martes, 2 de octubre de 2012

DECIR LA VERDAD , OPINION

La guerrilla mediática y el poder político real
Por Alejandro Horowicz

¿El 7 de diciembre será el parteaguas, o tan sólo un horizonte brumoso que se deshilachará sin más? “No hay enemigo intelectual más temible que el que no tiene razón, salvo el que no la tiene pero cuenta con toda la moral social de su parte.” Juan José Saer

La atmósfera política se corta con cuchillo. La más ínfima de las expresiones públicas de la presidenta cobra inusitado espacio público. Todos opinan. Mirtha Legrand, Beatriz Sarlo, Pinky, Jorge Lanata. Una oración de Cristina Fernández gatilla cataratas de curiosos comentarios; comentarios que "interpretan" chicaneramente lo dicho, y convenientemente entresacados bajan desde la tapa de los diarios comerciales a la radio y la TV, para cobrar forma definitiva en las redes sociales. Una guerrilla mediática ha sido eficazmente instalada.

Aclaremos los tantos. No se trata de un debate sobre la verdad, sino de lograr que la sospecha infecte todo. Una igualación bostiferante hacia abajo; todos y todo son iguales: ladrones, corruptos, mentirosos.

Aun así, como esta es una guerrilla oligárquica, la corrupción y la mentira que deben eliminarse son las de un solo bando. Por eso, una foto de Guillermo Moreno, dentro de un ataúd con un disparo en la cabeza, no pudo ser ignorada por nadie. En verdad, llamar "estrategia política" a una fotografía trucada pareciera excesivo. Y sin embargo, si el deseo de asesinar a un funcionario se volviera realidad, si realmente fuera asesinado, no cabe ninguna duda de que un sector de la sociedad aplaudiría hasta que le dolieran las manos, ante la consternación de la mayoría.

La foto navega en sustitución del asesinato real. Tanto los bombardeos de la Plaza de Mayo, como la política de desapariciones de la dictadura burguesa terrorista del '76 fueron ejecutadas por profesionales de la violencia. Nunca se trató de ninguna acción espontánea, sino de los organismos de represión del Estado. Ese es el punto, esta guerrilla oligárquica sustituye el golpe real; las fuerzas armadas son incapaces de dar un golpe de Estado, y nadie lo ignora. Así era en 2001 y así sigue siendo. Por eso, ningún uniformado habla. El silencio militar remite a una lectura clave: las FF AA ya no son un factor político.

Retomemos el piolín. Existe una percepción compartida: se avecinan momentos decisivos. ¿El 7 de diciembre será el parteaguas, o tan sólo un horizonte brumoso que se deshilachará sin más?

La sociedad argentina tolera muy mal el conflicto. La política del terror sistemático, ejecutada en el pasado reciente, capturó la mirada y la sensibilidad colectivas. Enfrentamiento equivale –desde esa perspectiva– a derrota popular, y derrota popular, quién lo ignora, hace temer que el terrible ciclo de captura, tortura, violación y asesinato reviva. Entonces, para evitar la derrota popular, parecería preciso obviar el enfrentamiento. Rendirse sin lucha, porque la lucha misma se ve como imposible.

Ese es el pedido aterrado de un fragmento de la sociedad: basta de conflicto. El otro fragmento hace circular fotos de Moreno para revivir, restablecer, alimentar ese terror con cierto éxito. Hay un tercer segmento, el que está pensando qué hacer.

La sociedad argentina perdió el hábito de procesar políticamente las diferencias, y por tanto no puede imaginar sino en términos de catástrofe un cambio en la relación de fuerzas mediáticas. Además, la idea de que los dueños de Clarín y La Nación pierdan el control de un orden construido a su medida, para que la política no sea ninguna otra cosa que la continuación de los negocios por otros medios, de sus negocios, armoniza con un horizonte global de sometimiento irrestricto al poder fáctico. En ninguna parte del mundo "civilizado" sucede otra cosa, por qué habría de suceder acá. A lo sumo las víctimas protestan y la policía, por ejemplo la española, reprime como acá se reprime a los pueblos originarios.

Si la sociedad argentina acepta que termine por no pasar nada, si la frontera del 7 de diciembre sólo queda en un montoncito de palabras, la estrategia habrá funcionado evitando el conflicto, pero sin ninguna eficacia transformadora.

Conviene no equivocarse. Este no es un problema K o anti-K, si el 7 de diciembre quedara claro que las leyes del Congreso y la Corte Suprema solamente rigen si Clarín y La Nación quieren, el poder estaría en sus manos. Un poder de veto ejercido sin cortapisas nos recordaría que el único interés legítimo es el del bloque de clases dominantes. Dicho de un tirón, se trata de saber si Clarín y La Nación conservan en sus manos el poder intacto, o si la sociedad argentina (los integrantes del bloque popular) son capaces de recuperar la política como instrumento de transformación. Si hemos clausurado mediante una victoria popular la democracia de la derrota donde, votaras a quien votaras, votabas lo mismo, o si la guerrilla mediática oligárquica termina siendo a la postre suficiente. Es decir, la guerrilla intenta poner en discusión quién manda.

PARADOJAS ARGENTINAS. Toda la campaña oligárquica, en el sentido aristotélico del término, parte de una presuposición: no olviden que los políticos sólo se proponen enriquecerse a nuestra costa, si atacan a un monopolio es para construir otro más afín, para decirlo en los términos del '76: el "festín de los corruptos", ya que "gobiernan para sí mismos".

La eficacia del postulado es simple: la mayor parte de los funcionarios del oficialismo fueron a su vez funcionarios de los gobiernos anteriores. Y sus posturas de entonces no diferían demasiado del menemismo clásico. Y como menemistas eran todos, justo ahora se les ocurrió "cambiar". No será gatopardismo vulgar, que algo cambie para que siga todo igual.

Sostuvo Mariano Grondona, impensable "pensador" K, en sus conferencias del '92 sobre la corrupción: "En los países donde hay estado de corrupción, en cambio, la investigación es entendida como persecución. Desde el momento en que se da por supuesto que todos son culpables de algo, desde el primer mandatario hasta el ciudadano que evade los impuestos, cuando se investiga a una persona esta se pregunta, con alguna razón: ¿por qué a mí?"

