las Ligas Agrarias Campesinas, que tenían base en San Isidro de Jejuí, donde vivía la familia. Bernardina fue secuestrada, torturada y violada y, luego, perdió contacto con el padre de su hija. Pero hace unos días, Rufina logró encontrar a su familia paterna y 39 años después se encontró con un primo, hijo de una tía desaparecida, con quien comparte su militancia política. 

Por estos días, en los tribunales de Comodoro Py se está llevando adelante el juicio de Plan Cóndor que tiene como imputados a una veintena de jerarcas militares, entre los que figuraba el dictador Jorge Rafael Videla, fallecido en mayo de 2013. Y, además, en el juzgado federal de Sebastián Casanello están trabajando en la instrucción de causas remanentes de Plan Cóndor.

“A Adrián (Martínez Moreira) lo conocí en una de las tantas reuniones militantes en Buenos Aires, en la época del golpe contra Fernando Lugo. No sabíamos que éramos primos”, le contó Rufina a Infojus Noticias. Martínez Moreira es hijo de Adrián Martín Martínez Henríquez y María Santa Moreira, tía paterna de Rufina, que estádesaparecida. Adrián fue apropiado por un militar argentino, recuperó su identidad y fue fundador de Asociación HIJOS Paraguay. Rufina milita en el partido Frente Guazú, cuyo líder fue Lugo, que fue derrocado y falleció en 2012. En esas reuniones se cruzó con su primo pero aún no sabía que también los unía la sangre.

Rufina tiene 41 años, es licenciada en Enfermería y estudia Derecho. Desde 1999 vive en Buenos Aires y hace siete años se reencontró con su padre, que era afiliado al partido del dictador Alfredo Stroessner. En junio de este año se acercó a la sede porteña de HIJOS Paraguay para buscar lazos de su familia paterna. Ahí descubrió que tenía una tía desaparecida, María Santa Moreira, que militaba en el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) y se reencontró con su primo Adrián, quien fue apropiado en Paraguay por el ex agente de inteligencia argentina Héctor Jorge López Quintana. Eso ocurrió en 1988 cuando Adrián tenía tres años y había pasado varios meses en un centro clandestino de detención, donde tenían a su madre.

Fuentes judiciales le confirmaron a Infojus Noticias que el juzgado pidió información a la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CONADI) y solicitó documentación por el caso de Adrián y Rufina, que todavía está en etapa de prueba. A esa causa sumarán documentación desde la querella de Hijos Paraguay, que encabeza la abogada Claudia Ferrero, para que incluya otros casos paraguayos víctimas del terrorismo de Estado.

“El objetivo es dejar al desnudo la colaboración de los militares argentinos en tiempos posteriores a la dictadura militar. Tenemos esperanza que incluyan todos los casos posteriores, como el de Adrián”, dijo Ferrero a esta agencia.

Un duro golpe a los campesinos

La represión de la colonia San Isidro del Jejuí, en el distrito paraguayo de Lima, del 8 de febrero de 1975, que dividió a la familia de Rufina, fue encabezada por los militares paraguayos Pastor Coronel y José Félix Grau. Se trató de un megaoperativo destinado a arrasar con las Ligas Agrarias Campesinas: sus integrantes fueron detenidos y torturados, y los militares sitiaron la zona durante tres meses.

La dictadura de Stroessner confiscó las 230 hectáreas de la agrupación que treinta años después, en junio de 2005, fueron restituidas parcialmente por el Estado. Así lo resolvió la justicia de Paraguay que ordenó devolver 150 hectáreas a la Asociación Campesina San Isidro del Jejuí.

Esa represión de 1975 en Paraguay sobre los campesinos tuvo su reflejo en Argentina: “La profundización de la represión de 1975 tiene que ver con la planificación nacional. Y el trasfondo es la fuerza que tenían las Ligas Agrarias en Chaco. Y esto lo digo porque en los documentos del Plan Condor, que se encontraron en Paraguay, los militares evaluaban que las Ligas Agrarias podían ser la retaguardia de la guerrilla urbana. Y en la zona nuestra se da la particularidad de que Montoneros se repliega hacia Chaco”, analizó el fiscal Diego Vigay, quien investigó el destino de dirigentes desaparecidos de esa organización.


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