sábado, 27 de febrero de 2016

LA JUSTICIA FRANCESA AVALO EL LEVANTAMIENTO DEL CAMPAMENTO DE CALAIS Luz verde para desalojar refugiados

La Justicia francesa validó ayer la decisión del gobierno de desalojar la parte sur del paupérrimo campamento de inmigrantes conocido como “la jungla de Calais”, en el norte del país, donde centenares de personas aguardan para intentar pasar de forma clandestina al Reino Unido.
La decisión da luz verde al desmantelamiento parcial del gran y polémico campamento, inicialmente estaba previsto para el martes pasado, pero que debió ser aplazado hasta que el Tribunal Administrativo de Lille se pronunciara al respecto.
Las autoridades francesas esperan acabar con la mitad de ese campamento y proponer soluciones alternativas a los inmigrantes, pero varias organizaciones humanitarias que trabajan con ellos consideran que no hay espacios previstos para todos los que se quieren desalojar. Por ese motivo presentaron un recurso ante la justicia la orden de expulsión, que fue rechazado el día de ayer.
Al explicar su fallo, la jueza que encabeza el tribunal estimó que se justifica el cierre del campamento porque no existen las mínimas infraestructuras sanitarias y recordó que el Estado se ha comprometido a dar soluciones alternativas a todos los inmigrantes. La magistrada, que visitó el lugar el martes en medio de importantes medidas de seguridad, indicó que se han producido enfrentamientos entre los inmigrantes y las fuerzas del orden y alertó de la presencia de mafias de “pasadores” que actúan en el campamento.
Pese a la decisión judicial, en la prefectura se afirmó que no habrá expulsiones forzadas. “Vamos a continuar el trabajo iniciado con las asociaciones para convencer a los migrantes de partir para ser llevados a albergues”, dijo la fuente. Cabe señalar que la decisión judicial toma nota del hecho de que la prefectura de Paso de Calais “se comprometió a preservar los lugares de vida”, lo que concierne en particular la escuela y la iglesia implantadas en la zona sur del campamento.
El ministro del Interior francés, Bernard Cazeneuve, señaló que la decisión del tribunal da la razón al gobierno y desmonta algunas de las “mentiras” que se habían dicho sobre sus intenciones. En una declaración ante la prensa, Cazeneuve indicó que no habrá un desalojo violento del campamento y que en las próximas semanas seguirán colaborando con las organizaciones humanitarias para que los inmigrantes lo abandonen de forma voluntaria.
“Nunca hemos pensado hacer una evacuación brutal de la zona con excavadoras y diseminando a los inmigrantes por la región. Lo que queremos es ayudarles y es lo que vamos a seguir haciendo”, señaló.
El ministro indicó que se crearán nuevas plazas de acogida para los demandantes de asilo y afirmó que lucharán contra las mafias que ayudan a pasar al Reino Unido a los clandestinos.
La policía del departamento de Calais señaló, por su parte, que en los próximos días continuarán el trabajo conjunto con las asociaciones para convencer a los inmigrantes para que abandonen de forma voluntaria el lugar. La policía aseguró que los centros comunitarios de la zona que se está previsto desalojar, tales como una escuela levantada por una asociación humanitaria británica, o una iglesia, no serán destruidos y que el desmantelamiento de esas áreas del campamento no está previsto antes de tres semanas. Muchos de los inmigrantes que se encontraban en Calais comenzaron a abandonar el campamento en los últimos días, aunque buena parte de ellos no se instalaron en los centros previstos por el gobierno.
La “jungla de Calais” es un agujero negro en el corazón de Europa emplazado a cinco kilómetros del centro de la ciudad portuaria de Calais. Construidas en las dunas, al norte de Francia, las precarias cabañas de esta enorme villa miseria albergan entre 4000 y 6000 personas –mayoritariamente sirios, eritreos, sudaneses, iraquíes y afganos– que están hacinados en carpas de tela y plásticos sin las condiciones higiénicas más básicas, con la esperanza de cruzar al Reino Unido por el canal de la Mancha. El gobierno francés quiere reducir a 2000 personas la población del campamento, principal problema en materia de migración de Francia, país relativamente poco preocupado por el gran flujo de refugiados que llegan a Europa en los últimos tiempos.
Decenas de ellos logran cruzar a diario el canal hacia Inglaterra escondidos en los camiones que suben a los ferries, caminando por las vías del Eurotúnel o subidos al techo de los trenes. Pero decenas también han fallecido en el intento, y en numerosas ocasiones los inmigrantes han protestado interrumpiendo el tráfico ferroviario y causando disturbios o enfrentamientos con fuerzas del orden.
Las autoridades belgas anunciaron el miércoles el restablecimiento del control de sus fronteras y la suspensión de los acuerdos de Schengen (de libre tránsito por la UE) por el temor a que muchos de ellos entren y se instalen en su territorio.
Francia levantó junto a “La jungla de Calais” un terreno con decenas de construcciones provisorias y propone a los inmigrantes acudir a otros centros habilitados en diversos puntos del país, pero la mayoría de ellos rechazan estas alternativas porque, por un lado, eso supone que sean fichados y, por otro, les aleja de la frontera con el Reino Unido, que es su objetivo.

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