Ese es el punto. Cambiar la Suprema Corte menemista por otra de alta calidad jurídica y moral, fue la primera medida importante posterior a 2001. La significación de esa Corte se aquilató con la derogación, a pedido del Congreso, de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final. Es decir, restableció la relación entre los delitos y las penas, entre las palabras y las cosas, entre la política y la ley. Restableció la igualdad ante la ley, y por tanto la posibilidad misma de "la investigación". Ahora bien, paradójicamente, el gobierno K responsable de esta Corte reclutó en buena parte a sus funcionarios entre los profesionales de la política. Y, por tanto, no soporta él mismo el "nuevo" y exigente postulado: igualdad ante la ley, castigo para todos los delitos.

No se trata de caer en el cinismo ("de dónde saldrían funcionarios mejores") sino de entender la intensidad de la derrota de los sectores populares. Los represores juzgados y condenados nunca fueron hasta hoy acusados de imponer la modalidad "botín de guerra". El "roban pero hacen" menemista no es más que la versión civil de ese postulado militar. Y ningún político relevante propuso una estrategia elemental contra la corrupción: devolver la plata, que los funcionarios corruptos tengan que pagar con sus bienes personales.

La guerrilla mediática oligárquica golpea en este punto débil. Para contrarrestarla, este orden de cosas no puede ni debe sostenerse a futuro. Mientras Carlos Saúl Menem siga siendo un inimputable, las sospechas seguirán teniendo asidero lógico y político. Esto no supone que todos los que hacen política sean iguales, sino que la diferencia entre corruptos y decentes debería dejar de ser discrecional para pasar a ser objeto del examen colectivo. El bloque popular no debe olvidar que decir la verdad sigue siendo revolucionario.

01/10/12 Tiempo Argentino 


GB

ODIO POR FEINMANN, OPINION

El odio de algunos sectores a la Presidenta, explicado por Feinmann
El filósofo explicó el por qué del rechazo que expresan algunos sectores sociales contra la jefa de Estado. La envidia, uno de los móviles.

Luego de la manifestación en Plaza de Mayo y de algunas expresiones de "odio" contra la presidenta Cristina Fernández, el filósofo José Pablo Feinman dio su punto de vista de los móviles que impulsan estos sentimientos contra la jefa de Estado en algunos sectores.

Por José Pablo Feiman

En una exposición radial, el filósofo dijo: "Usted, Señora, que no la tolera, que no la puede ver más, que no la aguanta más: usted no la tolera porque… usted no sabe si robó o no robó, porque realmente ese patrimonio. Ella podría demostrar muy fácilmente que hay otros patrimonios en la República Argentina que se han multiplicado muchísimo más y que bastaría darse una vuelta por la Sociedad Rural para ver cómo se han multiplicado esos patrimonios.
Pero lo del patrimonio es una excusa: usted la odia. Yo creo que la odia porque encuentra en ella cosas de las que usted carece y en lugar de admirarla, porque cuando una persona tiene cosas de las que uno carece, uno puede hacer dos cosas: o llenarse de odio, de envidia y de resentimiento y odiar a esa persona, porque su mera existencia demuestra mi mediocridad, porque su mera existencia es la muestra palpable de mi mediocridad, entonces la odio. O puede admirarla.

Entonces yo creo que usted que odia tanto, señora, a Cristina Fernández, es porque posiblemente no esté contenta con su vida, posiblemente no haya hecho la carrera que quiso hacer, posiblemente se dé cuenta de que no tiene la inteligencia que ella tiene, ni podría hablar en las Naciones Unidas como habla ella sin leer un solo papelito e hilando de un modo realmente deslumbrante.

Otra cosa que les da mucha bronca es que no es una viejita. No está fulera, no es un bagayo. Es una señora de 58 años, pero usted también vió fotos de cuando era jovencita, una morocha argentina muy linda, y hoy sigue siendo una mujer atractiva.

Es decir, más precisamente que una mujer atractiva, es una mujer. Porque hay mujeres que no son mujeres, son políticas. Si usted la ve a la alemana (Angela) Merkel yo no le veo mucha femineidad, qué quiere que le diga. Veo a una alemana decidida a llevar a su país otra vez al poder sobre la pobre Europa.

En cambio Cristina Fernández tiene una base tan atractiva que hasta puede ser tapa erótica de revista diagramada por, no digo enfermos mentales, pero bueno, onanistas compulsivos, digamos, que se excitan mucho con ella y la idealizan, como salió en esa tapa.

Con usted no creo que pudieran hacer esa tapa, seguramente no, porque pocas mujeres tienen la base de belleza como para que se haga con ellas una tapa excitante.

Después creo que le da mucha bronca porque, ¿qué hace esta mujer en la presidencia de la República? Eso siempre fue cosa de hombres, las mujeres tienen que estar en el hogar, llevar los chicos a la escuela, atender al marido ¿y esto qué es? Es una intrusión.

Digamos que esto le pasa a una mujer ¿Qué le pasa a un tipo?

Bueno, al tipo peor, mucho peor. El tipo tiene un odio tremendo porque sabe que esa mujer es imposible para él. Por ejemplo, para usted, digamos, eso que José Ingenieros llamó alguna vez "el hombre mediocre", veamos mujeres imposibles para usted: Charlize Theron, Scarlett Johansson, Marta Argerich, Hiromi Uehara, esa belleza japonesa, la chica esta que hizo el Cisne (negro), Natalie Portman y Cristina Fernández, mi querido amigo, es imposible para usted.

Para usted es tan imposible Charlize Theron o, si viviera, Marilyn Monroe, como Cristina Fernández. Está totalmente alejada de sus posibilidades.

Y no sólo eso, usted sabe que está totalmente alejada de sus posibilidades porque es brillante, porque hizo una carrera política brillante, hizo una carrera más brillante que la mayoría y que todos los políticos que están en acción en este momento.

Sé que me va a costar lo que estoy diciendo pero cuando uno llega a convencerse de algo lo tiene que decir pero tratando de fundamentarlo. Si uno da los fundamentos racionales por los cuales dice algo, usted me tiene que respetar. Entonces, yo creo que esta lejanía absoluta de la presidenta de la Nación a usted lo pone mal. Porque usted cree que todas las minas tendrían que tirarse a sus pies.

Y sabe que ésta no se va a tirar nunca a sus pies, ni, sabemos, no creemos que se tire a los pies de ningún hombre porque se autosostiene y éste es el segundo punto: ¡Qué indignación! Que una mujer sea sustantiva en sí misma. ¿Desde cuándo las mujeres se valen por sí mismas, qué significa esto?

Es una alteración total del desarrollo universal de las relaciones entre hombres y mujeres. Las mujeres dependen de los hombres y tienen que seguir así, en cambio, esta yegua nos grita, nos levanta el dedo, nos señala, no puede ser, hay que terminar con esto, tiene que irse.

