lunes, 31 de agosto de 2015

“La oposición juega a instalar un clima tóxico”

Macri, Massa y Stolbizer se mostraron juntos para pedir cambios en el sistema electoral.

Los especialistas consultados señalan que “las denuncias y las sospechas” operan “como forma de disimular la falta de propuestas” y consideran que esa estrategia “tiende a consolidar universos electorales ya conformados”. El análisis del macrismo y del kirchnerismo.

Por Nicolás Lantos

Desde las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias, el oficialismo enfrentó una serie de complicaciones, comenzando por las inundaciones bonaerenses y terminando en el traumático escrutinio tucumano. Sin embargo, lo candidatos opositores, lejos de capitalizar esos problemas para crecer y así achicar las diferencias de cara a la elección de octubre, parecen apostar a que el Frente para la Victoria termine por caer por su propio peso. En eso coinciden los analistas consultados por Página/12, quienes ven que, más que la construcción de uno o más candidatos competitivos por méritos propios, los opositores esperan una “bala de plata” que aleje al electorado de la candidatura de Daniel Scioli y termine por volcarlo, en cambio, hacia la alternancia. O, si no se alcanza ese objetivo de máxima, al menos minar la legitimidad del próximo gobierno a través de denuncias de clientelismo e irregularidades en el sistema de votación.

“Más que buscar ganar, parece que esperan que nosotros perdamos y por defecto los votos terminen volcándose hacia el otro lado”, interpretan en el Frente para la Victoria, con cierto alivio. “Hubo errores no forzados de nuestro lado en estas semanas, sin embargo no fueron aprovechados efectivamente por ninguno de los opositores”, es el análisis de referentes del oficialismo, quienes confían en que esta estrategia resultará insuficiente. “Salvo que haya una hecatombe, y no la habrá, esto no mella realmente en el voto a Scioli”, estiman, aunque advierten que, en este escenario, puede haber “hasta el último día operaciones o situaciones poco claras para limar al gobierno nacional”, que pueden incluir desde corridas contra el valor del peso hasta situaciones de violencia o denuncias contra funcionarios.

En el PRO, socio mayoritario de Cambiemos y eventualmente el espacio con mayor probabilidad de capitalizar una caída electoral del peronismo en favor de la oposición, niegan estar desarrollando una campaña “por la negativa”, aunque aceptan que, a la larga, las elecciones ejecutivas “se tratan principalmente de premiar o castigar al que está en el gobierno” y, entonces, “es lógico que todo gire un poco alrededor de lo que pase” con el candidato del FpV.

“Macri ya logró su primer objetivo, que es despegarse del resto de los opositores para ser el beneficiario de cualquier variación en las intenciones de votos en contra del oficialismo. Ahora, cada décima que pierda Scioli es una décima más cerca para que lleguemos a la Casa Rosada. Por eso, cuando surgen estas situaciones se busca explotarlas ante la opinión pública”, se sincera, fuera de micrófono, un asesor amarillo.

“La oposición mayoritariamente está jugando a instalar un clima enrarecido, una atmósfera tóxica donde predominan las denuncias, las sospechas, como forma de disimular la falta de propuestas para este tramo de la campaña”, analiza Martín Romeo, director estratégico de la consultora Es Viral, especializada en redes sociales. “La generación de esa atmósfera y su eventual mantenimiento en el tiempo tiende a consolidar universos electorales ya conformados, de modo tal que refuerzan espacios, pero su efectividad para conseguir ampliar la base es muy dudosa, por no decir pobre.”

Abelardo Vitale, licenciado en Comunicación y analista político, agrega que esta “es una estrategia que tácitamente admite casi la certeza de perder en octubre” para la oposición. “Pareciera ser que están más preocupados en instalar una sospecha sobre el resultado electoral que en modificarlo”, asegura Vitale, que vincula esto con “una especie de síndrome de Estocolmo con los medios”. “Están mas preocupados por agradar en la opinión pública que en las urnas”, como si “instalar un tema exitosamente redundara automáticamente en éxito electoral”. En ese sentido, coincide con Romeo en que este tipo de campaña “refuerza tendencias ya existentes” y profundiza “una polarización que le conviene al oficialismo, que va puntero”.

El punto máximo de esta estrategia fue la conferencia de prensa conjunta que dieron la semana pasada los principales candidatos opositores a la Presidencia para pedir cambios en el sistema electoral, transparentando acuerdos que esperaban guardar hasta después del 25 de octubre. “No sé si esto beneficia a Macri, pero estoy seguro de que el que menos pierde es él. La que más pierde es Stolbizer, que no es coherente con su discurso histórico. En el caso de Massa, creo que va a perder algunos votos de origen peronista”, analiza Vitale, analista de Arte política.

Para Romeo, en cambio, “la campaña de Massa pareciera la más sintonizada en este tramo de la campaña, así como antes de las PASO fue una de las más desintonizadas y sobreactuadas”, y eso puede redundar a su favor.

Por último, ambos coinciden en que difícilmente estas maniobras hagan finalmente mella en el oficialismo. “El Gobierno continúa con su agenda marcada por la gestión que le imprime una dinámica cotidiana y la campaña oficial va succionada a ella. En consecuencia, la dinámica de la gestión se aleja de la agenda que intenta instalar la oposición –asegura el director de Es Viral–. Las próximas elecciones son ejecutivas, se elige a quiénes conducirán los destinos del país. En un contexto socioeconómico estable, la gente vota certezas, propuestas, capacidad de realización, y en ese sentido, resultaría equivocado para la oposición el intento de instalar una atmósfera tóxica para generar nuevas adhesiones”, porque está “desalineada de las preocupaciones centrales de la población, que mayoritariamente no evalúa la situación social, económica y política de la manera negativa que le quieren sugerir”.

31/08/15 Página|12

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