Esto a usted lo pone muy mal. Lo pone muy mal que una mujer más inteligente que usted, que la mayoría de las mujeres, que la mayoría de los tipos que andan por ahí, de esos machos que se reúnen y que están acostumbrados a hablar de las mujeres entre insultos y bajeza.

De pronto tiene una a la cual van a poder insultar todo lo que quieran pero no la van a tocar, no le van a llegar. Se van a quedar permanentemente insatisfechos. Es una de las más grandes insatisfacciones la de saber que por más que uno insulte a alguien no lo va a poder ni rozar.

Entonces eso lo llena de odio y no quiere ser gobernado por una mujer. Menos por una mujer que es una mina, que es inteligente, que es brillante y que usted sabe en algún punto donde la verdad ya no la puede ocultar, que es superior a usted. No por casta social, no, no, intelectualmente. No todos somos iguales intelectualmente.

Ahora, lo que usted quería era ser superior a las mujeres durante todo el transcurso de su vida", concluye el académico.

Infonews

GB

RUCCI, OPINION.

LA MALA LECHE

    Rucci traidor / Rucci leal


    Martín Rodríguez
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    a MW
    La figura de Rucci en estos años sufrió de dos constantes: el silencio kirchnerista y el intento por convertir su crimen en delito de lesa humanidad. La foto que todos los septiembres florece en los barrios de la ciudad, cuyo epitafio dice “Argentino y peronista”, tiene algo de irrupción fantasmagórica y parece estar detrás de un vidrio astillado. Es imposible agarrarla y no cortarse.
    Rucci ya no es Rucci sino una edad del peronismo y la cumbre de la historia de los Montoneros, en esa dialéctica que aún produce efectos culturales, y no sólo en el dilema arrastrado de qué es el peronismo, sino su traducción en el cuerpo a cuerpo: quién es más peronista. La historia cabe en un tuit. El ciclo productivo de Montoneros podría resumirse así: entran a la historia (del peronismo) matando a Aramburu y salen de la historia matando a Rucci.
    Rucci es LA provocación de Montoneros a Perón. Es EL cuerpo que tiraron sobre la mesa de una negociación maldita con un padre que hacía la vista gorda frente a sus exigencias ideológicas. Que sólo les ofrecía el placebo del manejo del “bienestar social” como espacio de poder. Y fue tal la trasgresión de esa “operación” que resultó un crimen confesado a medias, porque mataron a Rucci dos días después de que Perón ganara las elecciones con el 61,85%. ¿Se entiende? Imaginemos la vocación democrática de esa época para que Montoneros (que pretendía dominar el sentido histórico del peronismo) matara al hijo simbólico del hombre que acababa de juntar esa pila de votos.
    Finalmente, en la historia reciente, desde 1983 hasta acá, Rucci es más el crimen de Rucci que Rucci mismo. Es el mártir que confirma para el Vaticano peronista que esos no eran peronistas. Y el crimen conforma una suerte de trauma culposo para la conciencia montonera que mata a un ícono peronista (con todas las oscuridades del ancho río de esa tradición) pero que señala la incompletud, ahí donde el círculo de la identidad peronista de izquierda no cierra. Porque el peronismo de izquierda nunca termina de cerrar su círculo, de afirmarse completamente, de perder incertidumbres, frente a un peronismo ortodoxo siempre dispuesto a cerrar las puertas del templo y echar a los “forasteros”.
    Lo cierto es que el programa de la tradición sindical se borroneó, se traspapeló en un país democrático donde quienes permanecen en condiciones (casi) ideales de escribir la historia son divulgadores, redactores y periodistas de la izquierda que colocaron el centro de gravedad en las violaciones a los derechos humanos cometidos por el Estado represor. La tradición sindical ortodoxa tuvo un programa de ideas, pactista y amigo del fifty-fifty, que también fue aniquilado junto con la “subversión” por el orden instalado en 1976. Pero esa ambigüedad que coloca a la estructura sindical burócrata como cómplice, autora o indiferente de la represión a la guerrilla y al sindicalismo clasista oculta el carácter también derrotado de ese sector, que en su propia presencia en la mesa de poder hacía sentir algunos “equilibrios sociales” que fueron intolerables para las huestes de Martínez de Hoz. Es innegable: cualquier discurso de Rucci está a la izquierda del promedio sindical peronista actual. En tal caso, Ubaldini y Moyano supieron por momentos dar cauce a ese signo ruccista que lo rescataba de la derecha testimonial arcaica.
    Pero hay algo en la sobreactuación de la reivindicación de Rucci desde muchos sectores que es insoslayable: sus expresiones (militares, gremiales, clericales, etc.) pudieron tramar y ejecutar las venganzas de sus muertos en connivencia o desde el Estado. Lo hicieron. No fue un quiebre, no marcó un límite. Recordemos la escena de El Padrino cuando matan a su hijo a balazos en el peaje: en la muerte del hijo el padre ve el límite, la pérdida de cualquier código. Por el contrario, esa muerte parece más la justificación, el punto de partida a partir del cual dentro de la guerra social todo estaba permitido. Montoneros sabía a quién estaba matando.
    Hay tres crímenes que hacen a una constelación trágica de los setentas: el de Vandor (cuyos autores fueron más brumosos y contaron con la aprobación tácita de Perón), el crimen de Aramburu (del que Perón diría apenas para celebrarlo que no alteraba sus “planes tácticos”) y el de Rucci, un golpe al corazón. Claudia Rucci tiene la legitimidad plena en un país con tanta preponderancia de discursos de la sangre. Más allá de ella y su dolor genuino, es la democracia la que indiscriminadamente da derechos: por ejemplo éste, el de mirar con escándalo cualquier crimen político.

    GB

    lunes, 1 de octubre de 2012

    MAS INFO SOBRE LOS CACELORAZOS NEOYORQUINOS

    A tener bien presente este estudio juridico PAGBAM (http://www.pagbam.com.ar/) entre su objetivos más recientes está una demanda contra los realizadores de Awka liwen por denunciar al abuelo genocida Martinez de HOZ en su "patriótica" gesta en la patagonia asesinando y usurpando millones de hectáreas bien repartidas entre lo mejorcito de la oligarquía de fines del SXIX. Una joya estos gorilas defensores de la "libertad".

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    "el organizador principal de la protesta contra la Presidenta en Estados Unidos fue el hijo de Pedro Pérez Alati, miembro de un estudio de abogados en sociedad con, Eugenio Aramburu (hijo del dictador Pedro Aramburu), José Alfredo Martínez de Hoz (hijo) y Mariano Grondona."

    DATOS DEL CACELORAZO ARMADO EN NUEVA YORK

    Este es el impulsor de la protesta, Tomás Pérez Alati.

    La manifestación contra la Presidenta en la “Gran Manzana” fue organizada por un personaje que no es un ejemplo de patriota, informó el Diario Crónica.

    El último martes, un centenar de personas protagonizaron un curioso cacerolazo contra la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en Nueva York, frente al hotel Mandarin, donde se hospedó la mandataria. La mayoría de los manifestantes llevaron carteles en inglés con consignas parecidas a las que convocaron al último cacerolazo en Plaza de Mayo, hace dos jueves.

    Según pudo saber “Crónica”, el organizador principal de la protesta contra la Presidenta en Estados Unidos fue Tomás Pérez Alati, becario de derecho en la Universidad de Fordham e hijo de Pedro Pérez Alati, miembro de un estudio de abogados en el que comparte sociedad con, entre otros, Eugenio Aramburu (hijo del dictador Pedro Aramburu), José Alfredo Martínez de Hoz (hijo) y Mariano Grondona.

    Los caceroleros, liderados por el citado Tomás Pérez Alati, reclamaron por la compra de dólares y por “libertad de expresión”, al grito repetido de “Ar-gen-ti-na”. El propio Pérez Alati declaró para medios estadounidenses que no volvería al país mientras gobierne Cristina. La marcha también fue convocada a través de la red social Facebook, en un “grupo” bautizado como “Repudio a CFK en Nueva York”, y que fue creado diez días antes de la visita de la mandataria.

    Pero resulta que el patriotismo de los Pérez Alati es, por lo menos, dudoso: su buffet de abogados suele defender a capitales o naciones extranjeras que presentan denuncias contra nuestro país ante el CIADI. El CIADI (Centro Internacional de Arreglo de Diferencias relativas a Inversiones) es el organismo que arbitra en conflictos multinacionales de este tipo y depende del Banco Mundial.

    Por otra parte, el estudio de abogados tiene vinculación con el PRO de Mauricio Macri. Según publicó Página/12, uno de sus socios, Miguel Schmukler, conduce la Comisión de Jóvenes del Colegio de Abogados, que patrocinó a la agrupación macrista que se presentó a las elecciones en el Centro de Estudiantes en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires.

    El abuelo quiso matar a Perón

    El clan de los Pérez Alati no sólo se caracteriza por defender intereses extranjeros frente a nuestro país, sino que tiene en su árbol genealógico a Eduardo Pérez Alati, abuelo de Tomás, el hombre que pensó en matar a Juan Domingo Perón.

    El propio Pérez Alati, coronel retirado, lo cuenta en un video, que está publicado en Internet. En él, recuerda que Perón caminaba custodiado al salir de la embajada de Paraguay, donde estaba refugiado tras renunciar a la presidencia. “Me digo, ‘lo mato’. Pero pensé, ¿qué van a pensar, no de mí, de mis hijos en el mañana? Son esos pensamientos que te duran tres segundos. Mientras pensaba eso vuelvo para buscar el arma, pero Perón ya estaba en la esquina”.

    Fuente Crónica

    Gentileza de Urbano del Campo

    GB

    JULIO TROXLER, IN MEMORIAM, COMPAÑERO, COMBATIENTE, PERONISTA.

    “Si López Rega no mandaba a cuatro, a Julio no lo mataban”
    El 20 de septiembre de 1974 las bandas del "Brujo" lo secuestraron y acribillaron. Cómo sobrevivió Julio Troxler a los fusilamientos de José León Suárez y los tres años que vivió en la casa de Mabel.

    Por Daniel Enzetti

    Hola Coca, ¿cómo le va? ¿Se acuerda del ofrecimiento que me hizo hace 15 días? Mire, no necesito nada para mí, pero el que está jodido es mi hermano. ¿No se podría quedar acá un tiempo?" Una noche helada de junio de 1957, Bernardo Troxler tocó el timbre de Pedro Goyena 2646, en Olivos, y se animó a pedirle ayuda a Mabel Di Leo ni bien la chica de 17 años abrió la puerta. Los dos integraban la resistencia peronista, y conspiraban contra la Revolución Libertadora desde el derrocamiento de Juan Perón dos años antes. Bernardo venía de Bolivia, donde se había exiliado después del golpe de Estado del '55, y Mabel ya pesaba fuerte en la rama femenina del movimiento en Vicente López, un presagio de lo que le ocurriría en la década del '70, cuando ocupó ese cargo a nivel nacional. 

    "Claro compañero, ¿y dónde está su hermano?" Julio esperaba enfrente, envuelto en una manta y empapado por la transpiración que le daban la gripe y 40 grados de temperatura. Dormía en los yuyos del ferrocarril, y dentro de la juventud del partido, en la que Mabel y los hermanos Lizaso asomaban como cuadros destacados, era una especie de mito. Exactamente un año antes, en la madrugada del 10 de junio del '56, Troxler pudo simular su propia muerte tirado en los basurales de José León Suárez, haciéndose el finado con los ojos inmóviles, cuando una patota policial acribilló a militantes peronistas plegados a un intento encabezado por el general Juan Valle para retomar el poder y llamar a elecciones. "La Fusiladora", como diría después Rodolfo Walsh en Operación Masacre, no había podido ni con él ni con su amigo del alma Reynaldo Benavídez. Y tampoco la policía brava de Lanús, que más de una vez lo torturó para que hablara y se dio cuenta que perdía el tiempo. Pero ahora, una noche helada de junio de 1957, Bernardo creía realmente que a su hermano lo mataría la fiebre.

    Pablo Egidio Natalio Di Leo era policía. Subcomisario. El padre de Mabel y dueño de la casa, un chalecito construido con sus propias manos gracias a un crédito hipotecario que después del derrocamiento de Perón triplicó el valor de las cuotas. La malasangre lo hizo perder 15 kilos, y creer que tenía cáncer. Dentro del plan de Valle, al hombre le había tocado la tarea de tomar el Departamento Central junto con Pablo Vicente, algo que finalmente no pudieron hacer porque cuando llegaron, el edificio estaba plagado de canas que respondían a la dictadura. En esos tiempos sus mismos compañeros lo desaparecieron dos veces. Para colmo, Mabel no paraba de reunión en reunión. Cada vez que venían "comisiones" de la Bonaerense a buscarla para hacerle preguntas, Di Leo atendía y el agente se quedaba petrificado. "Disculpe jefe, pero entonces, ¿la chica que tenemos anotada es su hija? ¿Usted sabe que es peronista?" 

    El subcomisario conoció a los Troxler en el mismo momento en que entraron a su casa, y lo primero que hizo fue enojarse con Bernardo. "Pero escúcheme, hombre, ¿está loco? ¿Cómo que nos pide un lugar para su hermano? ¿Y usted qué piensa hacer? ¿Seguir durmiendo a la intemperie tirado en cualquier lado? Déjese de embromar y pasen, se pueden quedar todo el tiempo que quieran." Bernardo estuvo unos días. Julio, tres años.
    "El único que se levantaba temprano era mi papá –dice Mabel–, y nunca me voy a olvidar de lo que pasó al día siguiente. Fue a la salita donde habíamos puesto los dos colchones, pero Bernardo y Julio no estaban. Entró a la cocina, y los vio apoyados en esta misma mesa, sentados, a oscuras. Le dijeron que no armaban las camas para no desordenar, y que tampoco prendían la luz, por el gasto. En realidad, mi viejo no militaba mucho, pero siempre adhirió al movimiento, y fue un hombre extremadamente solidario y ético. En 1959, faltándole seis meses para cobrar el 100% de la jubilación por 25 años de servicio, agarró la valija y renunció a la policía. 'Esta no es la fuerza que yo conocí cuando entré', dijo, y se fue dando un portazo." 

    –A pesar de no militar, aquella responsabilidad que recibió de tomar el Departamento de Policía fue un reconocimiento.
    –Sí, claro. Pero en casa, la verdadera militante era mi madre, Delia Valente, peronista hasta los tuétanos. En esa pared, detrás tuyo, tenía colgados los cuadros de San Martín, Perón, Rosas y Rommel. ¿Te acordás cuando Perón se enojó con varios diputados, y les dijo que si a ellos no les gustaba cómo hacía las cosas, fundaran otro partido? Mamá se ofendió con el "Viejo", y cambió su foto por el dibujo de un gato. Era de familia conservadora, incluso tenía un carnet de afiliación que mi abuelo le había hecho en la época del gobernador Manuel Fresco. Pero la ganó el peronismo.

    –¿Cómo se conocen con Julio? 
    –Yo iba al Colegio Nº 6 con los Lizaso, y Jorge y Miguel vinieron a buscarme para formar la Junta del partido. A Carlitos ya lo habían matado en los basurales. Un día, en la casa de Raquel Fernández, me presentaron a Bernardo, y una de las cosas que le dije fue que mi casa estaba disponible para lo que quisiera. Hasta que apareció a las dos semanas, desesperado porque Julio no tenía dónde dormir, y estaba muy enfermo. "Vaya a buscarlo mientras preparamos algo de comer", le dije a Bernardo. Lo que no sabía era que Julio estaba enfrente, muerto de frío, y con una vergüenza terrible. No quería entrar, creía que molestaba. Cuando pienso en gente como esa, y veo algunos dirigentes de ahora, es para morirse. En casa hacíamos reuniones y fiestas de folklore, con varios primos, y había colchones de sobra. Ni bien pasaron le dijeron a mi papá que no querían dar gastos, y mi viejo se plantó. "Muchachos, acá es simple: cuando hay comida, comemos todos. Y cuando se termina, hacemos la raya y seguimos al día siguiente. Todas las mañanas empezamos de nuevo."
    El comunicado de la Triple A que anunció la muerte de Troxler. La lista de muertos y amenazados. Clic para ampliar.
    –Después de su vuelta de Bolivia, los Troxler eran seguidos de cerca. Esconderlos no debe haber resultado fácil.
    –Sobre todo a Julio, que estaba marcado por su escape del basural. En eso de confundir, se les ocurrió teñirse de pelirrojo, y una vez, la que se equivocó fue la mujer de Bernardo. Llamó a casa y preguntó, sin darse cuenta: "¿Están ahí los dulces de batata colorados?" Habían pinchado el teléfono y los vinieron a buscar, pero no los encontraron. Julio andaba todo el día con dos granadas vacías, y vueltas a llenar con gelignita. Me decía: "Si me agarran les tiro esto. Yo me muero, pero por lo menos me llevo uno o dos conmigo." 

    –¿Qué hizo la primera vez que entró?
    –Fue al patio, para ver las medianeras. En esa época, la mitad de la manzana era un terreno descampado, con árboles, y Julio estudiaba las vías de escape, por si tenía que salir corriendo. Era un hombre extremadamente gentil, callado, como dando sensación de no querer molestar. Con mi prima lo acompañábamos al centro, y le hacíamos de campana cuando se encontraba con otros compañeros en reuniones. En el barrio armamos un plan para protegerlo. Mamá le dijo a las vecinas que era un sobrino del interior que se quedaría un tiempo, y en la familia lo presentábamos como un primo más. Hablábamos del peronismo, y hablábamos de Perón. Julio tenía una postura que para él era innegociable, y yo, con los años, aprendí la lección.

    –¿Cuál?
    –Decía que muchos de la juventud teníamos la foto del Viejo pegada acá, en las narices, y que eso no nos dejaba ver el contexto. Que Perón era un hombre, pero no un superhombre. Que a veces se equivocaba, y que no era nada malo hacer notar eso. 

    –La derecha del movimiento, que terminó matándolo, fue una prueba.
    –Por supuesto. Lo que pasó fue que en ese momento no lo vimos. Mirá, te cuento una anécdota. En 1960, cuando Perón se casó con Isabel, yo misma le dije a Julio en esta misma mesa que el general podía tener las mujeres que quisiera, pero lo que no podía hacer era casarse. Porque significaba una locura dejarle el apellido a alguien. Yo lo decía por una cuestión de preservarlo, pero nunca sospeché de las barbaridades que esa mujer haría con el tiempo. Julio me cargaba: "No, si le va a pedir permiso a usted. Las mujeres, hablando, son como el vuelo del moscardón." En los setenta, con la Triple A dando vueltas, nos encontramos en un bar de La Plata. Y en medio de la charla, lo miré a los ojos: "¿Vio que Perón no se tendría que haber casado?" 

    –¿Cómo era la vida de Julio en esta casa?
    –Vino por algunos días, y se quedó tres años. Pero siempre regresaba. El día en que la Triple A lo asesinó, tenía las llaves en la ropa que llevaba puesta. Trabajaba en la cocina toda la noche con su maquinita de escribir, y le mandaba información a Perón. "¿No me haría un favor, Coca? ¿Me copia varias veces estos dibujitos en esas hojas?" Yo no entendía nada, pero lo hacía. Después me di cuenta: los dibujitos eran silenciadores para las armas, que Julio había diseñado y tenía que repartir para que fabricaran los matriceros. Era un tipo habilísimo, técnico en refrigeración, hacía de todo. El barrio era una boca de lobo, y un día se las ingenió para iluminar la esquina directamente desde la puerta de entrada. Practicaba yoga, y me enseñó a pararme de cabeza. "Coca, toda la vida nos la pasamos parados con los pies, pero esta parte, la de los pulmones y el estómago, está con la gravedad hacia abajo. Hay que darse vuelta para que la sangre fluya, le va a hacer bien." 

    –Reynaldo Benavídez, su amigo de la infancia en Florida, a quien Troxler invitó a aquella casa de donde los levantan para llevarlos al basural, me dijo que Julio minimizó totalmente las amenazas de muerte de la Triple A. ¿Fue así?
    –Es verdad, Reynaldo sintió lo que Julio me dijo a mí misma con palabras. Cuando le decíamos que estaba en una lista de gente a la que iban a asesinar, me contestaba: "No exagere, Coca, no somos tan importantes." El último intento por protegerlo fue después de la reunión que hubo en la Quinta de Olivos, el 8 de agosto de 1974, un mes y medio antes de su muerte. Todo el Gabinete, más Isabel, escuchó un informe de José López Rega, mientras proyectaba diapositivas de un centenar de dirigentes que había que matar "porque si no, no nos van a dejar gobernar tranquilos", dijo el "Brujo". Julio y Bernardo Alberte, que había sido edecán de Perón y su delegado personal, estaban en la lista, con varios más. Ni bien terminó la reunión, Taiana padre fue desesperado a la limpiería El Socorro, de Alberte, y le dijo que se cuidara. Y que debían avisarle a Julio urgente. Lo encontramos a los pocos días. "No sea cabeza dura, hombre, cuídese." Pero no hubo caso.

    –¿Se volvieron a ver?
    –Sí, hasta poco antes del 20 de septiembre del '74, fecha del asesinato. La semana previa estuvo acá, se quedó a almorzar, y mi madre le hizo panqueques, que a Julio le encantaban. Cuando se fue, Julio le dijo: "¿Ve ese Peugeot celeste metalizado de la esquina? No se preocupe, pero es el comisario Almirón Sena, que me sigue a todos lados."

    –¿Cómo se enteró de la muerte?
    –Por la radio. Después, la casa fue un caos, encuentros, llamadas, confusión. Aquel día tenía una reunión con los Lizaso, y después lo esperaban para un trámite en la facultad donde trabajaba, era profesor de Criminalística. Otra vez volvemos al tema de la manera en que minimizaba el peligro. Los Lizaso le decían que lo vigilaban, y él contestaba que no se hicieran problema, que no estaba haciendo nada malo. No sé que pasa con los militantes en un determinado momento de la vida, es como que no toman conciencia de la gravedad de las cosas. Con Bernardo Troxler ocurrió lo mismo.

    –¿Por qué?
    –A Julio lo velamos a propósito acá en Vicente López, justo enfrente de la Quinta de Olivos. Y a pesar de que estaba lleno de policías y servicios de inteligencia, Bernardo insistía en hablar y hacer un discurso. "Hombre, rájese, ¿no ve que están por todos lados y saben que usted es de la familia?" Tampoco tomaba conciencia de cómo venía la mano. Ahora que lo pienso, mi papá era un poco así, pero en su caso, las ganas de ayudar eran más fuertes que el miedo. En esta casa estuvo cada uno… Un día, dos compañeros del ERP lo hicieron reír: "Don Pablo, mire que fuimos a varios lados, pero nunca hubiéramos imaginado que íbamos a terminar escondidos en la casa de un cana."

    “Revisamos el cadáver, era impresionante”

    El 20 de septiembre de 1974 era feriado. Troxler, que trabajaba en el Gabinete de Criminología de la Facultad de Derecho, había organizado su día libre para encontrarse con amigos de militancia. Como Envar El Kadri, con el que siempre se citaba frente a la Catedral Metropolitana. Salió de su casa en la localidad de Florida a las 10, caminó tres cuadras, y hasta las 11:30 charló con un compañero en el bar Muky, de la Avenida Maipú y San Martín. Ese compañero lo alcanzó en auto hasta la esquina de Figueroa Alcorta y La Pampa, donde pensaba tomar el colectivo 130 en dirección a la Capital. 

    La investigación de su asesinato determinó que un Peugeot 504 negro, con cuatro matones de la Triple A, lo levantó en la facultad, y lo llevó atado en el piso hasta el pasaje Coronel Rico, del barrio de Barracas, poco después del mediodía. Antes de detenerse en el lugar -–desierto, laberíntico, suspendido en el tiempo–, el auto agarró por calles que todavía hoy parecen de pueblo: Brandsen, Lanín, Arcamendia, y finalmente Rico. Obligaron a que se bajara, y lo cruzaron sobre un paredón con una ráfaga de ametralladora y cuatro disparos a la cabeza, para rematarlo. En un comunicado que circuló a las pocas horas, la Triple A se atribuyó el crimen y escribió a mano: "La lista sigue… Murió Troxler. El próximo para rimar será… Sandler??? Mañana vence el plazo… Adjuntamos lista de ejecuciones. Troxler murió por bolche y mal argentino… Ya van cinco y seguirán cayendo los zurdos, estén donde estén." En un cuadro inferior, el listado lleva una cruz junto a los apellidos Ortega Peña, Curuchet, López, Varas y Troxler. "Sandler" tiene una cruz y un signo de interrogación.

    "Revisamos el cadáver –dice Mabel Di Leo–, y era impresionante. Acá (señala el pecho) lo habían cocido con hilo de chanchero. Los agujeros de los balazos eran del tamaño de una moneda de un peso. Le habían tirado con Itaka, parecían misiles. Era imposible que se salvara." "Porque te digo una cosa –finaliza–, algo que es seguro: si López Rega no manda a cuatro tipos, a Julio no lo matan. La cabeza tenía la señal de un golpe fuertísimo, para atontarlo. Y a pesar de eso, pudo salir corriendo del auto, con los brazos atados. Me acuerdo de Perón, cuando Julio decía que no era un superhombre. Había que ser superhombre para salir vivo de ese callejón."

    01/10/12 Tiempo Argentino

    GB

    MEMORIA



     
    Hace 39 años se convocaba a la "cacería de zurdos"
    Documento Reservado del Consejo Superior Peronista

    Conocido a los pocos días de la ejecución de José Ignacio Rucci, el 25/09/73, tan sólo dos días después del triunfo electoral de Perón con el 62% de los votos, el Documento Reservado del Consejo Superior Peronista convocaba a la "depuración ideológica" del movimiento, lo que en el contexto de la época, y sin lugar a dudas, debía entenderse como la aniquilación del enemigo.

    Tal como registra el diario La Opinión del 2 de octubre de 1973, luego de hacer referencia a la muerte de Rucci, el documento planteaba que: "Este estado de guerra que se nos impone no puede ser eludido y nos obliga no solamente a asumir nuestra defensa, sino también a atacar al enemigo en todos los frentes... Los grupos que en cada lugar actúan invocando adhesión al peronismo y al Gral. Perón, deberán definirse públicamente en esta situación de guerra contra los grupos marxistas y deberán participar activamente en las acciones que se planifiquen para llevar adelante esta lucha".

    Entre otras medidas operativas no legales, el documento propugnaba la creación de un “sistema de inteligencia” al servicio de esta lucha, que estaría “vinculado a un organismo central a crearse”, que como se vería muy pronto, no era otro que la Triple A. 

    Dos meses después, en declaraciones al diario La Opinión del 19 de diciembre de 1973, el propio Perón define estas medidas como creación de anticuerpos contra la violencia.

    La muerte de Perón es el momento justo en que las bandas armadas reunidas bajo la denominación de Triple A se lanzan sin tregua ni reparo a la liquidación del "enemigo subversivo".


    Texto íntegro del documento:

    I. Situación

    1. El asesinato de nuestro compañero José Ignacio Rucci y la forma alevosa de su realización marca el punto más alto de una escalada de agresiones al Movimiento Nacional Peronista, que han venido cumpliendo los grupos marxistas terroristas y subversivos en forma sistemática y que importa una verdadera guerra desencadenada contra nuestra organización y contra nuestros dirigentes. Esta guerra se ha manifestado de diversas maneras;
    por ejemplo:

    a. Campaña de desprestigio de los dirigentes del Movimiento buscando ridiculizarlos mediante slogans, estribillos o insultos, atribuyéndoles defectos personales e imputándoles "traición" al general Perón o a la doctrina.
    b. Infiltración de esos grupos marxistas en los cuadros del Movimiento con doble objetivo: desvirtuar los principios doctrinarios del justicialismo, presentando posiciones aparentemente más radicalizadas y llevar a la acción tumultuosa y agresiva a nuestros adherentes (especialmente sectores juveniles) colocándose así nuestros enemigos al frente del movimiento de masas que por sí solo no pueden concitar, tal que resulten orientando según sus conveniencias.
    c. Amenazas, atentados y agresiones destinadas a crear un clima de miedo o desconfianza en nuestros cuadros, y a intimidar a la población en general.
    d. Asesinato de dirigentes peronistas.

    2. El estado de guerra así planteado se dirige en el fondo contra el país, ya que si bien aparenta afectar a nuestro Movimiento, tiende a impedir la constitución y actuación del gobierno que presidirá el general Perón por decisión mayoritaria del pueblo argentino.

    El crimen cometido contra el compañero Rucci, particularmente por el modo y la oportunidad en que fue consumado, indica que se trata de destrozar al Movimiento Nacional Peronista y a sus dirigentes, creando al mismo tiempo una situación de caos social, que haga posible la frustración del gobierno del Pueblo.

    3. Ese estado de guerra que se nos impone, no puede ser eludido, y nos obliga no solamente a asumir nuestra defensa, sino también a atacar el enemigo en todos los frentes y con la mayor decisión. En ello va la vida del Movimiento y sus posibilidades de futuro, además de que en ello va la vida de sus dirigentes.


    II. Directivas

    1. Movilización: El Movimiento Nacional Justicialista entra en estado de movilización de todos sus elementos humanos y materiales para afrontar esta guerra. Quien rehúya su colaboración para esta lucha, queda separado del Movimiento.

    2. Reafirmación doctrinaria: Debe realizarse una intensa campaña para difundir y reafirmar los principios doctrinarios del Movimiento, esclareciendo sus diferencias fundamentalmente con el marxismo. En esta campaña no se admitirá intromisión alguna de elementos promarxistas, con pretexto de polémica u otro similar, y se les excluirá de toda reunión y del acceso a todos los medios de difusión del Movimiento.

    3. Información: Se debe hacer saber a los dirigentes de todos los niveles y a la masa peronista la posición que toma el Movimiento en relación a los grupos marxistas, explicando las circunstancias determinantes y llevando a su convicción la necesidad de participar en forma activa en la lucha contra nuestros enemigos.

    4. Definiciones: Los grupos o sectores que en cada lugar actúan invocando adhesión al peronismo y al general Perón, deberán definirse públicamente en esta situación de guerra contra los grupos marxistas y deberán participar activamente en las acciones que se planifiquen para llevar adelante esta lucha. Asimismo, deberán acatar estas directivas.

    5. Unidad: Para esta lucha es fundamental consolidar la unidad del Movimiento. Para ello:

    a. Las orientaciones y directivas que emanen del general Perón en el orden partidario o en función de gobierno, serán acatadas, difundidas y sostenidas sin vacilaciones ni discusiones de ninguna clase, y ello como auténtica expresión de la verticalidad que aceptamos los peronistas.
    b. Nadie podrá plantear cuestiones personales, o disensiones de grupos o sectores, que afecten o entorpezcan la lucha contra el marxismo.
    c. En cada rama del Movimiento se actuará con estricta disciplina, para cumplir los programas o planes de acción que se elaboren por las direcciones superiores correspondientes.
    d. No se admitirá comentario, estribillo, publicación o cualquier otro medio de difusión que afecte a cualquiera de nuestros dirigentes. Quien lo utilice o quien los reproduzca o tolere, será considerado enemigo del Movimiento y quedará expulsado del mismo. La defensa de todos comienza en la defensa de cada uno.
    e. No se admitirá que ningún grupo utilice expresiones destinadas a menoscabar a otros gru-pos peronistas, o a exaltar el propio grupo en desmedro de los demás.
    f. Las cuestiones que se susciten en el orden partidario se plantearán por vía reservada a la autoridad superior del Movimiento que corresponda en cada rama. Ninguna cuestión interna se considerará más importante que la lucha emprendida ahora.
    g. Las objeciones a actos de gobierno producidas por los peronistas que ejercen funciones públicas se harán también por vía reservada, al funcionario peronista de mayor jerarquía que corresponda, con comunicación a la autoridad superior del Movimiento en cada rama.
    h. Debe excluirse de los locales partidarios a todos aquellos que se manifiesten de cualquier modo vinculados al marxismo, a sus posiciones políticas o a sus actos.
    i. En las manifestaciones o actos públicos los peronistas impedirán por todos los medios que las fracciones vinculadas al marxismo tomen participación.
    j. Se prestará apoyo solidario a todo compañero o grupo que pueda ser afectado a raíz de actos de lucha cumplidos en razón de esta campaña que se inicia.

    6. Inteligencia: En todos los distritos se organizará un sistema de inteligencia, al servicio de esta lucha, el que estará vinculado con el organismo central que se creará.

    7. Propaganda: Se impedirá toda propaganda de los grupos marxistas máxime cuando se pre-senten como si fueran peronistas, para confundir. Se impedirá la difusión por todos los me-dios.

    8. Participación popular: Se esclarecerá ante la población de cada lugar cuál es la posición del Movimiento y las motivaciones y sentido de esta lucha; todo ello para suscitar el apoyo y la participación de todos en la misma.

    9. Medios de lucha: Se utilizará todos los que se consideren eficientes, en cada lugar y oportunidad. La necesidad de los medios que se propongan, será apreciada por los dirigentes de cada distrito.

    10. Acción de gobierno: La actuación de los compañeros peronistas en los gobiernos nacional o provinciales o municipales, sin perjuicio de sus funciones específicas, deben ajustarse a los propósitos y desenvolvimiento de esta lucha, ya que a ellos compete la principal responsabili-dad de resguardar la paz social. En tal sentido:

    a. Deberán impulsar de inmediato el cumplimiento de medidas tendientes a dar vigencia a los principios del justicialismo.
    b. Deberá actuar en permanente comunicación con los sectores populares y velando por la solución de los problemas.
    c. Deberán participar en la lucha iniciada, haciendo actuar todos los elementos de que dispone el Estado para impedir los planes del enemigo y para reprimirlo con todo rigor.
    d. Deberán prestar la mayor colaboración a los organismos del Movimiento movilizados en esta lucha.

    11. Sanciones: La defección de esta lucha, la falta de colaboración para la misma, la participación de cualquier clase en actos favorables al enemigo y aun la tolerancia con ellos, así como la falta de ejecución de estas directivas, se considerará falta gravísima, que dará lugar a la expulsión del Movimiento, con todas sus consecuencias.

    Buenos Aires, 1° de octubre de 1973

    FUENTE EL ORTIBA.ORG

    GB

    DEMOCRACIA

    CFK: "La oposición no nos puede pedir que expresemos sus ideas porque no son las nuestras"




    "Me siento responsable de seguir garantizando esa democracia para los 40 millones de argentinos", expresó la Presidenta sobre el final de su discurso.

    Luego de defender la política de administración cambiaria, la presidenta Cristina Kirchner criticó la figura del cepo cambiario esgrimida por quienes rechazan la política económica del Gobierno y reveló que "desde enero hasta la fecha el país ha girado al exterior casi 80 mil millones de dólares". Además, sostuvo que quienes piensan distinto "tienen que buscar un dirigente que represente sus ideas y se ponga al frente de sus reclamos", afirmó que "a la confrontación, responderemos con gestión" y recomendó a sus funcionarios que ante la violencia, recurran a la Justicia. Tras designar a Martín Sabbatella como presidente del organismo de aplicación de la ley de medios, CFK le advirtió que se enfrentará a "una dura y noble tarea" y que a partir de ese momento se convertiría en "sucio, feo y malo" inclusive para quienes hasta ahora lo elogiaban.

    En el comienzo de su discurso, Cristina anunció un crecimiento de la balanza comercial y exhortó a articular políticas entre los países desarrollados y los emergentes para "seguir sosteniendo la rueda de la economía global". "Al mes de agosto, llevamos 10 mil 31 millones de superávit de balanza comercial, lo que significa un 38 por ciento más de lo que llevábamos el año pasado a esta misma altura", informó.

    En ese marco, aseguró que antes de las medidas de administración del tipo de cambio dispuestas por el gobierno nacional había en el país "una suerte de jauja y timba cambiaria". "En ningún país del mundo alguien puede comprar dos millones de dólares sin decir para qué es", indicó CFK y afirmó que en Argentina regía "una suerte de jauja cambiaria" y de "timba" para que ésto no suceda".

    "Desde agosto del año pasado, en que se realizaron las internas por primera vez en el país, hasta el 23 de octubre, en que resulté electa con el 54 por ciento de los votos, se llevaron 4 mil 700 millones de dólares por efecto de la timba cambiaria y especulación financiera", dijo Cristina y agregó: "Esa timba especulativa que se dio con motivo de las elecciones, intentó presionar a esta Presidenta a una devaluación. Hicieron correr en el mercado el rumor de que luego de las elecciones iba a haber una gran devaluación".

    Por otra parte, cuestionó la "virulencia, la agresión y la violencia" de algunos sectores opositores al gobierno y los llamó a "buscar a algún dirigente que se ponga al frente de sus reclamos, para hacer una sociedad más democrática". "Que no se enojen con nosotros porque no expresamos sus ideas", sostuvo la mandataria, quien afirmó que el gobierno nacional responderá "con gestión a la confrontación, la agresión y los actos de violencia".

    Al dirigirse al nuevo titular de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual, Martín Sabbatella, Cristina le advirtió que se enfrentará a "una dura y noble tarea. La de democratización de los medios y terminar la labor de la ley de servicios audiovisuales que el próximo 10 de octubre cumplirá 3 años de sancionada". "Desde ahora te convertiste en feo, sucio y malo, y van a tergiversar tus dichos, te van a descontextualizar frases como a mí", agregó.

    Además, la mandataria aseguró que los tiempos que vienen en el contexto de la crisis financiera global "van a exigir una férrea defensa de los intereses nacionales". "Pobres los países que tengan gobernantes que no antepongan los intereses de sus ciudadanos y quieran quedar bien con los de afuera antes de con los de adentro", afirmó.

    Allí, convocó a "todos los argentinos" a "la unidad nacional" por entender que se trata del "instrumento básico para poder seguir creciendo y poder hacerlo en paz", y subrayó la importancia de "defender con claridad y firmeza" las ideas, "sin violencia, ni agravios ni descalificaciones".

    Por último, sostuvo que la Argentina cuenta actualmente con la "democracia más plena de la que se ha gozado desde décadas y décadas en toda nuestra historia".

    "Somos un país diverso, plural, donde hay debate, hay política, pero por sobre todo hay la democracia más plena de la que se ha gozado desde décadas y décadas en toda nuestra historia", aseveró para finalizar: "Me siento responsable de seguir garantizando esa democracia para los 40 millones de argentinos".

    GB